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En Medellín estalla la navidad

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Juliana Heredia - @juliheredia8 - jherediab@eafit.edu.co
Mariana Arango Trujillo -  @mariangot­_   -  marangot1@eafit.edu.co

“Volará Medellín en pedazos una vez más, así como voló con Escobar y sus secuaces”, Jorge Franco en la novela El cielo a tiros.

Finalizaba el último día de noviembre de 2003. El cielo se rompía y amenazaba con caerse sobre la ciudad de la eterna primavera. Los pirotécnicos volaban en silencio, se suspendían y luego estallaban como una bomba que detona en la guerra.

Algunos recuerdan esa noche como la más iluminada de Medellín, el principio de una mala tradición o el día en el que perdieron a un ser querido. De lo que no cabe duda es que el estruendo, desde el 25 de noviembre, se debía a la desmovilización de más de 800 hombres del Bloque Cacique Nutibara de las Autodefensas Unidas de Colombia al comando de alias Don Berna. Y que, a su orden, se repartió pólvora en distintas comunas para hacer presencia y festejar la reintegración de los hombres a la sociedad. Desde ese momento los estallidos en la ciudad el 30 de noviembre son costumbre.

Desde los años 90, cuando los narcos coronaban un cargamento de droga también tiraban pólvora, que muchas veces era confundida con disparos. Los voladores se elevaban como una alegría, pero su estallido solo traía temor. La relación entre La Alborada, el narcotráfico y el paramilitarismo es estrecha porque, inclusive, muchos de los estallidos son en honor a Pablo Escobar, por su cumpleaños el primero de diciembre.

Los fuegos pirotécnicos, chispitas mariposas y voladores anuncian la llegada de las festividades decembrinas; las luces en el cielo y los globos que adornan la noche indican que se vienen fechas de alegría. Sin embargo, este es el panorama para los que pueden observar el espectáculo desde lejos, pero para otros, aunque resulte paradójico, el mes de diciembre representa un gran peligro. 

¿A cuántos muertos equivale un segundo de pólvora?

La fabricación, almacenamiento, transporte, manipulación, comercialización y uso inadecuado de la pólvora se intensifican entre el 1 de diciembre y el 16 de enero y son los menores de edad los más afectados por la pólvora, ya que al manipularla muchas veces sin supervisión de un adulto se exponen a ser gravemente heridos. Las cifras de casos de niños quemados son elevadas, y cada navidad, año nuevo y día de velitas son más altas. 

A nivel nacional, del 2019 al 2020 hubo 839 casos de lesionados por pólvora pirotécnica e intoxicados por fósforo blanco, mientras que para el periodo del 2020 al 2021 hubo 725, de acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Salud. Por otro lado, Sivigila informó que en el departamento de Antioquia se reportaron 100 lesionados en el periodo del 2019-2020 y 70 en el siguiente periodo. Las lesiones navideñas, por desgracia, son casi tan comunes como las natilladas en el último mes del año; y además del 7, 24 y 31 de diciembre, el 30 de noviembre es un día muy explosivo y riesgoso.

Además de los cientos de quemados y de personas fallecidas por pólvora, es relevante también mencionar las consecuencias ambientales. Medellín no se caracteriza precisamente por la buena calidad de su aire, y la quema de pólvora contamina aún más el oxígeno que se respira en el Valle de Aburrá. La pólvora está compuesta por químicos como el azufre y el nitrato de potasio; y metales pesados como el cobre, níquel y selenio; todas ellas sustancias altamente tóxicas que son liberadas al aire y que pueden ocasionar problemas respiratorios. Incluso, pueden causar lluvias ácidas, pero solo vendría bien un diluvio en el día de la Alborada para menguar la pólvora y los perjuicios innecesarios al medio ambiente.

Ahora, ¿qué hay de los animales? Ellos también se ven afectados en estas fechas debido a que la audición de los perros y gatos, por ejemplo, es muy sensible: pueden escuchar los estallidos de los fuegos artificiales hasta siete veces más fuerte que el oído humano. Las bonitas luces de colores que danzan en el cielo oscuro hacen que las mascotas se desorienten, se pongan nerviosas y que su ritmo cardiaco se acelere. Lo mismo sucede con los animales silvestres y las aves. El sonido de la pólvora genera altos niveles de estrés, lo que provoca que huyan a la carretera, choquen con cables de electricidad y edificios.

Los héroes contra el fuego

Sin lugar a duda, el cuerpo de bomberos es la entidad encargada de atender la mayoría de los accidentes provocados por la pirotecnia en las fechas mencionadas y por ello es relevante diferenciar las modalidades que existen según la ley 1575. Los cuerpos de bomberos voluntarios son empresas privadas de carácter social, sin ánimo de lucro, dedicadas a prestar un servicio a la comunidad. Los bomberos aeronáuticos son los encargados de los accidentes en los aeropuertos. Y los bomberos oficiales son los que hacen parte de la administración de la ciudad, como el Cuerpo Oficial de Bomberos Medellín, cuyo jefe es el alcalde.

Luis Bernardo Morales, comandante de Bomberos Voluntarios de Envigado, comenta que a pesar de que la pólvora está prohibida y restringida, todo el cuerpo de bomberos debe doblar su capacidad de respuesta, personal y recursos para La Alborada. Ubican los vehículos desde las 11 p.m. en parques principales para poder llegar con mayor facilidad a los lugares de accidentes; buscan que el tiempo de acción y respuesta sea menor a 10 minutos. Sin embargo, y a pesar del esfuerzo de todos los cuerpos de bomberos, la pólvora, al igual que el fuego, es impredecible. No sabemos dónde va a terminar la pizca de “diversión” que fue lanzada al aire. 

La Alborada es una mala costumbre conocida como tradición. Por fortuna ya son pocos los que celebran en nombre de los narcos en esta fecha, porque ahora la mayoría juega con fuego sin escuchar el refrán de las abuelitas “no juegue con fuego que se quema”. Ojalá se pudiera decir que el refrán no hace justicia, pero las cifras de arriba dicen todo lo contrario. Entonces, si se conocen las consecuencias ambientales y lo riesgosa que puede llegar a hacer la pólvora, ¿por qué se sigue haciendo La Alborada?  

Morales, en calidad de persona y no de comandante, opina que “no existe pólvora fría o pólvora inofensiva. Existe la pólvora. Mal manipulada es muy peligrosa y bien manipulada es de todas formas peligrosa”. Es por ello que se presentan tantos accidentes e incendios en estas fechas y que por más “duchas” que sean las personas en la práctica, siempre habrá la posibilidad de atentar contra la vida misma.

A Medellín la navidad no llega: en Medellín la navidad estalla. La mala costumbre disfrazada de tradición sigue dejando muertos, heridos, consecuencias ambientales y afectaciones a los animales año tras año. Hay que dejar atrás esa cultura mafiosa en la cual la bala se celebra con pólvora y la pólvora se pasa con aguardiente, y pensar en estrategias para no volar la ciudad en pedazos.