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Noticias / Actualidad

¿Conectado o desconectado? 

 

Falta de seguridad en sí mismo, dependencia, incapacidad para relacionarse con otros, ansiedad y estrés son algunas de las características de alguien adicto a los dispositivos móviles.

• Estudios de universidades de Estados Unidos y México revelan que el uso de dispositivos móviles inteligentes produce una cierta adicción.​

• Como “una extensión de su cuerpo” definen ahora los jóvenes encuestados a sus smartphones. ¿Estarán en peligro las relaciones interpersonales?

Cada vez son más comunes los dispositivos tipo Blackberry, iPhone y Android en la sociedad. La disminución en el valor de estos aparatos y la simplificación de la tecnología han conducido a su masificación y ahora, desde niños hasta adultos mayores, disfrutan de las ventajas del “estar conectado de forma permanente”.

Sin embargo, desde hace varios años la comunidad científica mundial ha notado cambios en los patrones de comportamiento de quienes son cercanos a la tecnología y hasta se habla de adicciones.

Según un estudio de la Universidad de Maryland (Estados Unidos), publicado por la revista Semana, en abril de 2011, los dispositivos electrónicos, en especial los teléfonos móviles, eran definidos por los estudiantes entrevistados como extensiones de sí mismos.

Este trabajo investigativo, que convocó a mil estudiantes universitarios de Líbano, Reino Unido, China, Estados Unidos, Uganda, Argentina, Chile, México y Eslovaquia, concluye que las personas mostraron síntomas de ansiedad y depresión cuando se vieron privados durante 24 horas de sus dispositivos electrónicos.

¿La sociedad se encuentra, entonces, ante una nueva adicción?, ¿estará en peligro la conversación cara a cara y todo lo que esto implica para las relaciones humanas? Otra pregunta para hacerse es: ¿qué riesgos físicos y psicológicos aparecerían como consecuencia de esta nueva forma de comunicación?

Adicción o necesidad social

Como lo define Paola Andrea Escobar Echeverri, psicóloga de la Universidad San Buenaventura, una adicción se detecta principalmente cuando se observa ansiedad en el momento de no tener cerca o de no poder hacer aquello frente a lo que se es adicto.

“En cuanto a los dispositivos móviles, se desvirtúa, en ocasiones, aquella función para lo cual fueron creados que es la de tener mayor facilidad en la comunicación. Así, se convierten en objetos casi indispensables que se utilizan para todo: para actividades laborales, académicas y hasta sociales. De esta forma se alteran las relaciones y el contacto humano”, explica.

Esta forma de adicción, como lo detecta la Universidad de Monterrey (México), en un estudio publicado en 2011 por el diario El Universal de este país , puede generar en las personas falta de seguridad en sí mismos, dependencia, incapacidad para relacionarse con otros, ansiedad y estrés.

“Está casi todo el día sonando y en funcionamiento. Genera mucha curiosidad y no siempre lo puedes revisar. Aunque la sensación de ver y saber todo de inmediato es muy tentadora”, declara Mariana Cristina Anaya Quintero, estudiante de Comunicación Social de EAFIT y quien dice utilizar su dispositivo Blackberry durante gran parte del día.

Mariana asegura manejar ahora muy bien su ansiedad, aunque al principio no fue así. Pero, a diferencia de esta eafitense, existen estudiantes no muy amigos de estos dispositivos móviles.

“No uso Blackberry porque me da la idea de lo que su nombre indica: un “grillete”, como el de las prisiones de la década de 1920. Creo que su uso causaría una separación que desintegraría mi círculo social, en relaciones tipo cara a cara, lo cual no estoy dispuesto a considerar”, señala Luis Fernando Vélez Rojas, estudiante de la maestría en Ingeniería de EAFIT.

Este comercial tailandés, publicado en Youtube, está asociado al tema.

Para Luis Fernando, ejemplos sobre las conclusiones científicas del uso desmedido de los dispositivos móviles se pueden ver en las calles. “Cuando vas conduciendo tu auto al final de tu día de trabajo y ves un accidente, notas que hay Blackberries involucrados. Cuando caminas por la calle y alguien cae de repente, o choca contigo, miras que el dispositivo ha acaparado toda la atención de la persona y ahí es donde se observa esa adicción”.

La psicóloga Paola Andrea, por su parte, afirma que todo lo que genere adicción trae sus eventualidades. “Por un lado, hay que contar con los riesgos físicos que van desde traumas musculares en los pulgares, hasta accidentes; y por otro hay peligros de tipo social porque se puede llegar al punto de que la única forma de comunicarse con ciertas personas se reduzca a un mensaje de texto”.