Aparentemente y sin ninguna explicación científica una plaga sobrepasa las fuerzas militares y de seguridad, derrumba las instituciones de poder, y siembra el caos en las grandes ciudades. Infecta a las personas y las convierte en violentos zombis que se alimentan de carne humana, amenazando con acabar con todo vestigio de la civilización.
El oficial de policía del estado de Georgia, Rick Grimes, despierta de un prolongado estado de coma solo para encontrar que el mundo, tal y como él lo conocía, ya no existe. De esta manera, y junto con su familia y un grupo de sobrevivientes, inicia un recorrido por las carreteras de los Estados Unidos, buscando un refugio a la epidemia y enfrentándose a las hordas de infectados.
La historia de Rick y sus compañeros hace parte de The Walking Dead (o los muertos caminantes, por su traducción literal al español), una serie de televisión estadounidense, que se estrenó a finales de 2010 por la cadena AMC, y que en su cuarta temporada ya se ha convertido en un elemento de culto en todo el mundo.
Juan Pablo Osorio Restrepo es uno de los más de 14.000.000 de televidentes de este show. Según el estudiante de Ingeniería de Sistemas de EAFIT, el atractivo de la serie, además de la temática, es la facilidad para verla a través de diferentes formatos.
“Ya no hay excusas para no seguir una serie, pues los medios digitales han facilitado eso, toda la trama se encuentra en Internet y se puede complementar a través de comics, con el objetivo de entenderla mejor”, expresa el estudiante.
El merchandising de los muertos vivientes ha crecido de igual manera. Más de 155 productos entre camisetas, pantuflas, figuras de acción, llaveros, afiches y hasta un libro de recetas de comida para zombis hacen parte del inventario comercial que nació con este fenómeno.
“Yo tengo varias camisetas y figuras que hacen parte de esa pasión que despierta la serie en mucha gente. A mí me atrapó desde el primer momento y espero, con muchas ganas, que llegue la quinta temporada. La intriga y el misterio que van soltando poco a poco, con cada episodio, me engancha”, concluye el eafitense.
Un caso muy similar es el que vive Camila Gil López, estudiante de Psicología, y quien se define como una ‘simpsonmaníaca’: “La sátira y el humor con que tratan temas políticos, sociales y del mundo del espectáculo me divierte mucho. Ahora en la web es muy fácil seguirla o encontrar cualquiera de los cientos de capítulos de la serie que, además, puedes ver en una tablet o un smartphone. Ver un episodio de Los Simpsons es regresar en el tiempo cuando lo desees. Y la película, los álbumes, los cuadernos o las figuritas son infaltables para una verdadera fan como yo”.
En un sondeo realizado con cerca de 40 de sus estudiantes, Diego Fernando Montoya Bermúdez, docente del Departamento de Humanidades, identificó que, al igual que Juan Pablo y Camila, una gran mayoría prefiere las series en los géneros de comedia, drama y terror. El factor tiempo también juega un papel importante, ya que la duración corta de algunos programas genera una mayor aceptación.
“Hay episodios que duran menos de 30 minutos y cuentan con un formato de autocontenido. Es decir, cada uno de estos tiene un inicio, un nudo y un desenlace, lo que les permite que se vean un capítulo, dos o todos, y en el orden que deseen”, complementa el docente.
Un universo narrativo en expansión
Se trata de un fenómeno mundial que sucede con series como Dexter, American Horror Story, Breaking Bad, o The Big Bang Theory, shows televisivos cada vez más preferidos por las audiencias, incluidos algunos alumnos de la Universidad.
Según Diego Fernando este formato ha obtenido aceptación debido a que les permite a los estudiantes, y al público en general, engancharse en el tiempo, escoger sus horarios de consumo y tener una mayor recordación, gracias a su unidad narrativa.
“Es una televisión a la carta en la que cada usuario puede establecer sus dietas de consumo. Qué ver, cuándo verlo y en qué formato lo deseo. Ya no es necesario que un canal me imponga un horario, sino que puedo ver la serie cuando pueda, quiera o tenga tiempo”, explica el profesor.
El profesor Diego agrega que, en la actualidad, las series han comenzado a incorporar nuevas tecnologías y elementos técnicos del cine que, no solo las hacen más atractivas, sino que permiten una mayor interactividad.
Por ejemplo, en el caso de The Walking Dead la acción se extiende más allá de la pantalla, a diferentes historias, soportes y formatos que integran y expanden todo un universo narrativo.
Este fenómeno, conocido como transmedia, le permite a los fans de la serie de zombis conectar la trama a través de 114 comics, dos novelas, videojuegos, episodios para internet, juegos de mesa, manuales de supervivencia para un eventual ataque de estas criaturas y hasta un talk show con el director y su reparto, entre otros.
Lo mismo sucede con otros programas como Breaking Bad, que ha generado una serie de franquicias en todo el mundo; Dexter, que ofrece a sus televidentes un juego interactivo a través de Youtube; o el proveedor de entretenimiento Netflix, que cuenta con series exclusivas para los usuarios de su servicio de video bajo demanda.