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6 de junio de 2012
No les toquen las tres T, de resto, puede hablarse de todo
El estudiante de Negocios Internacionales se interesó en el tema de las restricciones sobre la libertad de expresión en China para su proyecto de investigación.
• Libertad de expresión en China, proyecto del egresado Juan Camilo Miranda, clasificó al Encuentro Nacional de Semilleros de Investigación.
• El negociador internacional trabaja ahora en convertir su iniciativa académica en un artículo de investigación para una revista estadounidense.
China, el país más poblado del mundo, cuenta con cerca de 1.340 millones de habitantes, así que no es una sorpresa que tenga el mayor número de usuarios de internet: 420 millones, según un estudio de 2010.
Pero lo que interesó a Juan Camilo Miranda Giraldo, egresado de Negocios Internacionales de EAFIT, fue el tema de las restricciones sobre la libertad de expresión en este país, en especial por el bloqueo por parte del Gobierno a las redes sociales más comunes en Occidente: Twitter, Facebook y Youtube.
Así, Libertad de expresión en China: el impacto de las redes sociales en las políticas domésticas del país es el título del proyecto de investigación que Juan Camilo presentó en el décimo primer Encuentro Regional de Semilleros de Investigación.
Dada su calificación de 91 puntos, el proyecto clasificó al décimo quinto Encuentro Nacional y al sexto Internacional de Semilleros, que se realizará en el mes de octubre en Bucaramanga (Santander).
Y mientras se acerca esta fecha, Juan Camilo y Santiago Sosa, uno de sus compañeros del Semillero de Negocios Internacionales, trabajan en mejorar su proyecto, y todo con el fin de construir un artículo para publicar en la revista estadounidense Globalizations.
Para ponerse en los zapatos de China
Mediante el principio del daño, del pensador y economista inglés John Stuart Mill, Juan Camilo explica por qué un Gobierno podría justificar la censura a alguien al decir que, con esa determinación, procura el bien común.
“El poder puede ser legítimamente ejercido sobre un individuo, contra su voluntad, si es para proteger a otros de sufrir algún daño”, dice el egresado en su proyecto, pero citando a Mill.
Sin embargo, el investigador se pregunta qué es lo que se entiende en este país oriental por daño. Para el gobierno de la República Popular China, explica, parece ser todo aquello que pueda desestabilizar la integración nacional.
“Si el Gobierno deja que cada uno hable lo que quiere, a lo mejor se forman grupos en contra de este”, opina Yao Yangyang, docente de mandarín del Instituto Confucio de Medellín sede sur.
Además, aclara que en las redes sociales chinas sí puede hablarse de cualquier tema, y que no es cierta la creencia de que las restricciones son tan graves.
Por su parte, Fangshu Lin, joven investigador en Purdue University, en los Estados Unidos, anota que los ciudadanos de esa nación no bromean sobre política en los medios masivos, en contraste con algo que es muy común en Norteamérica.
“Allá no podemos decir que existe libertad total de expresión, no obstante, sí ha habido unos progresos muy grandes en los últimos 30 años”, comenta Pablo Echavarría Toro, director del Centro de Estudios Asia Pacífico de EAFIT.
En opinión del directivo, uno de los logros más significativos es que en estos momentos la prensa pueda publicar noticias que señalen las fallas de los funcionarios públicos del partido, algo que hasta hace poco era inconcebible.
Entonces, ¿qué está vetado? En palabras del diplomático, que trabajó como embajador de Colombia en China a finales de los 90, hay tres temas sensibles conocidos como las tres T: Tíbet, Tiananmen y Taiwán.
También son objeto de censura las críticas contra el Partido Comunista. Comentarios como estos son borrados por las empresas proveedoras de servicios de internet por temor a otro tipo de sanciones.
Un pacto no escrito
La legitimidad que ha venido obteniendo el Partido Comunista en China, al conducir al país a un desarrollo económico nunca antes visto en los últimos años, es algo que le ha permitido establecer un contrato social no escrito con la población civil.
"Yo gobierno y le garantizo a usted que le voy a dar un nivel de vida cada vez mejor, pero déjeme a mí gobernar", explica Pablo Echavarría como un posible enunciado de ese contrato tácito.
Así, considera que también la filosofía de Confucio, columna vertebral de la sociedad china, ha influenciado en una actitud menos revolucionaria por parte de la población.
“El confucionismo habla de armonía social. Una sociedad vive en paz si hay armonía, pero para que esta se dé tienen que respetarse unas jerarquías”, comenta el exembajador.
Finalmente, Juan Camilo encontró que las redes no están teniendo esa influencia en China en temas de activismo político y libertad de expresión, a pesar de que sean utilizadas diariamente con fines sociales y comunicativos.