Una vez más la acogida de los egresados eafitenses en el medio laboral evidencia resultados positivos. En esta ocasión, las buenas noticias se desprenden del Observatorio Laboral para la Educación (OLE) que revela que los salarios de los graduados de la Universidad, tanto de pregrado como de posgrado, siguen entre los cinco primeros puestos en Colombia.
En los análisis que realizó la Dirección de Planeación de EAFIT, a partir de la información que publicó el OLE correspondiente a los graduados entre 2001 y 2009 que se vincularon en 2010, se muestra que en el ciclo de pregrado mantuvo el cuarto lugar entre los planteles con Acreditación Institucional, con un promedio de 2.578.764 pesos.
En los diferentes niveles de posgrado el balance también es satisfactorio. Los egresados de especialización, por ejemplo, ocupan el cuarto puesto con un salario promedio de 4.031.079 pesos; y los de maestrías subieron al tercer lugar con una remuneración de 4.791.863 pesos.
Además, la Institución registró, por primera vez, un graduado de doctorado que está en primer lugar en el promedio de salarios nacionales, según el Ingreso Base de Cotización.
Una muestra de confianza y pertinencia
Juan Luis Mejía Arango, rector de la Universidad EAFIT, afirma que estar en los cinco primeros puestos de un universo de casi 300 instituciones en Colombia significa, primero, una muestra de confianza de los empleadores en los egresados. Y, en segundo lugar, confirma que la formación que da la Institución es pertinente.
En la apreciación coincide Alberto Jaramillo Jaramillo, director de Planeación de EAFIT, al señalar que la filosofía del Observatorio Laboral para la Educación es medir la pertinencia de la formación que brindan las universidades.
Para el Rector, tres hechos contribuyen a los buenos resultados: los idiomas, las prácticas y la reputación de la Universidad.
“El egresado de EAFIT sale con una ventaja competitiva gracias a nuestra exigencia en idiomas. Además, indudablemente un empleador prefiere a alguien que ya haya tenido una mínima experiencia laboral. Y, finalmente, hay una correlación de la reputación de la universidad con los egresados y otras organizaciones han hechos estudios que también nos ubican en los mejores puestos en el país”.
Mejía Arango argumenta que la importancia de estos resultados radica en que en Estados Unidos, por ejemplo, la decisión que los jóvenes toman sobre la institución en la que realizarán estudios de educación superior se ve influenciada por este tipo de
ranking.
El Rector destaca dos hechos finales. Por un lado, que en los mejores salarios de los egresados de los niveles de pregrado y especialización también aparece la Escuela de Ingeniería de Antioquia, lo que indica que en Medellín hay una buena educación; y que se están graduando profesionales que pueden competir con los de otras ciudades como Bogotá, que históricamente han tenido ingresos más altos.
Por otro lado, subraya que son aquellas instituciones acreditadas en calidad las que mejores cifras han mostrado.
Más acceso al mercado laboral
Juan Fernando Velásquez Ospina, egresado eafitense del pregrado en Música, en 2005, y de la maestría en Música, en 2008, dice que el paso por la Universidad le ha permitido un acceso al mercado laboral y que por la calidad de la formación ese acceso ha sido ágil.
Al respecto, el Ministerio de Educación demuestra con datos de la encuesta de seguimiento a los profesionales que la cantidad de personas que se vinculan al sector formal en los seis meses posteriores al grado supera el 84 por ciento.
Para el músico, el promedio de salarios para el nivel de maestría sí se ajusta a la realidad pero, más allá de los ingresos, la formación en EAFIT le ha posibilitado aplicar a becas para estudios y a proyectos de investigación.
Así, como manifiesta el Rector, pertenecer al sistema de educación superior es pertenecer al mercado laboral. Y ahí las cifras del Ministerio muestran un promedio de ingresos que apenas llega a 394.515 pesos para los bachilleres, mientras que para quienes hacen estudios técnicos se acerca al millón de pesos.
En conclusión, como indicó María Fernanda Campo Saavedra, ministra de Educación Nacional, “estudiar sí paga”.