Hablar del conflicto armado interno del país significa, sin lugar a duda, un inmenso reto, una tarea maratónica, tejida por múltiples y diversas voces, y es a su vez, la mayor esperanza de una nación que desea poner fin a tantos años de profundo dolor y sufrimiento.
Pero ¿cómo se escucha la verdad?, ¿qué sonido tiene? Es casi imposible poder determinar una única voz que cuente las verdades que las víctimas han vivido, que los actores del conflicto han escrito y que los territorios han sentido durante décadas.
sana y suena, suena y sana la verdad conecta con esta premisa para favorecer, desde el arte sonoro, una apuesta artística que invite a depurar y armonizar el cuerpo, la mente y el espíritu todo ello a través de elementos sonoros de la naturaleza, cantos, armonizaciones y rituales para encontrar el equilibrio.
El canasto es un elemento, hecho a mano, con plantas y arbustos, que recogidas y tratadas con cuidado y paciencia se transforman en piezas que tradicionalmente se han empleado para transportar y contener alimentos, además son objetos que emblemáticamente se han utilizado en la recolección del café, de diversas cosechas y hacen parte de la vida cotidiana.
Asimismo, los canastos representan, desde su configuración, el tejido social del que todos somos parte, al que todos pertenecemos, al que estamos conectados por sus fibras y que necesita ser reparado, reconstruido y reconfigurado.
En este espacio se incorporó la sabiduría de un jaibaná de la comunidad Embera Chami del resguardo Marcelino Tascón del municipio de Valparaíso - Antioquia, quien realizó cantos para que Colombia sane el inmenso dolor vivido por la violencia.
Los canastos fueron tejidos especialmente para esta obra por mujeres Embera Chami de los resguardos San Lorenzo y Cañamomo del Municipio de Riosucio en Caldas.
Obra: Sana y suena suena y sana la verdad.
Artista: León David Cobo Estrada
Medellín.