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Universidad EAFIT
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Inclusión y diversidad

Líne​a de trabajo


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U​​n mapa con decenas de colores 


Investigamos y acompañamos conversaciones y acciones sobre desigualdad desde diversos lentes, como el género, la pertenencia étnico - racial, la discapacidad o la migración. Diseñamos estrategias de inclusión.    

Miramos el mundo y el mundo nos mira desde su multiplicidad de perspectivas. Reconocemos en esa mirada múltiple la mayor riqueza de lo humano y sabemos que si conseguimos conectar todas las miradas, todos los talentos, todas las voces, encontraremos respuestas que jamás habríamos pensado solas. 

La construcción del futuro es necesariamente diversa, pues parte de proponer un mundo donde todas las experiencias de vida tengan cabida. Hemos aprendido a actuar teniendo eso en cuenta, tanto desde el diseño y la aplicación de políticas públicas diversas, como desde la formulación de proyectos que parten de la inclusión social. Sabemos que el mañana será construcción colectiva, y para lograrlo debemos procurar que se establezcan los mínimos comunes desde los cuales podamos aportar. 

  • Encabezamos conversaciones, evaluamos y diseñamos proyectos sobre bienes públicos y necesidades básicas  
  • Investigamos y actuamos sobre pobreza, desigualdad y protección social 
  • Diseñamos estrategias de inclusión productiva y financiera 
  • Acompañamos conversaciones y acciones en temas de género y diversidad  
  • Proponemos estrategias de integración alrededor de la migración 

Imagine un mapa. Digamos que el mapa de Colombia. Trace mentalmente la silueta, la línea gruesa, sostenida, que dibuja el borde acerado donde resuena el eco del Pacífico y la afilada V invertida que hunde su misterio en la selva amazónica. Una vez hecho el contorno marque las divisiones: con un trazo más delgado separe los departamentos y, con otro aún más tenue, haga en ellos los municipios. Es un mapa imaginario, no se preocupe si la reserva de la memoria no conserva el número exacto. De hecho, nadie podría imaginar a la perfección la forma de las divisiones, nadie podría guardar con exactitud la delicada geometría que señala donde acaba uno y empieza el otro. Así que sólo imagine el mapa, con sus divisiones imaginarias, con sus partes imaginarias. Un mapa a líneas, sin relleno todavía, como los dibujos de libros para colorear. 

Ahora prepare la imaginación para llenar los espacios. Elija un color, el primero entre muchos, y siguiendo lo que intuye, sabe y supone, llene con ese color aquellos territorios que considera tienen condiciones óptimas para la vida. Condiciones óptimas: que sus habitantes tengan acceso a los servicios básicos, que tengan trabajos dignos y estables, que niños y niñas puedan entrar y permanecer en el colegio, que existan en los gobiernos locales programas y propuestas diferenciales para atender las necesidades específicas de su población diversa… Una pista: sólo una porción pequeña, pequeñísima del mapa, deberá quedar de este color. El desafío es extenderlo. 

Puede empezar a poner otros colores. Puede usar un segundo color para aquellos territorios donde no son las condiciones óptimas, pero casi, sólo falta un detalle, con un poco de esfuerzo puede cambiarse el tono del relleno. Luego un tercer color, y luego un cuarto, y así hasta seis y hasta diez, y hasta llegar al extremo opuesto del color inicial: entonces pinte con ese último color los espacios restantes. Los territorios donde sabe que las condiciones de vida son arduas. Donde el acceso a los servicios básicos es un laberinto, donde la educación, la salud y la vivienda son precarios, donde sabe, o supone, o intuye que el oficio de vivir requiere mayor esfuerzo. 

Este mapa imaginario, que imagina y colorea, es más o menos el país que habitamos. Más o menos, porque tiene el sesgo de su percepción y de sus conocimientos, y porque puede que haya algunas correspondencias con la realidad, así como algunas diferencias: pero casi podemos afirmar con total seguridad que nadie mantuvo el mismo tono en el mapa entero, de que cualquiera supo o intuyó o supuso que las condiciones de vida son distintas y en ocasiones distantes a lo largo de nuestra geografía. En el Centro de Valor Público no tenemos que imaginarlo: hemos visto este mapa, hemos participado en su elaboración, hemos investigado junto a otras universidades y otros aliados para dar con un mapa así, con colores que indican las necesidades y los desafíos en cada territorio. Un mapa que no es sólo un retrato sino una hoja de ruta, un derrotero, una agenda. Un mapa que nos ayuda a ubicarnos no sólo en el espacio, sino en el tiempo: en las necesidades del ahora que marcarán, según las atendamos o no, las realidades del futuro. 

Además de este mapa, que nos habla de la calidad de vida en el país, podríamos trazar otro, donde la instrucción cartográfica funcionara como con una nube de pixeles. Así podríamos llenar de punticos de colores, que representaran quienes somos, quienes habitamos a lo ancho y lo vasto del territorio. Cada persona, cada individuo, es en sí misma una sumatoria de variables que entregarían cada una un punto de color diferente: edad, identidad de género, sexo, etnia, si nació o no en Colombia, si tiene capacidades diferentes, si ha sido víctima del conflicto armado, si… Un mapa de luces de colores distintos, brillando en su diversidad de tonos, parpadeando multicolor con una riqueza entrelazada como la que tienen esas imágenes fractales que sólo revelan la imagen que esconden una vez se les mira sin parpadear durante minuto y medio. 

Si toma ambos mapas imaginarios; si los pone uno sobre el otro y permite que al primero, con sus colores llenando territorios, se le sume el segundo, con sus lucecitas multicolores que habitan esos territorios; si observa con cuidado ese tercer mapa resultante podrá ver lo que nos interesa trabajar en el Centro de Valor Público desde la línea de Inclusión y diversidad. Porque no es lo mismo ser mujer en uno de los territorios pintados con el color óptimo a serlo en algún otro; porque ser joven en los colores intermedios es diferente a serlo en los difíciles; porque ser migrante hace que el color que se habita se vea distinto. 

Desde comprensiones de ese tipo nos interesa conversar, investigar y actuar para que la calidad de vida de cualquiera pueda desenvolverse para alcanzar el color de óptimo partiendo de la certeza de que en la diversidad absoluta que somos está la mayor riqueza potencial del país: porque es desde esa diversidad que pueden darse las conversaciones que transformen, porque es desde esa diversidad que podemos actuar con la certeza de estar creando y fortaleciendo lazos sociales que se traduzcan en desarrollo para el país partiendo de la vida cotidiana de las personas. Un objetivo que, tenemos la seguridad, compartimos, y por el que queremos trabajar. 

 

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