Noticias / Opinión

24​ de octubre de 2012
Las opiniones publicadas en esta sección son responsabilidad de cada columnista, y no representan necesariamente el pensamiento y la visión de la Universidad EAFIT.

La inseguridad ciudadana en Medellín: cuestión de conocimiento o de verdades

Por Ana Cecilia Suarez Pérez, estudiante de octavo semestre de Administración de Negocios. 

Al observar las diferentes publicaciones nacionales e internacionales que se hacen alrededor del tema de la inseguridad ciudadana en Medellín y en Colombia, uno se encuentra la cara un poco imperfecta que se le muestra al mundo alrededor del tema de la delincuencia y, en general, de lo inseguro que puede ser estar de paso o vivir en la ciudad, pues se es susceptible, de forma permanente, de ser “atacado en cualquier esquina”.

Hay muchos comentarios y pocas verdades… Bajo mi realidad puedo confesar que Medellín, a diferencia de lo que piensan los medios, no es una ciudad insegura, es realmente muy segura. Es igual o, incluso, mejor que muchas otras ciudades del mundo.

Sin embargo, el problema y lo verdaderamente llamativo es encontrar la poca cultura que se tiene bajo estas perspectivas si por ejemplo nos centramos en la temática de la cultura al avispado.

“El avispado no prevé las situaciones, las resuelve en cada momento gracias a su viveza. El avispado no hace empresas, hace negocios. Para el avispado la mejor universidad es la calle y la vida. El avispado no cree en el esfuerzo, pues sabe cómo se la gana de ojo. El avispado no conversa, sino que se come de cuento a la gente”, comenta Juan Luis Mejía Arango, rector de la Universidad.

El “avispado” sabe cómo jugar su papel en la sociedad, cómo hacer posible que las personas caigan en su viveza y lograr sus objetivos, así que la inseguridad ciudadana en Medellín es cuestión de cada uno de sus habitantes. Este es un tema de conversación, mas no de realidad.

Si se mira desde una óptica mundial, este es un problema de todos y cada uno de los ciudadanos, no bajo el panoptismo* gubernamental, o esas nuevas formas de control social que se están involucrando con la ley de seguridad ciudadana, donde, por ejemplo, se piensa que es necesario establecer mecanismos autoritarios para combatir, cuando realmente la invitación que debe hacerse es a atreverse: a atreverse a actuar bien, vivir bien y pensar bien.

Con el cambio individual se genera una transformación de los arquetipos colectivos y se consigue en la ciudad la seguridad que tanto anhela el mundo, gracias a los medios de comunicación.

* Combinación de tres elementos: la vigilancia, el control y la corrección.