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El seno de la madre tierra

​​​​​​​​​​​​​María Antonia Ruiz
antoniaruiz97@gmail.com

Primero fue un árbol: el Padre Creador. En ese árbol estaban las semillas de todos los frutos. También estaba la luz del cielo y el agua de los ríos y mares. Después, cuando se formó la tierra, del cuerpo del árbol surgió la vida: las semillas de todas las plantas que ahora habitan la selva amazónica.

En la selva están las chagras. Una chagra es una huerta sagrada que en la mitología ancestral está representada por el árbol de la abundancia. Es el seno de la madre tierra: de ella depende la vida humana. Para hacer una chagra hay que talar y quemar una parte del bosque. Antes de ir a talar, los hombres mambean: tuestan la hoja de coca con cenizas de hoja de yarumo y preparan una pasta. La consumen mientras invocan al la quema también permite recuperar las semillas ancestrales que llevan años bajo tierra o que están adentro de los árboles talados. Mechina, la abuela tikuna de San Pedro de los Lagos-Amazonas, sembrando palos de yuca dulce. Después de alimentar a sus familias, los frutos que sobran los llevan a la plaza de mercado. Si la temporada es seca, caminan a través de la selva, si no, los llevan en canoas por el río Amazonas. Padre Creador para pedirle permiso para tumbar los árboles. Y es que todo en la selva tiene dueño. La mujer hace cahuana, una bebida de almidón de yuca que se endulza con jugo de frutas.

El trueno es la señal de que faltan unos 3 o 5 días para que llegue la lluvia de verano. A eso de las 12 o 1 de la tarde, los hombres prenden los árboles talados. En la selva, el fuego es vida y muerte al mismo tiempo. Hay una diferencia: la quema en la chagra es un fuego para la vida. No se compara con los incendios que han salido en los medios de comunicación. Los indígenas saben quemar. Lo hacen por el lado donde llega el viento para evitar incendios forestales. Y tienen un objetivo: equilibrar el ácido del suelo, enriquecerlo con los minerales de la ceniza y controlar las malezas. Después, esperan a que llueva y dejan reposar la tierra para que se ablande.

La chagra es un lugar femenino: es el pensamiento, el corazón y la fuerza de la mujer indígena. Y es que ellas son las encargadas de sembrar, cuidar y recoger los frutos de las semillas. La chagra también es la despensa tradicional. En cada una puede haber alrededor de ochenta especies diferentes de frutos. Y cada planta tiene una función: algunas son alimento y medicina; otras son mágicas, protectoras o espantadoras.

Hay lugares especiales para sembrar cada semilla. La yuca se siembra en todo el terreno y las frutas, al lado de los troncos. Los tubérculos, el ají y el plátano se siembran en los lugares donde mejor se haya quemado para que haya buen abono. El guacurí, el chontaduro, la uva, el maraco, el guamo y el cucuy se siembran en el terreno pendiente y no muy húmedo.

Cuando la chagra cumple un ciclo de cinco años, se abandona durante diez años. En ese tiempo, los suelos se recuperan y la selva vuelve a crecer. Y así quedan, a lo largo de los años, rastrojos enriquecidos con frutales que duran entre ochenta y cien años. Terrenos mucho más ricos en biodiversidad que el monte firme. Es por esto que este sistema ancestral de tumba y quema no degrada la selva, sino que la hace más rica en especies.



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