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El legado de Ethel Gilmour

Ethel Gilmour, El pueblo y el guayacán. Fotografía: Carolina Villegas.

Ethel Gilmour, El pueblo y el guayacán.

Fotografía: Carolina Villegas.

Alocución de Daniel Ortega frente a Juan Pablo II. Tomado de los archivos personales de la artista.

Alocución de Daniel Ortega frente a Juan Pablo II.

Tomado de los archivos personales de la artista.

Visita del Papa a Latinoamérica. Óleo sobre tela, 1983.

Visita del Papa a Latinoamérica.

Óleo sobre tela, 1983.

Ethel Gilmour llegó en 1970 a Colombia, vino en busca de su amor, Jorge Uribe a quien conoció tres años antes en un viaje en tren de Paris a Moscú. Ella se formó como Licenciada en Bellas Artes del Agnes Scott College, en Decatur, Georgia y obtuvo su título de maestría en 1966 en el Instituto Pratt de Nueva York, con la tutoría del maestro George McNeil. En 1971 se casó con Jorge Uribe, Arquitecto de la Universidad Nacional. Se instalaron a vivir en Medellín y Ethel Gilmour continuó con su producción pictórica y comenzó a vincularse con los círculos artísticos de la ciudad.

Ethel comienza a construir un mundo de colores y temáticas influenciado por el entorno tropical y por las realidades sociales del País. Poco a poco, deja sus influencias, entre las que figuraba principalmente el expresionismo abstracto, y se dedica a desarrollar un estilo propio, sumamente personal, amplio y complejo, en el cual su vida y obra se entremezclan de manera simbiótica, tal como lo afirma la profesora Imelda Ramírez, en su libro Visita, la Obra de Ethel Gilmour: “Luego de visitar varias veces a Ethel, comprendí que era preciso partir de la integridad de su mundo en su belleza, plenitud y riqueza, esto es , en la forma como ella poéticamente habitaba su mundo, su casa; ese lugar enriquecido en el cual transcurren vida y pintura entrelazadas,…” [1]

Para la crítica, los artistas y quienes la rodeaban, Ethel comienza a ser tan colombiana como cualquier otro habitante de la ciudad nacido aquí y se convierte poco a poco en una artista que narra la realidad amarga de la sociedad que la rodea de una manera descarnada, convirtiéndose en una cronista aviesa, cuyos ojos implacables denuncian y llaman la atención sobre lo que la sociedad quería ocultar. Pero, era también su mirada un compendio de sensibilidad y dulzura en la que el color, las flores, la naturaleza, los animales domésticos, los pájaros, los objetos cotidianos y otras cosas que la rodeaban, aportaban una luz y mirada diferente sobre el mundo, para constituir de esta manera, unos contrastes, que tenían la virtud de dejar a quien veía sus obras con una sensación de paradoja, de vivir en un paraíso rodeados de crueldad.

Durante casi cuatro décadas su obra se va consolidando y Ethel llega a ser una de las artistas con más reconocimiento en la ciudad y el país. Luego de su muerte en el 2008, y dados algunos antecedentes como exposiciones y publicaciones, realizados en conjunto con la Universidad Eafit (entre ellos el libro mencionado), esta Institución decide emprender la tarea de constituir un legado con el patrimonio que la artista dejó en la casa que compartió con Jorge Uribe hasta el momento de su muerte.

En agosto de 2010 la Universidad Eafit y el Museo de Arte Moderno de Medellín organizan la exposición Flores para Ethel Gilmour (1940-2008), Homenaje. En ella se retrata una obra vital, poderosa tal como lo expresan en el catalogo de la exposición: “En esta exposición, por tanto, se trata de recoger dentro de la obra de Ethel las flores que ella nos fue dejando, como un rastro, como una pista de su mirada, que iba de lo íntimo a lo colectivo, de lo autobiográfico a la historia como contexto” [2]

Entregamos este sitio a toda la comunidad académica y artística, en el ámbito nacional e internacional, como un primer paso para la constitución del archivo histórico sobre la vida y la obra de la artista Ethel Gilmour. Reúne en esta primera parte, un recorrido virtual por su casa y una recopilación de gran parte de las obras que componen este valioso legado.

La Universidad en su gran compromiso con el arte y la cultura, presenta este Legado a toda la comunidad, con el convencimiento de que coadyuva en la formación de excelentes profesionales, con altos valores humanísticos y sensibilidad social.

[1] Ramírez González, Imelda. Visita, la obra de Ethel Gilmour. Fondo Editorial Universidad Eafit., Medellín.1977. pág. 16

[2] Ramirez Imelda, escobar María del Rosario. Catalogo de la exposición flores para Ethel Gilmour. Universidad Eafit, Muso de Arte Moderno de Medellín, 2010. Pág. 107.

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