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Pedaleando a la Universidad

Desde unos meses atrás, la cantidad de bicicletas dentro de la Universidad se ha multiplicado. Este eficaz medio de transporte se ha convertido en la alternativa para muchos estudiantes: es barata, es rápida y no hay que soportar filas a la entrada de los parqueaderos o aguantarse los embotellamientos en las calles.

Pensándolo bien, fue fundamental la inversión que EAFIT hizo para instalar los soportes en forma de hoja donde se pueden parquear los biciclos. Desde ese entonces, fue mucho más fácil para los deportistas transportarse pedaleando.

Entusiasmado con la idea de no volver a pagar un pasaje de bus compré una todoterreno que, desde que comenzó el semestre, no he dejado de usar ni un solo día. Las ventajas han sido innumerables.

Antes, me tocaba montarme en un autobús al menos 15 minutos antes de la clase para poder llegar a tiempo. Hoy, me basta con salir cinco minutos antes de la hora programada y no tengo que aguantarme el tráfico ni las paradas cada cuadra para recoger o dejar a algún pasajero.

Otra ventaja es el precio. Con un bolsillo de estudiante, cualquier 1.500 pesos hay que valorarlos como el equivalente a una media mañana o a un pastel en la tarde (eso sí, contando con los precios existentes por fuera de la Universidad).

Hablando de comida, a diferencia de una moto que consume gasolina y contamina, en una bicicleta el único combustible que se necesita es estar bien alimentado. En definitiva, son al menos 60.000 pesos mensuales que ahora se pueden invertir en el fin de semana o alguna necesidad no programada.

Otra ventaja insospechada es la actitud con la que se entra a clases. Ahora la asignatura de estadística del martes a las 6:00 a.m. no implica esa lucha eterna con el sueño, porque al tener que pedalear, la sangre fluye con fuerza y los sentidos están más despiertos a esa hora.

El único requerimiento que hay que tener en cuenta es la seguridad. Las bicicletas tienen que luchar en las calles con busetas, carros y motos. Por esta razón, el casco es indispensable, y si se sale de EAFIT casi todos los días a las 9:00 p.m., como es mi caso, un par de luces son importantes para hacerse notar.

Hay que aclarar que la bicicleta no es para todo el mundo. A muchos les incomoda remangarse el pantalón para no molerlo con la cadena, no les gusta la velocidad o simplemente les da pereza hacer ejercicio. Incluso, otro argumento, es lo que implica socialmente para algunos llevar bicicleta en una Universidad plagada de gente con carro.

Para los deportistas, a los que les gusta llegar temprano, a los que no quieren esperar un bus, a los que prefieren viajar solos, a los que disfrutan del viento en la cara, a los que gozan con la velocidad, a los que prefieren ahorrar y a los que les interesa ayudar el planeta, para todos ellos, la bicicleta es una excelente opción de transporte.

Creo que pedaleando la vida se vuelve más sencilla, fácil y saludable.  ​