Juan J. Mesa
grafíasdeunsofiante.com
El fin de los textos largos. Hacia el corazón de los jóvenes
La razón de la historia nos habla con determinación: no hay cosas imperecederas, y todo aquello que no sabe cambiar está condenado a la muerte. Nosotros, Nexos, periódico universitario, miramos a las montañas -porque en los valles es así el horizonte- y soñamos un nuevo rumbo.
Al llegar a Nexos los más viejos repiten: somos el periódico universitario más antiguo de Colombia; un editor comprende la presión y las expectativas que emanan de esa expresión. En antaño fuimos pioneros, jóvenes entusiastas y afanados que supieron ver en el periodismo, la prensa y la cultura una forma de transformación e integración comunitaria. Posamos de ser los primeros ¿y ahora, de qué nos cabe alardear y estar orgullosos?
La evolución de Nexos ha migrado constantemente hacia las fronteras de la literatura y del periodismo. Por años hacemos más cuentos que crónicas, y otros días ensayamos con poemas y breviarios. En la creación gráfica hemos encontrado un punto de fortaleza y constancia, nuestras carátulas aparecen cual legítimo lienzo. Sin embargo, los caminos y las apuestas del periódico no han conseguido reivindicarlo. Nuestros lectores, los jóvenes, esos que son los más ingratos e infieles, no ríen ni se indignan con Nexos, no estamos en su simpatía y muchos de ellos nos llaman, simplemente, fantasma.
Podríamos hacer eso que los hombres obstinados hacen: renegar por la pereza y la indiferencia que puebla en la juventud, reprochar los hábitos de lectura universitaria y denunciar la sensibilidad que los años le han quitado a los jóvenes. No obstante, es ingenuo no saber contemplar en el espejo las arrugas de la decadencia, las manchas de la costumbre y la hinchazón por el miedo.
Para restituir a Nexos como fuente imperdible de información, para hacerlo una voz llamativa y de respeto, para que nuestras ediciones no sean meros tirajes, sino auténticos fenómenos, entonces hace falta volver a la causa, mirar hacia dentro: motivar la metamorfosis. La renovación estará dada en los confines de nuestra propia imaginación, los bordes que nuestra misma ambición sepa teñir en la hoja de papel. Cambiar es algo más que usar nuevas tintas o explorar otras tipografías; ya lo sabe el editor: renacer es volver a fundar un propósito, abrazar una nueva cuita.
Así las cosas, nuestra cruzada será una tan idílica como el arte mismo, y el esfuerzo que haremos no podrá si no serle fiel a una sola virgen. Pretendemos desafiar al olvido, tallarnos en piedra y ser hito entre los jóvenes; eco en los pasillos. Levantamos vela y recogemos el ancla, nuestra fragata ya se impulsa por los vientos hacia los Campos Elíseos; aunque Huracán y Tormenta nos amenacen, disiparemos el miedo para ser memorables.