Omitir los comandos de cinta
Saltar al contenido principal
Inicio de sesión
Universidad EAFIT
Carrera 49 # 7 sur -50 Medellín Antioquia Colombia
Carrera 12 # 96-23, oficina 304 Bogotá Cundinamarca Colombia
(57)(4) 2619500 contacto@eafit.edu.co
EAFITCanal de EstudiantesCanal de Estudiantes / NoticiasCanal de Estudiantes / NoticiasOpinión / Trabajemos por una verdadera inclusión en Medellín

​Noticias / Opinión

8 de agosto de 2013

Las opiniones publicadas en esta sección son responsabilidad de cada columnista, y no representan necesariamente el pensamiento y la visión de la Universidad EAFIT.

Trabajemos por
una verdadera inclusión en Medellín

Por Daniel Soto Gómez, estudiante de noveno semestre de Comunicación Social. Correo electrónico: dsotogo@eafit.edu.co  


Desde hace 28 años he convivido con una discapacidad que, de alguna manera, hace que mi vida sea diferente de lo esperado. No voy a lamentarme por las circunstancias que he pasado porque, entre otras cosas, estoy seguro de que cada experiencia vivida ha edificado una personalidad que me permite afrontar las adversidades y aprender de cada una de estas.

Ahora, esto no quiere decir, bajo ninguna circunstancia, que esté dispuesto a hacerme el de la vista gorda ante los problemas que debemos afrontar las personas con limitaciones en Medellín.

La ciudad se jacta de ser la más innovadora del mundo. No obstante, deja de lado el tratamiento diferenciado que debe darle a personas con ciertas discapacidades. Por ejemplo, debo decir que no se hace respetar el espacio por el que estas personas deben transitar en la vía pública. Ojo, no debemos pensar que por el hecho de hacer algunos resaltos en las aceras para las personas con limitaciones visuales, existe la inclusión necesaria para que estas se mimeticen en la sociedad y puedan llevar una vida en condiciones normales. Con esto no quiero decir que no se deban tomar en cuenta los esfuerzos en torno a eso. Solo digo que, francamente, es insuficiente.

Es más, he llegado a pensar que esas medidas representan paños de agua tibia, porque las ciudades no estaban pensadas para personas con estas características. Les diré que, según el censo de 2005, el 6.4 por ciento de la población nacional está constituida por personas con algún tipo de discapacidad, cifra que es bastante significativa para tenerlos en cuenta cuando se piensa en construcción de ciudad.

Los invito a pensar por un momento en las posibilidades de transporte que existen en Medellín. La verdad es que, a pesar de que cada vez hay más carros en la ciudad, es innegable que una gran porción de la población debe utilizar  transporte público para desplazarse.  Si tenemos en cuenta que muchas de esas personas no pueden darse el lujo de tomar dos y tres taxis diarios porque este es, cada vez más, un servicio pensado para personas con cierto poder adquisitivo.

Así las cosas, las únicas alternativas de muchos son montar en bus o en Metro y, aunque este último tiene ascensores en algunas de sus estaciones, el desplazamiento de personas con movilidad reducida sigue siendo tedioso y no suple las necesidades reales de esta población.

Si el Metro no lo ha logrado, mucho menos sucede en el caso de los buses, que no están equipados con las rampas necesarias para facilitar la movilidad de los discapacitados.

Si tenemos en cuenta esto, hay que decir que muchas personas tienen que resignarse a que un buen samaritano se apiade de ellas y se tome un minuto de su tiempo para facilitar la vida de estos ciudadanos, a quienes también se les debe garantizar el cumplimiento de sus derechos.

Sin embargo, aunque son pocas las entidades que se preocupan por el libre desarrollo de las personas en esta situación, hay que reconocer que existen. Como estudiante de EAFIT celebro que la Universidad ha adecuado debidamente su campus con el fin de que sus estudiantes discapacitados puedan llevar una vida normal dentro del mismo. De hecho, este es uno de los pocos espacios donde realmente se puede hablar de inclusión.

En últimas, quiero dejar una reflexión en quienes a bien tengan leer estas líneas. Basta de querer que el mundo nos diga que somos los mejores en todo, que somos la ciudad más innovadora del mundo, que estamos preparados para recibir justas deportivas de talla internacional. Pensemos de qué manera podemos facilitar la vida de nuestros conciudadanos y transformar la nuestra, en una sociedad verdaderamente incluyente.