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10 de noviembre de 2011

Y si dejaran de echarle alcohol a la vía... 

 

De enero a agosto de 2011, 189 muertes se registraron en Medellín a causa de accidentes de tránsito. El alcohol es uno de los principales detonantes. En la imagen la Avenida Regional de Medellín.

• Es común, luego de una noche de fiesta, música y consumo de alcohol, ver cómo motos y carros salen de las discotecas con diferentes direcciones.

• Algunos van embriagados, otros han sabido controlarse. Sin embargo, es asunto de responsabilidad el tomar la mejor decisión.

Una buena decisión, tomada en el momento correcto y bajo las influencias adecuadas, puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. De ponerse más en práctica esta determinación, la culpa, la ira y la irresponsabilidad saldrían despavoridas de la existencia de muchos ciudadanos, a quienes la mezcla entre alcohol y gasolina ha hecho jaque mate en sus vidas.

Pero aquel que está embriagado, por lo general, está convencido de que sus sentidos no son afectados por el alcohol y, de esa forma, no duda en hundir el pie en el acelerador, como dice el salsero Rubén Blades.

Situaciones como esta se ven a diario en las calles, por lo que sucesos de este tipo marcan la vida de miles de familias colombianas. Así, según el Instituto de Medicina Legal de Colombia, de enero de 2011 a agosto del mismo año, 3.275 personas han fallecido en accidentes de tránsito en el país, siendo esta la segunda causa de muerte violenta. De estos decesos, 189 ocurrieron en Medellín.

Entonces ¿qué hace que el problema sea tan común?, ¿serán las penas impuestas por la Ley suficientes para controlar a los conductores en estado de embriaguez?

“La gente es inconsciente. Dicen que eso no les va a pasar, que tienen muy buenos reflejos, pero siempre ven los toros detrás de la barrera. Solo cuando les sucede, si quedan contando el cuento, es cuando se preocupan por acatar las normas. Hay una conducta rebelde”, declara Isabella Morales Ríos, estudiante de Administración de Negocios de la Universidad.

Sin embargo, para Eugenia Flórez Zapata, psicóloga del Departamento de Desarrollo Estudiantil, la pregunta inicial para cualquier campaña en contra de este flagelo debería partir de las razones que motivan el consumo de alcohol.

“Hay muchos factores que favorecen el consumo, como la oferta que existe de rumbas o la falta de acompañamiento familiar en los jóvenes, pero es más importante saber el por qué toman, ya que eso implica conocer también cómo se le puede poner un límite al problema”, explica.

 

Nuevas leyes, ¿nuevas soluciones?

En octubre de 2011, Germán Cardona Gutiérrez, ministro de Transporte de Colombia, instó al Congreso a darle un rápido trámite al proyecto de Ley que pretende acabar con los beneficios de casa por cárcel y excarcelación para los conductores que sean sorprendidos en estado de embriaguez, y hayan sido protagonistas de un accidente que involucre una muerte.

“No es una solución, pero es un recurso que hay que adoptar, porque las personas no pueden seguir pasando impunes. Y es que desde la legislación misma no se puede seguir permitiendo que las personas cometan un número indeterminado de trasgresiones y que nada pase”, asegura la psicóloga.

Pero, por encima de las leyes, la sociedad se enfrenta a un dilema más grande y algo más difícil de superar. “Es una paradoja que mientras se empuja al consumo, a su vez se quiera prevenirlo, lo que es algo bien difícil de resolver por el doble mensaje. Esto es lo que enfrenta cualquier campaña de prevención: los sujetos son más bombardeados con el consumo que con sus consecuencias”, recalca Eugenia.

Para la profesional, las campañas de prevención no solo deben apuntar hacia la información, porque no se está hablando de falta de esta. “A pesar de que son más los mensajes que publicitan el consumo, los conductores sí saben de las consecuencias de ir al volante embriagados”, indica.

Por eso, los mensajes deben orientarse a favorecer una actitud diferente hacia el alcohol y la responsabilidad vial. Así, deben constituirse como campañas de carácter educativo, pero según la misma psicóloga, hay cosas que no se pueden prevenir debido a que cada individuo podría consumir por una causa diferente.
 
“Esta conducta es común en el ser humano, pero aquí en Colombia se ve con mayor frecuencia que en otras partes. En países un poco más desarrollados, hay mayor cumplimiento de la norma. Y este cumplimiento asegura, en muchas ocasiones, la vida”, concluye Isabella.​​