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El bloque 12, un lugar para la creación y el arte​

 

A la casa de Desarrollo Artístico (bloque 12) llegan estudiantes para, entre otras cosas, recargar sus energías y encontrar descanso en un ambiente propicio para la creación y el arte.

• En la casa de Desarrollo Artístico los estudiantes encuentran alternativas para descubrirse, expresarse, divertirse o simplemente descansar.​

• Este espacio, ubicado en el costado sur de la Universidad, tiene diferentes ambientes que permiten salirse de la rutina.

Después de clase de 6:00 de la mañana Eduardo Monsalvo Londoño, estudiante de quinto semestre de Ingeniería Civil, se toma un desayuno mientras espera a las 10:00 a.m., hora para ver la materia de modelación computacional. Siente que se levantó muy temprano por lo que piensa en un descanso más prolongado, así es como llega a su mente el bloque 12.

Allí queda ubicada la casa de Desarrollo Artístico, un lugar que, según el mismo Eduardo, es para cambiar de ambiente, salir de la rutina y un poco del estrés del estudio. Por esto, este espacio se ha convertido en su favorito para pasar su tiempo libre.

Desde que entra se encuentra con los saludos de Elsa Vásquez Rodríguez y Andrés Rubio Posada, empleados de este Departamento. Y es que Eduardo visita este lugar tres o más veces por semana desde que inició su carrera. “Parece mi casa”, dice.

Antes de subir al segundo piso, pide una guitarra prestada, se va para el patio y toca mientras otros estudiantes se mecen en las hamacas y disfrutan de una melodía de Nirvana. Otras veces, prefiere ponerse a pintar o a conversar. Lo importante, según sus palabras, es estar tranquilo y despejarse un rato.

“A veces solo voy por conversar, me encuentro a Elsa o a Andrés y nos tomamos un café. Ellos me escuchan, incluso, cuando no estoy muy animado”, comenta Eduardo.

Este eafitense estudia música desde los ocho años, a los 12 empezó con la guitarra clásica e hizo un semestre del pregrado en Música en EAFIT, pero descubrió que le gustaba más la ingeniería como profesión.

Sin embargo, aún tiene clases con el profesor de toda la vida y ensaya sus lecciones de guitarra en algún lugar de esta casa, cuando no lo hace con su banda de rock alternativo Sofasons, en un encuentro obligado de los viernes en la Sala Fuego.

La casa de todos

A la casa de Desarrollo Artístico llegan estudiantes que, como Eduardo, recargan sus energías, encuentran descanso y un ambiente propicio para la creación y el arte.

Son cuatro salas que reciben, cada una, el nombre de uno de los elementos del universo. Así la Sala Fuego es en la que pueden ensayar diversos grupos musicales o personas de la Universidad que se dedican a esta actividad; la Sala Tierra es el lugar para la pintura, allí los colores y las formas permiten que la imaginación se exprese; la Sala Aire es el espacio para bailar y danzar; y la Sala Agua es para las manualidades u otro tipo de dinámicas.

En el patio se pueden ver con frecuencia estudiantes que leen sobre las hamacas que ellos mismos toman del armario donde se guardan. Otros alumnos toman cursos de joyería, apreciación cinematográfica, origami u otro taller de los que allí se ofrecen.

Además, al subir al segundo piso, un tapete con cojines y dos sofás invitan a quitarse los zapatos y disponerse para la relajación, y claro, como no hacerlo si hay un letrero en el que reza una recomendación vital para el uso de este espacio: “Prohibido estudiar y trabajar aquí”.

Eduardo les ha enseñado a otros compañeros de su carrera este lugar, quienes desde entonces, se pasan muy seguido por allí. Ellos, al igual que su amigo y compañero, han conocido personas de otros programas con quienes comparten, conversan y tocan guitarra.

“Él viene, canta, conversa, se ríe y se solaza durante un buen rato, alegrándonos de paso la vida a nosotros”, responde Elsa cuando le preguntan por este visitante.

Eduardo cuenta que se siente tan a gusto que hay semanas en las que va todos los días. Le gusta la casa y el hecho de tener que caminar al otro lado de la Universidad para él tiene un significado de tranquilidad.

De su familia ha tenido una gran influencia artística. Su madre es profesora de preescolar y pintaba cuando estaba en la Universidad, y sus hermanos también se han inclinado por el arte y han estado en contacto con la creatividad.

Pero, aunque no tuviera el desarrollo artístico como una de sus prioridades, Eduardo asegura que seguiría visitando sin falta este lugar que le ofrece otras posibilidades diferentes al estudio. ​