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Noticias / Opinión

17 de octubre de 2013

Las opiniones publicadas en esta sección son responsabilidad de cada columnista, y no representan necesariamente el pensamiento y la visión de la Universidad EAFIT.

A nuestro amigo Cantor


 
Este es el mensaje que tres estudiantes del pregrado en Comunicación Social dedicaron a su compañero Juan Esteban Cantor,quien falleció el sábado 12 de octubre en Medellín. Juan era alumno de octavo semestre de este pregrado.

Por Carolina González Delgado, Sara Mena Arriaga y Sebastian Gómez Manrique, estudiantes de noveno semestre de Comunicación Social y amigos de Juan Esteban Cantor Molina. 

Esteban, ¿sabes realmente qué fue lo más lindo de conocerte?, la gran alegría que siempre repartías… Eras de esas personas que con su energía y carisma, simplemente, nos alegrabas el día.

Nunca tenías peros ni excusas para compartir con los tuyos, siempre estabas sonriente en los trabajos y en los malos momentos, seguro y confiado en que todo mejoraría y todo lo solucionabas al final con tu sonrisa.

Es un sentimiento muy raro el que corre por nuestro cuerpo… Es una gran tristeza no tenerte cerca, un gran alivio que ya no estés desaparecido, un dolor inmenso que te hayas ido y un desconsuelo inimaginable porque tu vuelo fue definitivo.

Las personas más maravillosas y lindas como tú son las que se deberían quedar aquí para seguir enseñándonos la belleza de ser feliz y sonreír, pero sabemos que Dios tuvo un propósito diferente contigo… Y, aunque muy apresurado e inentendible para nosotros, creemos que se ha cumplido.

Con tu partida has permitido la unión de muchos que antes no pensaban ni siquiera en ser amigos. Con tu partida nos dimos cuenta de que realmente la vida es un ratico, en el que siempre debemos decir lo que sentimos, sin importar la circunstancia. Con tu partida comprendimos lo grande y lo doloroso que puede llegar a ser la partida de un amigo y nos dimos cuenta del gran amigo que teníamos al frente y que ahora… se ha ido.
 
¿Qué decirle a alguien que es un amigo como ninguno, un hombre ejemplar, un hijo y hermano increíble, un alumno inolvidable y un tío espectacular? Podríamos expresarte tantas cosas, que las palabras y el tiempo jamás serían suficientes.

Sin embargo, hoy, más que cualquier otra cosa, queremos agradecerle a la vida por habernos dado la oportunidad de conocerte y a ti por habernos permitido hacer parte de tu vida, al menos por un ratico.
 
Gracias por regalarnos lo más bonito tuyo: tu sonrisa. Por enseñarnos a ser nobles, inquietos, alegres, leales y sinceros con nosotros mismos… Por enseñarnos que la vida es hoy; que hay que amar, servir, sonreír, ser mejores y dar lo mejor de uno mismo hoy.

Parece que te nos vas demasiado pronto, pero seguramente no tardaremos en comprender que te conocimos lo justo como para sentirnos felices, orgullosos y agradecidos.
 
Te pensaremos en cada salón de clase, en las cafeterías, en los corredores, en el bloque 38 y, cómo no, en el auditorio mientras esperamos los nombres de los graduandos de este año. Estarás presente en cada salida, en cada mañana y en cada anochecer. Tal vez ni siquiera un millón de años serían suficientes para cerrar los ojos y evitar extrañarte. Por eso hoy te pedimos que nos des fortaleza y sabiduría para poder transformar nuestra relación contigo y así poder sentirte de alma a alma.

Sabemos que no estarás más aquí con nosotros, pero estarás dentro de nuestros corazones y eso nos endulzará la vida hasta en la más larga de las amarguras.

Te veremos pronto, cuando nuestra misión y nuestra transformación en este mundo haya terminado. Y, mientras eso pasa, harás que el cielo nos sonría, como lo harías tú.

Los grandes hombres nunca mueren, pues solo muere ese a quien se olvida. Siempre vive aquel a quien vale la pena recordar.

Solo le pedimos a la luna que te acompañe siempre, que nunca sus noches sean oscuras y que la música todo el tiempo esté contigo, para que, por toda la eternidad, pueda ser infinitamente feliz.