La incidencia del sistema de democracia indirecta en Estados Unidos surge en medio de la contienda entre Joe Biden y Donald Trump por ser el presidente de ese país. Esto dado el peso decisivo de algunos estados norteamericanos con mayor número de electores en la balanza para elegir el próximo ocupante de la Casa Blanca.
En Estados Unidos, tradicionalmente por su Constitución, las elecciones para determinar quién llega al gobierno de la Casa Blanca se desarrollan a partir del sistema conocido como Colegio Electoral. Distinto a lo que sucede en Latinoamérica y en muchas democracias del mundo con sufragio directo, para elegir al presidente de la república se realiza una elección indirecta donde cada estado recibe un número de votos electorales, de acuerdo con su representación legislativa en Senado y Cámara.
"Este sistema funciona a partir de la equivalencia que cada uno de los estados de los Estados Unidos tiene en términos del poder legislativo", explica Luis Fernando Vargas Alzate, doctor en Estudios Políticos y coordinador del área académica de Relaciones Internacionales en la Escuela de Administración de EAFIT. "Cada estado tiene un número de senadores en el poder legislativo. Pero los representantes si varían de acuerdo con el número de la población de los estados, lo que es muy importante en términos del número de votos que colocan en el sistema del Colegio Electoral", complementa.
Por ejemplo, California (55), Texas (35), Nueva York (29) y Florida (29) son algunos de los estados con mayor número de representantes electorales, mientras que otros como Montana, Wyoming o Dakota del sur cuentan con apenas tres.
En total, son 538 votos en disputa en todo la nación, por lo que la mitad más uno son suficientes para ganar la presidencia. Es decir, en este sistema los votantes eligen a los representantes del Colegio Electoral en cada estado que, a su vez, deberán escoger al nuevo presidente y vicepresidente.
"Es un debate que no se ha dado como tal. Pero que siempre se retoma al momento de las elecciones por las implicaciones que tiene. Se les da peso a los votantes dependiendo de donde viven. Es una reforma que de darse tendría muchas implicaciones, pues la composición del Colegio Electoral refleja la composición del Congreso. Las condiciones bajo las que se creó, en algunos casos, no siguen vigentes y concentra la decisión en unos pocos estados. Además, puede terminar ignorando la voluntad popular como pasó en 2016", dice Natalia Escobar Pemberthy, profesora de Relaciones Internacionales y Gobernanza Global de EAFIT.
Precisamente, en 2016, uno de los antecedentes más recientes de las implicaciones de este tipo de elección indirecta, fue durante la contienda entre los entonces candidatos Donald Trump y Hillary Clinton, cuando la votación popular a favor de la aspirante demócrata —cerca de tres millones de votos— no fue suficiente para llegar a la Casa Blanca al contar con menor número de electores. Algo similar sucedió en otras elecciones como las de George W. Bush, en el año 2000, cuando venció sumando 271 votos electorales al demócrata Al Gore con 266, pero con menor votación popular.
De esta manera, como se ha evidenciado en las recientes elecciones, ganar el voto popular en una combinación de estados considerados bisagra resulta clave para la elección presidencial, siendo esto más determinante que la cantidad de los sufragios obtenidos en todo el territorio. Se dice que, teóricamente, un candidato puede perder en 39 estados en los que no obtenga un solo voto de los ciudadanos, y aun así ganar la presidencia.
"Se ha dicho que el sistema de Colegio Electoral es importante porque lo que hace es afianzar el federalismo, que es el sistema político por excelencia en Norteamérica, en este caso en Estados Unidos. Y se ha dicho que también el federalismo, en su proceso de maduración, ha contado con el sistema de Colegio Electoral como una de sus herramientas clave. Entonces está muy arraigado a la cultura estadounidense, aunque también hay que decirlo, ya hay muchos críticos, y cada vez son más de cómo esto viene funcionando", manifiesta el analista internacional Luis Fernando Vargas.
Sobre los temas de la actual agenda política que definirán las presentes elecciones a pocas semanas de las votaciones, Juan David Escobar Valencia, experto en geopolítica y director del Centro de Pensamiento Estratégico de EAFIT, destaca que los debates se centrarán en asuntos más locales y de interés para los ciudadanos estadounidenses, en los que Colombia y el resto del mundo tienen un papel expectante por conocer el próximo líder de esta nación norteamericana.
"Los estadounidenses son una nación bastante suficiente, en términos de que son un país con muchos recursos, y un estadounidense promedio no ve una vinculación muy directa entre su bienestar y lo que pase al mundo, entonces van a hacer temas muy locales. Lo más cercano al bolsillo y al sentimiento de los Estados Unidos es la crisis económica y el tema de salud, porque esos son los que están todavía gravitando en la conversación de los estadounidenses. Creo que como cada candidato trate esto y cómo lo transmita y comunique, eso va a ser determinante", expresa Juan David Escobar, coordinador de la especialización en Estudios Políticos de EAFIT.
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Alejandro Gómez Valencia
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