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Noticias / Opinión

 
 

 

 

28 de marzo de 2012

Ser humano,
recorrido y aprendizaje

Por Sebastián Rico Osorio, egresado de Administración de Empresas.

Cada ser humano llega a una carretera llamada vida, resulta montado en un carro. Al principio y, durante un largo trayecto, se vuelve el copiloto del vehículo, pues todavía no tiene la capacidad de manejar. Por esta razón los adultos, en la mayoría de casos los padres, son los conductores.

A medida que van en el recorrido deciden qué camino coger. Pero llega un día en el que los adultos eligen parar en determinada cuadra para que ahí el copiloto, que no tiene experiencia, aprenda ciertas normas que harán de él, cuando esté preparado, un mejor conductor.

En algunos lugares dan clases de señalización y explican cuáles son las normas que hay que seguir. Aquí el ser humano va aprendiendo todas estas señales y comienza a relacionarse con personas de su misma edad que, al igual que él, se encuentran en el aprendizaje sobre la señalización de la carretera.

Cabe decir que estas clases son necesarias, por lo menos básicas, para cualquier ser humano,  que también tiene tiempo de jugar en el parque con sus compañeros que va conociendo en las clases de señalización. Cada persona permanece un buen tiempo recibiendo las clases ya que se debe aprender esto para más adelante, cuando comience a conducir y a recorrer su camino.

Sin embargo, si bien esta educación es importante, me parece que no es la única. Cada adulto, una vez recoja al niño en el lugar donde recibe sus clases, le debe enseñar determinados comportamientos. Entre algunos de estos están: respetar a los peatones, no gritarle a los demás, no sentirse ni más ni menos que nadie, saber compartir, entre otros.

Luego de un largo trayecto, llega un momento en que cada persona tiene la edad suficiente para tomar el volante y comenzar a conducir. Aquí ya es el estudiante el que decide qué camino quiere tomar, con el conocimiento de que los adultos hicieron su labor de guiarlo y llevarlo mientras no tenía la capacidad de conducir.

Por último, les comparto ésta metáfora que inventé: al emprender un camino habrán semáforos que te dan avisos, curvas que te dan opciones, tráfico para que practiques la paciencia, señalización que te da conocimiento, accidentes para formar tu carácter, imprudencia para que practiques la tolerancia, imprevistos para que aprendas que no será del todo fácil y, lo más importante, confianza en que eres un buen conductor de tu vida.

Sebastián Rico, sebasrico26@hotmail.com