En el país futuro que sueñan los niños colombianos no habría basuras ni contaminación en los ecosistemas, las personas sin hogar tendrían un lugar digno donde vivir y los recursos naturales, por medio del uso de la tecnología, serían aprovechados eficientemente para garantizar su sostenibilidad. Además, se viviría en una nación en paz, en ciudades con mejores espacios públicos y un aire más puro para respirar.
Así se imaginan y se sueñan a Colombia, dentro de cien años cuando se celebre el tercer centenario, algunos participantes de la Universidad de los Niños de EAFIT que, en el contexto conmemorativo de la Batalla de Boyacá, también hablan de independencia para compartir sus imaginarios sobre el proyecto de nación que ellos también ayudan a tejer.
¿Cómo es el país en el cual les gustaría vivir? fue la pregunta que respondieron los colegiales, procedentes de distintas instituciones educativas de la ciudad y que asisten a la Universidad de los Niños. Uno de ellos, Manolo Mejía, alumno de secundaria del Colegio Alemán, expresó sus anhelos por el mejoramiento de la democracia, la protección del medio ambiente y el desarrollo de infraestructura para el comercio internacional, e hizo un llamado a la construcción de una Colombia más justa donde las personas puedan expresarse libremente.
“Espero que la nación esté más evolucionada y que existan personas que se arriesguen a hacer buenas políticas para ayudar a crecer a Colombia. Por ejemplo, si fuera presidente implementaría el sistema ferroviario y no algunos proyectos como el Puerto de Tribugá. En lo ambiental la proyección de deforestación en el país son 252 mil hectáreas, lo que es tan grande como el país de Luxemburgo”, reflexiona Manolo, quien en su colegio y en la Universidad de los Niños ha despertado su interés por los temas ambientales.
Camila de la Santísima Trinidad Fernández Gómez, a sus 10 años, es otra de las pequeñas estudiantes del programa eafitense en el que se aprende jugando y experimentando con la ciencia a través de preguntas y expediciones al conocimiento. Es amiga de la naturaleza y de proveer un futuro sustentable. Dice que el país que sueña es uno donde la conciencia ambiental solucione problemas mundiales como la producción de toneladas de desechos.
“Imagino a Colombia como un país sin basura, ya que las máquinas nos facilitarán el trabajo. Habrá tecnología más avanzada que la actual y esto podría ayudar al medio ambiente a restaurarse. En el país que me gustaría vivir es uno donde podamos concientizarnos sobre el calentamiento global, porque al planeta los estamos afectando nosotros, los humanos. Colombia podría ayudar en eso y podría ser ejemplo para el mundo”, expresa Camila, estudiante de cuarto grado del Colegio Campestre Horizontes.
En los escritos, dibujos y la palabra viva que brota de los más jóvenes se vislumbran esbozos de diversos sueños e ideales sobre un mejor futuro y, sobre todo, una nación imaginada con gran sentido de pertenencia y humanidad.
“De la historia de la Independencia que nos contaron en el colegio me sorprendió que esclavizaban a los afros. Y eso no me gustó. Creo que vivir en ese tiempo era muy maluco porque no había tanta libertad y a las mujeres no las tenían casi en cuenta. En el país que me gustaría vivir, para que no maltraten los animales, crearía un espacio en el que los cuiden y los alimenten. Y donaría fondos a las instituciones públicas para que puedan ofrecer una mejor educación”, dice Laura Londoño Mesa, de 11 años y estudiante del Instituto Jorge Robledo.
Esa nación imaginada que expresan los niños y jóvenes en sus relatos, no solo como una manera de conmemorar estas fechas, son importantes para el diseño de los futuros planes de desarrollo locales y nacionales. El actual Gobierno Nacional tiene como uno de sus pilares la atención integral de la primera infancia y la adolescencia en temas como la nutrición, la educación y el fomento de talentos desde el arte hasta la tecnología.
“Colombia en un tiempo puede ser un país más grande. Tiene mucha agua y recursos naturales. En el año 2050 estos recursos van ser muy útiles. En poco tiempo, creo, Colombia va a tener grandes riquezas y espero que la gente se vaya concientizando. Que esto no represente un derroche de recursos para que Colombia pueda evolucionar y ser un país respetado en el resto del mundo”, comenta José Daniel Hernández, de 12 años, quien cursa séptimo grado en la Institución Educativa Yermo y Parres.
La idea de reconocer la opinión de los niños sobre el futuro del país, precisamente, alrededor de preguntas como esta de la nación futura, coincide con el proyecto de La ciudad de los niños que ha inspirado el pedagogo italiano Francesco Tonucci, quien planteó la propuesta de desarrollar una nueva filosofía de gobierno con los niños como referentes para la planificación urbana, en las que puedan ser ciudadanos autónomos y participativos.
“Ser colombiano no es tener el sombrero o la típica caracterización estereotipada de los colombianos. Es más bien tener orgullo por la patria y conocer lo que ha pasado en el país. Sé que han tenido muchos problemas, pero me parece que Colombia es muy bonito y que si nos lo proponemos puede ser un país muy grande, ya que tiene recursos naturales y su gente es feliz”, complementa José Daniel.
Alrededor de encuentros con la pregunta suelen realizarse los talleres de la Universidad de los Niños, con actividades que invitan a pensar desde la experimentación. Durante este año, por ejemplo, los estudiantes de la etapa Expediciones al conocimiento han explorado, entre otros temas, con investigadores las historias del mundo y resuelto preguntas tales ¿cómo saber si las decisiones del gobierno son las mejores para las personas?
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Alejandro Gómez Valencia
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