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Noticias / Actualidad

Se habla en código 

Por medio de teléfonos inteligentes, como por ejemplo los Black Berry, se puede captar lo que aparece en un código bidimensional.

• Códigos bidimensionales (QR codes), a los que se accede con teléfonos inteligentes, ya hacen parte del día a día de algunas personas.

• El país pionero de esta iniciativa fue Japón, donde incluso existen tumbas con estos códigos.

Cuando Felipe Restrepo Pérez, estudiante de Administración de Negocios, quiera hacer llegar su hoja de vida a un empleador ya no tendrá que limitarse a enviarla en formato físico o digital.

En la tarjeta de presentación del actual director del grupo estudiantil Club de Mercadeo se pueden leer claramente su nombre, su cargo y sus datos de contacto. Pero, en el reverso, una pequeña figura en forma de jeroglífico se convierte en otra referencia importante.

Esa imagen, conformada por pequeños cuadros y líneas negras con espacios vacíos en el interior, es el enlace directo a su hoja de vida en la red social para profesionales Linkedin.

¿Pero, cómo logra este estudiante de tercer semestre pasar del papel a un entorno virtual de manera tan rápida?

Es sencillo. Felipe acerca su iPhone a la figura estampada en el reverso de su tarjeta y, con la ayuda de una aplicación llamada Scanlife, accede de inmediato a su página.

Lo mismo que hace él con su hoja de vida ocurre hoy en día con diversas empresas, instituciones, marcas y productos.

Y es que la técnica convencional de dar click e ingresar a una página web para acceder a determinada información está siendo sustituida, de manera paulatina, por una especie de códigos de barras que pueden ser leídos desde cualquier dispositivo móvil.

Hasta en las tumbas

En la actualidad existen diferentes clases de códigos, pero los más usados son los QR codes, (por sus siglas en inglés Quick Response Barcode) que, de a poco, se convierten en parte de la cotidianidad del mercadeo digital y de los consumidores.

La responsable de esta iniciativa fue la compañía japonesa Denso-Wave, que en 1994 lanzó al mercado el primer código bidimensional para inventariar los repuestos en el área de la fabricación de vehículos.

“Su uso se ha expandido hoy a todo el sector industrial”, explica Felipe Restrepo, frecuente usuario de este tipo de dispositivos, quien agrega que en Japón son bastante populares e incluso existen tumbas con QR codes. “La gente los escanea con su teléfono y puede acceder a la información de la persona que está sepultada allí”.

Este caso, aunque extremo, ilustra el avance que han tenido los códigos en los últimos años en el mundo.

En Colombia, y específicamente en Medellín, los códigos de barra bidimensionales son escasos, sin embargo algunas empresas incursionan en el mundo de los QR codes, de los EZ codes, de los Data Matrix, y de otros mecanismos similares.

En la versión impresa del periódico El Colombiano, por ejemplo, algunos artículos ya vienen con su propio código al lado, para que el lector pueda ampliar la información u observar un video relacionado con el tema.

Un código para cada uno

Cualquier persona puede crear su propio código. En internet existen diferentes páginas donde los usuarios se registran, personalizan su QR code y lo enlazan a la página que deseen, a sus blogs, a sus cuentas de Facebook o Twitter, o a sus productos.

Pero no se trata únicamente de códigos. Como entusiasta del tema, Felipe descubrió que algunos logos y marcas de renombre vienen ya con este tipo de tecnología incorporada para que las  personas puedan escanear la imagen y ver más información en las pantallas de sus celulares.

Por su parte, EAFIT decidió aplicar por primera vez esta tendencia en la campaña de elecciones para representantes estudiantiles y profesorales.

Así, en 2011, no será necesario que un estudiante vaya a un computador para conocer sobre el tema. Con escanear el código que aparece en los afiches bastará para llevarlo directamente al sitio web.

Las compras en internet también se han visto revolucionadas con esta innovación tecnológica.

Desde una blackberry se puede capturar el QR code de una valla publicitaria, mirar las opciones de compra, luego ingresar a la página de un banco, realizar el pago y días más tarde recibir el producto en la puerta de su casa.

En ese sentido, las posibilidades que tienen los códigos bidimensionales como herramientas informativas, educativas o de mercadeo son amplias y poco exploradas.

Incluso algunos artistas han llevado esta propuesta a los muros de las principales ciudades. Y claro, en EAFIT ya empieza hacer parte de la cotidianidad de los estudiantes.

 El QR Code del Canal de Estudiantes Para acceder al Canal de Estudiantes ya no es necesario escribir una dirección electrónica. Con escanear el QR Code desde un teléfono celular o una tablet, se abre la opción de cargar el sitio. 

A continuación hay enlaces en los que se pueden descargar, de manera gratuita,  aplicaciones de lectura para este tipo de códigos en diferentes dispositivos y sistemas operativos móviles: