• Alejandra Vivas, Nirvana Delgado y Luisa Jiménez, estudiantes de Ingeniería de Procesos de EAFIT, elaboraron una pintura fluorescente que resiste exteriores.

• El producto, que desarrollaron en una de sus materias, ya tiene el interés de la industria y puede ser utilizado para resaltar avisos y señales de tránsito.

Diversas propuestas surgieron en la clase de diseño de productos químicos y biotecnológicos del pregrado en Ingeniería de Procesos. El reto era realizar un proceso en el que se modificaran productos ya existentes o se diera origen a nuevas ideas.

Con lo aprendido, los alumnos de este curso de sexto semestre debían llevar la teoría a la práctica y aplicar sus conocimientos a resultados tangibles. Para Nirvana Delgado Otálvaro, Luisa Fernanda Jiménez Cañas y Alejandra Vivas Idárraga el asunto, aunque en principio no fue tan sencillo, con el paso del tiempo no resultó tan complejo, incluso fue emocionante.

Y así fue. Una idea surgió. Las tres eafitenses se dieron a la tarea de crear un pigmento fluorescente que resistiera los espacios abiertos y que no se deteriora ante la intemperie.

Así es como nace Light Print, el nombre que le han dado a una pintura de colores luminosos y perlados que posee una base adecuada que la hace resistente al paso del sol y del agua. Un proceso que les costó, a estas futuras ingenieras, cerca de cuatro meses en su desarrollo.
 
“Cuando estábamos planteando la idea decidimos crear algo nuevo y no hacerle una modificación a un producto que ya existiera. Por eso, se nos ocurrió crear una pintura de estas características y otra perlada que no fueran vinilo. Fue difícil, pero lo logramos”, asegura Nirvana.

Las mezclas que lograron las alumnas pueden ser utilizadas para fabricar señales de tránsito, para publicidad o para espacios cerrados donde la luminosidad es escasa y donde sea necesario pintar sobre metal o tener acabados más duraderos.

“Nuestra visión inicial era llevar la pintura fluorescente a las carreteras, pero con la base en vinilo era imposible. Por lo general los pigmentos de esta clase que se consiguen en el mercado son solubles en agua”, comenta Nirvana.

Así, el reto era cada vez más interesante, pues, luego de haber logrado lo primero, el siguiente paso sería investigar sobre un posible pigmento que les sirviera a sus propósitos. Esto les llevó una buena parte del primer semestre de 2011.

Y por fin lo encontraron. Cuatro semanas de pruebas de solubilidad le dieron paso a los ingredientes. “Jugamos con las mezclan entre solventes y pigmento para ver cuál funcionaba mejor, hasta que logramos una base que respondiera a nuestros objetivos”, cuenta Luisa Fernanda.

Fue aquí, en este punto, donde surgió una nueva idea: la pintura perlada, una innovación más que le sumaban a su creación.

Por último, llegaron las pruebas con la pintura fluorescente. “La aplicamos en diferentes superficies, como vidrio, madera, cemento y aluminio, y la dejamos a la intemperie. Durante seis días estuvimos observando y encontramos que la pintura resistía al agua, sobre todo en madera y en cemento”, explica Nirvana.

Ella afirma que su pintura tiene buena densidad, alta estabilidad y buena resistencia, a lo que Luisa Fernanda complementa: “Tiene muy buena adherencia y puede ser aplicada en diferentes superficies”.

Al mercado

Este proyecto de clase, que parecía solo un asunto de experimentación, logró convertirse en una idea que puede ser llevada al mercado. De hecho, para Andrés David Martínez Tangarife, uno de los docentes de la Universidad que asesoró el proyecto, la iniciativa tiene un alto potencial.

“Al principio me decían que no tenían ni idea de pinturas. Entonces les dije que solo pensaran en su objetivo. Y de esta forma empezaron con pinturas básicas, blancas, con un trabajo muy fuerte de laboratorio. Al final llegaron a su meta, pero de una manera muy creativa. Si hubieran seguido fielmente la literatura no hubieran llegado”, dice el profesor del pregrado en Ingeniería de Procesos.

El docente también les ayudó a las estudiantes a entablar un contacto con una empresa dedicada a la fabricación de estoperoles, la que mostró interés en el desarrollo.

“El empresario no encontraba posible dispersar esta clase de colorantes en pinturas base aceite, pero cuando vieron el desarrollo de las estudiantes lo creyeron”.

Más apoyos se sumaron a esta iniciativa. El proyecto tuvo la asesoría del pregrado en Ingeniería de Diseño de Producto que, con la ayuda del profesor Luis Fernando Sierra Zuluaga y de algunos estudiantes, lograron diseñar un envase especial que facilitara la aplicación de la pintura y el prototipo de un dispositivo para aplicar la pintura a presión.

Ahora, con nuevos retos más exigentes, las eafitenses creen más que nunca que la dedicación y el conocimiento son los mejores aliados.