Desde que inició sus estudios en EAFIT, en 2004, Rodrigo Gómez Gálvis participó en varios grupos y proyectos de investigación. Mientras asistía a sus clases del pregrado en Ingeniería Física, pensaba en iniciativas que le permitieran aplicar la ciencia.
Rodrigo fue el primer ingeniero físico que recibió ese título en la Universidad, y además su trabajo de grado obtuvo mención de honor.
Durante toda su carrera tuvo presente que no le interesaba la ciencia para la ciencia, sino para materializarla. Por eso, cuando llegó a la Institución, ya había realizado estudios en física, pero había decidido retirarse porque, precisamente, no encontraba la forma de utilizar esos conocimientos en la vida cotidiana o como modelo de negocio.
No se limitó, entonces, solo a buscar el conocimiento. Con la unión de esfuerzos de un semillero y un grupo de investigación logró el desarrollo de un tablero digital interactivo, un aplicativo de apoyo a la academia que sirvió de punto de partida para constituir una compañía de base científica y tecnológica.
En la actualidad su empresa, Tezio, tiene tres líneas de negocio: desarrollo de hardware y equipo relacionado con tecnologías de la información y la comunicación para la interacción natural; producciones digitales 2.5D y 3D en cortometrajes, proyecciones, entre otros; y media interactiva, en la que incluye aplicaciones e, incluso, videojuegos.
Acerca de Tezio
Con la idea de mostrar contenidos de forma más tecnológica, la Dirección de Investigación y Docencia; y el Centro para la Innovación, Consultoría y Empresarismo (Cice) de EAFIT apoyaron esta iniciativa que tomaba los conocimientos de la física y los enfocaba en desarrollos de interacción humano-computador.
Pero en Tezio no se conformaron con utilizar un toque en una pantalla para sus productos. La meta es desarrollar contenidos para tecnologías multitáctiles y simultáneas. Es decir, que las personas usen los 10 dedos de sus manos para agilizar las actividades con la máquina.
“Estamos acostumbrados a hacer una sola cosa a la vez con un mouse, pero con esta tecnología puedes hacer cosas simultáneamente, lo que es natural para el cerebro humano”, explica el egresado.
Y ese es su objetivo científico, el desarrollo y refinamiento de modelos, parámetros y métricas para quien quiera producir contenido para estas tecnologías.
Su pregrado, un andamiaje
Según Rodrigo, algunas de sus ideas se han gestado gracias a la forma en la que se plantea el pregrado. “Muchas materias consisten en desarrollar proyectos y eso da el andamiaje para poder hacer cosas”.
El apoyo al empresario es otro elemento que resalta. “La vocación empresarial de la Universidad es muy positiva. Si no fuera de esa manera, este tipo de iniciativas, tecnologías y modelos, no serían posibles”.
Y es que a esas ideas salidas de lo convencional, dice el ingeniero, es difícil encontrarles apoyo, sobre todo porque trabajan en áreas de consumo que apenas se están explorando y existen pocos referentes mundiales. Además, su modelo de negocio apunta a una industria grande: el entretenimiento.
En ese ámbito, sus productos deben cambiar y actualizarse de manera constante, debido al crecimiento acelerado de ese mercado en la parte digital. Por eso, su negocio demanda gran cantidad de tiempo dedicado a la investigación y la experimentación.
Ahora, Rodrigo se dedica a montar nuevas propuestas y desarrollar productos durante las noches, esas mismas en las que, como estudiante, pasaba en la Universidad haciendo algún experimento que requiriera silencio, tranquilidad y oscuridad.