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Noticias / Deportes

23 de mayo de 2012​

Y… ¿qué con el TLC?

 

Colombia y Estados Unidos unieron más sus lazos comerciales luego de la entrada en vigencia del TLC. En la imagen, los presidentes de las respectivas naciones. Tomada de www.presidencia.gov.co. Foto César Carrión.

• Algunos estudiantes creen que este acuerdo puede brindarles oportunidades de estudio en Estados Unidos y de empleo en Colombia, pero el llamado es a estar preparados para ser más competitivos.

• Según el profesor Juan Fernando Henao hay que ponerse en el lugar de los empresarios para entender por qué el país necesitaba este tratado, que sitúa a Colombia en la misma posición de países que ya lo firmaron.

El 14 de mayo entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. Se ha hablado de una mayor oferta de productos al consumidor, de los riesgos para las pymes, de las posibilidades de aumentar las exportaciones… En fin. Pero, entre todo esto, ¿qué se debe saber realmente sobre este acuerdo?

Juan Andrés Osorio Escobar, estudiante de Administración de Negocios, recuerda algunas desventajas del TLC que leyó en una publicación reciente. Sin embargo, piensa que, aunque habrá consecuencias negativas, también se trata de un avance.

Y, para aclarar los mitos de este tratado, Juan Fernando Henao, profesor de la Escuela de Administración, dice que hay que ponerse en los zapatos de los empresarios, que son los afectados de manera directa.

En su explicación retoma el concepto de globalización y aduce que se debe entender como una fuerza imparable que tiene la actividad económica, y que lo primero que implica para los empresarios es la búsqueda de mercados, aquí o en cualquier lugar del mundo.

Según el docente, no se puede insistir en la pregunta de si nos abrimos o no al comercio internacional, esa es una realidad irreversible, y lo que queda es ver de qué manera va a ocurrir esa relación comercial. Para él, el TLC es la respuesta.

Señala que, en primer lugar, se trata de la posibilidad de entrar con más fuerza a un país que representa la cuarta parte de la economía mundial, con sus más de 300 millones de habitantes y afirma que “ahí es donde tenemos que estar”.

Otro argumento que trae el profesor es que el empresario necesita reglas de juego estables y eso es lo que garantiza un TLC. Quien tiene una empresa o piensa en crearla no vive el día a día, sino que necesita hacer proyecciones a largo plazo para hacer inversiones y tomar decisiones.

Hasta ahora, explica, los empresarios se guiaban por la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de la Droga (Atpdea por sus siglas en inglés) que incorporaba algunas preferencias arancelarias que debían ser renovadas periódicamente.
 
Así mismo, destaca que Colombia esté en igualdad de condiciones que otros países como México, Chile y Perú, que ya han firmado Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos.

Con este acuerdo también se aumenta la posibilidad de atraer la inversión extranjera al país y este, a su vez, puede servir como plataforma para otras naciones que quieran enviar su producción a Norteamérica.

“Para que monten empresas acá, generando empleo y valor agregado por medio de ingresos e impuestos”, comenta el profesor y apunta que esto puede ser atractivo para países de Asia, por ejemplo, que reducirían de este modo los costos de logística.

Preparase para competir

En palabras de Juan Fernando Henao, el TLC va a exigir al país a ser más competitivo, a bajar costos, a producir diferentes productos con diversas calidades, a mejorar la infraestructura y a proteger, entre otras cosas, los derechos laborales.

Al respecto, Sara Buitrago Montoya, estudiante de Comunicación Social, piensa que se puede ver favorecida por el aumento de las oportunidades de empleo. Mientras que Sergio Herrera Cañas, de Negocios Internacionales, considera que el TLC pondrá a los egresados, de carreras como la suya, en competencia directa con los profesionales del país norteamericano, quienes, según él, podrían estar mejor preparados.

Por su parte, Juan David Botero González, alumno de Administración de Negocios, cree que el Gobierno de Estados Unidos abrirá muchas posibilidades para realizar intercambios estudiantiles. “También más profesores de allá vendrán a Colombia y eso nos favorecerá”.

Ante estas expectativas, Juan Fernando explica que las universidades van a verse en la necesidad de formar profesionales más competentes para la apertura económica. “Tiene que enseñarse al administrador o al negociador internacional a ser más piloso. Ante la globalización, lo que se debe hacer es prepararse para competir”.

Y agrega: “No podemos seguir metiéndonos en la globalización a punta de pitayas, café y petróleo. Aquí lo importante es enfocarse hacia una producción más sofisticada, y el tratado permite acceder a la tecnología necesaria para lograr este objetivo”.

Ahora, con pocos días, desde la puesta en marcha de la medida, todo parece ir muy bien, hay conciencia sobre los riesgos y las posibilidades de enfrentarse con los grandes del mundo, sin embargo, falta camino por recorrer.

“No hay almuerzo gratis, decimos los economistas”, expresa Juan Fernando para enfatizar en que el TLC tiene sus costos, pero de lo que se trata es que estos sean cada vez menores, al hacer las cosas de la mejor forma.