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Noticias / Internacionalización

El chino-mandarín sigue dando de qué hablar

A un año de instaurado el Instituto Confucio de Medellín ya son 160 los alumnos de chino-mandarín. Las clases comenzarán el 25 de julio.

• Este 25 de julio comienzan de nuevo las clases en el Instituto Confucio para los interesados en aprender el idioma mayoritario de China.​

• Luego de un año de labores, el número de estudiantes ha aumentado y se nota continuidad en el proceso.

Adriana María Palacio Benítez prepara galletas decoradas y toma cursos de un idioma que exige cambiar de mentalidad. En 2010 decidió retornar a las aulas como estudiante luego ser profesora de preescolar y ama de casa.

Ahora, con 46 años, sus hijos la retan a sacar las mejores notas, ya que Adriana se distingue desde hace un año por ser una de las alumnas más avanzadas de chino-mandarín de la sede sur del Instituto Confucio de Medellín, un convenio de EAFIT, la Universidad de Antioquia y la Alcaldía.

“Mis hijos se enorgullecen mucho por mí y por mis notas, que siempre son de 4.5 para arriba. Y hasta dicen que es muy difícil lo que estudio y que si soy capaz de sacar tan buenas calificaciones ellos tienen que ser capaz de superarme”, explica con alegría Adriana.

Es que desde julio de 2010, el Instituto Confucio de Medellín les ha estado impartiendo clases de chino-mandarín, con un gran componente cultural, a los habitantes de la ciudad.

En el comienzo hubo 100 estudiantes y ahora el número asciende a 160 alumnos, entre jóvenes y adultos, lo que es muy satisfactorio para Pablo Echavarría Toro, director del Centro de Estudios Asia-Pacífico de EAFIT y de este Instituto.

Y este 25 de julio iniciará, entonces, un nuevo periodo de clases para un programa que cuenta con el apoyo del gobierno chino.

“Lo que nos tiene más satisfechos es que vemos continuidad en el proceso de los estudiantes, ya que la deserción es común en estos programas de enseñanza de la lengua mandarín. Esto indica la calidad del profesorado que nos envía la Universidad de Lenguas Extranjeras de Dalian (China), socia en esta iniciativa”, señala el directivo.

La práctica es la clave

Tanto para Adriana Palacio como para su compañera Beiba Luz Gómez Gómez llegar al quinto nivel en estos cursos ha sido todo un reto.

Comprenden que aprender el idioma mayoritario de los chinos exige algo más que memorizar vocabulario y gramática, por lo que se esfuerzan a diario para superar los obstáculos culturales.

“Me ha parecido difícil construir frases, ya que muchas veces tiene uno que invertirlas al traducirlas al español, aunque le pregunto mucho a los profesores y hasta que no entienda no paro de preguntar”, dice Adriana.

Y para Beiba, artista visual de 47 años, no ha sido diferente: “Nada fácil es este proceso, pero es una experiencia muy buena. Y no es imposible. Pienso que quien aprende chino-mandarín es alguien que tiene metas muy claras en su vida, no creo que lo haga para pasar el tiempo”.

En opinión de las dos alumnas los pictogramas han sido una experiencia novedosa. “Llevo tres cuadernos totalmente escritos con pictogramas. Esto me ha ayudado a practicarlos para memorizarlos mejor”, anota la licenciada en Educación Preescolar.

“El pictograma es un dibujo por completo. Cada uno tiene una historia, un porqué y aunque las profesoras no tienen el tiempo suficiente para explicarnos cada uno, la idea es repetirlos hasta grabarlos”, afirma Beiba Luz.

Y así los alumnos del Instituto están felices con su chino-mandarín. Además, para Beiba y Adriana poder acercarse a la cultura de China es otro de los puntos a favor del programa, que les ha mostrado arte y costumbres orientales.

“Nuestros estudiantes se han sentido muy bien. Hemos recibido muy buenos comentarios al respecto de las clases. Ellos están muy contentos con la metodología y los recursos que utilizamos”, indica el director del Centro de Estudios Asia-Pacífico.

Un regalo para la ciudad

El Instituto Confucio de Medellín hace parte de la red mundial de Institutos Confucio, todos patrocinados por el gobierno de la República Popular China.

“Esto significa que nuestros cursos tienen el respaldo de este país. Además, la calidad del personal docente, que es muy buena, nos convierte en una excelente alternativa para el aprendizaje del chino-mandarín”, asegura Pablo Echavarría.

En total, son cerca de 320 los Institutos Confucio que hay en diversas partes del mundo, dos de estos están en Colombia.

“Es un privilegio para la ciudad contar con este programa”, precisa el directivo.​