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Noticias / Opinión

22 de noviembre de 2012
Las opiniones publicadas en esta sección son responsabilidad de cada columnista, y no representan necesariamente el pensamiento y la visión de la Universidad EAFIT.

Trabajos a la carta

​​

Por Alejandro Londoño Hurtado, estudiante último semestre de Ciencias Políticas.**

Sin duda alguna a muchos de nosotros nos han entregado en la portería de las Vegas una tarjetica que dice: “¿No tienes tiempo? Lo hacemos por ti”. O hemos visto también anuncios similares en salones, alrededor del campus, en postes de luz, papelerías, fotocopiadoras, por todos lados llegan los mensajes donde se ofrece la realización de todo tipo de trabajos: tesis de grado, proyectos de investigación, ensayos y hasta informes de lectura.

Este es el famoso “mercado negro de trabajos”, un negocio frecuente y creciente, pues según una persona que trabaja en una de las empresas que prestan estos servicios, casi el 80 por ciento de los estudiantes de Medellín han pagado alguna vez para que les hagan sus trabajos.

La compra-venta de trabajos a la “medida” es un mercado basado en el intercambio de trabajos académicos, hechos según las necesidades del estudiante por una cantidad de dinero que varía según la complejidad, el tiempo de entrega y la extensión del escrito.

Frente a esto me puse en la tarea de indagar más a fondo las características de este mercado en EAFIT, por lo que realicé una investigación, con ayuda de Jorge Andrés Calle, representante estudiantil, para entender mejor las dinámicas de la oferta y la demanda, y encontrar la magnitud real de este negocio.

En términos de la oferta, encontramos que este es un negocio lucrativo, donde aparecen diversos actores que se diferencian tanto por su nivel de organización, como por la forma como interactúan con el medio.

Hay algunos que ofrecen sus servicios a través de internet, y que inclusive tienen su propia página como el portal “Hacemos tu tesis”. Esta página es la misma que reparte las tarjetas en la portería de las Vegas, y luego de averiguar un poco más, se pudo comprobar que es una empresa de gran envergadura, legalmente constituida en Medellín, y que se dedica a hacer trabajos y tesis de grado. 

Otra modalidad es la presencial, donde hay dos tipos de actores: en primer término varios estudiantes coinciden en identificar una “fábrica de trabajos” en el edificio Torreón de las Vegas, al lado del centro de copias Blanco y Negro. Este, a parte de ser un centro de asesoría académica, también ofrece el servicio de trabajos por encargo a los estudiantes de la Universidad.

Por otro lado están las personas que de manera individual y esporádica realizan trabajos por problemas económicos o para incrementar sus ingresos mensuales. Estas personas, en general, hacen los trabajos a conocidos o a recomendados siendo una práctica con amplia acogida, dada su informalidad y cercanía.

El costo de un trabajo depende de tres factores: extensión, dificultad y tiempo de entrega. Por lo que se pueden encontrar en el mercado trabajos parciales que oscilan entre los 50.000 y los 200.000 pesos y trabajos finales entre los 300.000 y 1.200.000 de pesos, sin contar los de especialización, maestría y doctorado.

Por otro lado, para entender la demanda realizamos un sondeo de carácter cuantitativo para determinar cuan extendido está este fenómeno dentro de la comunidad estudiantil, dada la existencia de una amplia oferta del servicio. En esta línea, entrevistamos a 177 estudiantes en las asambleas de carrera y otros 177 de manera aleatoria, en cafeterías y algunos salones del Núcleo de Formación Institucional (NFI).

Los estudiantes debían responder, en primer lugar, si consideraban que comprar un trabajo a un tercero constituía un fraude, a lo que en el primer sondeo (asambleas) el 84 por ciento de los encuestados respondió que sí; mientras que en el segundo (aleatorio) este porcentaje se redujo un poco, respondiendo afirmativamente el 77 por ciento.

En segundo término, se les pidió que le asignaran un nivel de gravedad de cero (0) a cinco (5) a la acción de comprar un trabajo. En este apartado se presentaron las mayores diferencias entre una y otra encuesta. Para la primera encontramos un generalizado rechazo a esta acción, donde el 66 por ciento de los encuestados le dio un nivel de gravedad entre 4 y 5, mientras que en el segundo vemos una respuesta más bien confusa y justificada, obteniendo un 69 por ciento entre los niveles 2, 3 y 4.

Así mismo, es particular encontrar cómo, dentro de los encuestados en las asambleas de carrera, el 14 por ciento sostuvo que el nivel de gravedad era muy bajo (1) o nulo (0), mientras que en el segundo sondeo, el 21 por ciento lo hizo mostrando cómo hay estudiantes que consideran que esta no es una acción que atenta contra la integridad académica.

Esto es claro cuando, luego de preguntarle a algunos estudiantes sobre el por qué consideraban que no era tan grave esta acción, todos estuvieron de acuerdo en afirmar que es justificada si se cumplen ciertos requisitos: si es un trabajo para un NFI, es decir, como algunos sostienen, si no es una materia “importante” para su carrera; en segundo lugar, si la sustentación se hace a conciencia; y, finalmente si solo se recurre a esta práctica por falta de tiempo.

Luego, ante la pregunta de si alguna vez en su vida universitaria había comprado un trabajo, en el primer sondeo el 19 por ciento dijo que sí, y en el segundo, sin mayor variación, el 21 por ciento aceptó haberlo hecho.

En conclusión, encontramos en primer lugar que existe una amplia oferta del servicio de trabajos por encargo para estudiantes de la Universidad EAFIT; en segundo lugar que en su gran mayoría los estudiantes consideran que comprarle un trabajo a un tercero es un fraude, lo que puede deberse al proyecto “Atreverse a Pensar”; y finalmente que  no hay consenso en torno al nivel de gravedad que tiene la acción, llegando algunos a justificarla bajo ciertos parámetros específicos.

** Agradecemos por su colaboración en la recopilación de los datos a la Organización Estudiantil, en especial al Comité de Estudiantes de Ciencias Políticas, y a los Representantes Estudiantiles.​