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Entre platillos, congas y vientos

​​​Nicolás Calle 


Entre platillos, congas e instrumentos de viento, la Orquesta Sinfónica de la Universidad EAFIT acompañó el lanzamiento de la edición número 225 del Periódico Nexos. A partir de este evento, quisimos saber más de la escena musical en Colombia. Para este propósito, entrevistamos a la Maestra Cecilia Espinoza, quien junto a Hilda María Olaya, coordinadora de la orquesta sinfónica de la Universidad, se ha encargado de dirigir todos los eventos y la agenda cultural de la Orquesta desde hace más de 20 años.

Para entender todo el panorama cultural, vale la pena hacer un auténtico viaje en el tiempo. Tenemos, entonces, que remontarnos a la creación misma del Departamento de Música de la Universidad. En el año 1997, Hilda María contactó al entonces rector Juan Felipe Gaviria para llevar a cabo la propuesta de abrir una escuela de música en la institución.

–Él pensó que estábamos medio locas –aseguró Cecilia– porque meter una Escuela de Música en una institución que se asemejaba más a un instituto de tecnologías era impensable. Sin embargo, apoyó la idea y en el año 1998 nació el Departamento de Música. Los años pasaron y con el crecimiento del Departamento pensamos, ¿qué vamos a hacer con los egresados? ¿Dónde van a ir a trabajar? 

Así, una vez más, se acercaron al rector y le propusieron crear una orquesta profesional en EAFIT que fuera una alternativa para el desarrollo profesional de los egresados del pregrado de música. 

En febrero del 2000 fue el concierto inaugural de la Orquesta, en el cual se interpretaron obras de Andrés Posada y la serenata para cuerdas de Tchaikovsky; también se presentó allí la solista Blanca Uribe. La maestra asegura que fue un concierto memorable, un hito en el panorama cultural de la ciudad: disruptivo para su época, logró sentar las bases de una agenda cultural más autónoma y determinada.

Tristemente, solo existen seis orquestas profesionales en Colombia: dos en Bogotá, dos en Medellín, una en Cali y una en Caldas. Es decir, una orquesta por cada seis departamentos. 

–Es un punto negativo que, considerando la población que tenemos, solo haya seis orquestas profesionales, al contrario, debería haber dieciséis, veinte o veinticinco. Cada capital debería tener su propia orquesta –observó Cecilia–.  

Así, la situación genera una carencia de oportunidades para los músicos profesionales que se forman en grandes escuelas, y a la hora de volver y ejercer no encuentran cómo emplearse. Esta crisis de empleabilidad hace que la opción de estudiar música no sea contemplada por gente con mucho talento por las escasas expectativas laborales y el poco apoyo que brindan los gobiernos locales y el nacional.

–La cultura, en todos los momentos críticos de la historia, ha jugado un papel decisivo para ayudar a la humanidad a salir adelante –dijo Cecilia–. ​

Por tanto, la Orquesta de la Universidad, y en general todo el aparato cultural de la ciudad, debe cumplir con ese rol de ayudar a soportar la crisis y ser un elemento que no solamente agrade y distraiga a la gente, sino algo que alimente el espíritu, el alma, tomando las palabras con las que nos exhorta Cecilia.

La preocupación por una formación musical más seria en las escuelas de la ciudad es una constante:

–Aún ante una agenda cultural robusta, es difícil que la gente participe si no hay una adecuada formación desde sus más tempranos años.

A pesar de lo desalentador del panorama, la cultura ha tomado relevancia en Medellín en los últimos años. Los eventos que articulan actores del sector cultural, como la Fiesta del Libro, son imprescindibles para dinamizar el medio artístico en la ciudad. Es indudable que aún se requiere mucho trabajo, pero vamos por un buen camino. 

Para poder seguir abriendo caminos para una participación más activa de la ciudadanía en la cultura, sostiene la maestra que la clave es no desistir y seguir abriendo espacios, cursos y conciertos cada vez más grandes y que lleguen a públicos más jóvenes. 

–Siempre hay un motivo para celebrar, siempre hay una efeméride, siempre hay un cumpleaños, siempre hay un compositor que destacar, siempre se está produciendo nueva música –recordó la maestra–. La agenda musical de la sinfónica es un constante no parar y los meses venideros están llenos de eventos que en su mayoría son abiertos para el público universitario y la ciudad. Para nosotros lo que sigue es crecer y posibilitar las alianzas para poder tocar mucha más música. 

También nos dice que la programación de los próximos tres meses está copada con conciertos, tanto de música de salón, como con muestras musicales al aire libre. El 8 de octubre, por ejemplo, fue el concierto de Teresita Gómez en la Universidad de Medellín; el 14 de ese mismo mes, un concierto con el director invitado Jeremy Winston; y como estos, muchos otros.

–Lo que queda es una invitación a seguir la programación cultural de la Universidad y de la ciudad.  

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