La paz es un tejido social e institucional que ayudan a bordar las organizaciones civiles y las fundaciones empresariales. La creación de una infraestructura para este fin supremo, donde el sector privado y el sector social se unan para el desarrollo de las regiones y los territorios de Colombia, y que de esta manera se contribuya al fortalecimiento de las relaciones sociales, es uno de los desafíos urgentes trazados en esta construcción nacional.
Reflexiones como la anterior, acerca del papel del sector empresarial y el tercer sector, que agrupa a fundaciones empresariales, sociedad civil y organizaciones sin fin de lucro, fueron realizadas por analistas de EAFIT y representantes de las instituciones que apuestan por la reconciliación, esto a propósito del Día Internacional de la Paz que se celebra este sábado 21 de septiembre.
Por primera vez, en más de 60 años de historia del conflicto armado en Colombia, el país vive un proceso de transición social y político tras el Acuerdo de Paz firmado entre el Gobierno Nacional y la exguerrilla Farc, y desde varios sectores se invita a la construcción de una sociedad basada en los valores democráticos y constitucionales del estado moderno.
"Las infraestructuras de paz son redes, dinámicas, mecanismos y recursos que, fundamentalmente, mediante la consulta y el diálogo aportan a la prevención del conflicto y a la construcción de la paz en la sociedad. Llevan a la reconciliación, a la definición de propuestas locales, regionales y nacionales, y a estrategias de largo plazo que involucren a distintos actores para sustituir el conflicto por la cooperación", comenta Mauricio Uribe López, jefe del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas de EAFIT.
Precisamente, uno de los actores claves en este proceso de construcción exitosa de la paz, como indican los analistas, son las organizaciones empresariales y del tercer sector que hacen notorio el trabajo de la sociedad civil organizada en la creación de proyectos para el desarrollo productivo de las regiones y las comunidades rurales.
La terminación del conflicto significó, además, identificar nuevas oportunidades para el campo. Una muestra de este impacto reciente, con influencia del tercer sector en las transformaciones sociales, son las iniciativas productivas adelantadas por excombatientes de las Farc en los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR), que con el apoyo de la cooperación internacional han desarrollado sus emprendimientos.
"La construcción de paz es un proceso colectivo, complejo y discontinuo. En este proceso participan e inciden muchos actores, no solo el gobierno y sus instituciones. En ese sentido, ante la debilidad institucional del Estado en muchos territorios frágiles y definitivos para la construcción de paz, se requiere de un sector privado y un tercer sector activo y comprometido con una agenda clara y concreta de incidencia en el territorio", dice Laura Gallego Moscoso, jefa del Centro de Análisis Político de EAFIT.
Esta agenda, añade la experta, pasa por tener una voz visible en este proceso e impulsar las iniciativas coordinadas con los gobiernos para llevar oportunidades al territorio con proyectos que impacten a las comunidades. "El tercer sector puede movilizar las capacidades sociales y comunitarias en torno a la materialización del proceso de paz, sus retos y desafíos. Construir memoria, no olvidar y documentar acumulados", complementa.
En ese sentido, Sergio Tobón, coordinador del Centro de Pensamiento Social y director de Desarrollo Social en Proantioquia, una de las organizaciones regionales que apuestan por este propósito con el apoyo a proyectos e iniciativas de paz en los territorios, destaca cómo las organizaciones del tercer sector participan de diferentes estrategias educativas y productivas en Antioquia.
"Lo importante es que el sector empresarial y el sector social asuman ese compromiso y entiendan que la construcción de paz va más allá de un acuerdo, más allá de la discusión entre el Gobierno Nacional y Farc, e implica tareas que van más hacia el desarrollo sostenible. Generar proyectos de desarrollo en las comunidades y en los territorios es construir paz", señala el responsable de la agenda de paz en Proantioquia.
Algunas experiencias llevadas a cabo por organizaciones como Comfama, Fundación Mi Sangre o proyectos que adelantan organizaciones no gubernamentales como Fundación Secretos para contar, la cual trabaja por democratizar el acceso a la educación rural llevando libros a las familias campesinas, son iniciativas que construyen un tejido institucional a partir de la influencia del tercer sector en los territorios.
“Hay asuntos muy concretos en los que puede haber un aporte muy significativo. El primero de estos es el apoyo a los planes de desarrollo territorial en las zonas de conflicto. Claramente parte de los análisis que se han hecho es que el origen el conflicto, pero también su continuidad y ahora el reinicio en algunas zonas, tiene que ver con lugares en los que no ha habido una propuesta de desarrollo local, económico, social y político que permita a estas zonas integrarse al conjunto del país”, dice Marta Inés Villa, directora de Corporación Región.
Por su parte, Valeria Mira Montoya, investigadora del Centro de Análisis Político en temas relacionados con el fortalecimiento del Estado y sus instituciones, quien recientemente hizo parte del 12 Conferencia Regional de la Sociedad Internacional de Investigación para el Tercer Sector (ISTR) organizado por EAFIT, señala que "la paz es algo que convoca a todos los sectores sociales, entonces no podemos depositar toda la responsabilidad en el Estado, entendido como el sector público o la burocracia estatal propiamente dicha. Tenemos que asumir la corresponsabilidad de la construcción de paz. El papel de los empresarios y de la sociedad civil es determinante".
"El tercer sector es importante en la construcción de la paz en el sentido en que antes la ‘paz’ era algo que solo los Estados podían construir. Cada vez hay una concepción más holística de las sociedades y la sociedad civil organizada o el tercer sector tienen un poder y una influencia mayor y la asociación les da herramientas más fuertes para poder presionar hacia una política de paz", complementa el economista Diego Viúdez Pérez.
Camilo Arango, responsable Construcción de Paz de Comfama, llama la atención no solo sobre el papel del tercer sector, también sobre lo que pueden hacer todos los ciudadanos. "Es clave entender que la construcción de paz no se refiere exclusivamente a las agendas políticas de los acuerdos, en las que hay que participar desde el sector privado y el tercer sector porque son actores determinantes en el desarrollo del territorio, sino igualmente en esas pequeñas acciones cotidianas para prepararnos hacia el proceso de perdón y reconciliación colectiva, de transformación cultural para convertirnos en empresas conscientes con el objetivo de la construcción de la paz", dice.
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Alejandro Gómez Valencia
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