El aumento de la temperatura global en más de dos grados centígrados para finales del siglo XXI podría suponer la pérdida del hábitat de un tercio de los mamíferos del mundo, varias regiones sufrirían períodos de sequías más frecuentes y el 37 % de la población mundial estaría expuesta a olas severas de calor por lo menos una vez cada 5 años.
Este panorama planteado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) de la ONU, es proyectado en la actual Conferencia de las Naciones Unidad sobre Cambio Climático (COP26), que se realiza en Glasgow (Reino Unido) con más de 190 países que han rectificado los compromisos del Acuerdo de París. De acuerdo con este organismo, que investiga el impacto del fenómeno natural, para cumplir la meta de limitar en 1.5°C el aumento de la temperatura global habrá que disminuir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en un 45 % para el año 2030.
Es valioso que Colombia anuncie una de las metas más ambiciosas de América Latina para enfrentar la crisis climática. Así lo expresa el profesor eafitense Carlos Cadena Gaitán, experto en sostenibilidad y Ph. D. de la Universidad de Maastricht (Países Bajos), quien agrega que hay urgencia de una mejor gobernanza climática en todos los niveles, desde el planetario hasta el local. “No nos referimos a un sistema de gobierno, sino a esos procesos de interacción y mecanismos de participación entre actores claves que derivan en la toma de decisiones coherentes con estos retos", dice.
Durante la COP26, el gobierno de Colombia presentó la Estrategia Climática de Largo Plazo E2050 y su Contribución Nacionalmente Determinada (NDC), con las que se compromete a reducir un 51% las emisiones de CO2 para 2030 en el país y que sea carbono neutral para 2050, cuando las emisiones deben alcanzar el cero neto. Para lograr estas metas, los países deben iniciar una transición energética y conseguir la eliminación gradual del carbón, frenar la deforestación y acelerar el cambio hacia economías más ecológicas.
Natalia Escobar Pemberty, doctora en Gobernanza Global y Seguridad Humana, considera que para la mitigación de los efectos negativos del cambio climático hay factores clave como la financiación y el acceso a tecnología. También cree que el rol en la investigación y el desarrollo -con la transferencia de tecnología y generación de capacidades a nivel local- es esencial para lograr los compromisos y que estas metas sean mucho más ambiciosas.
"En el tema de cambio climático hay elementos como los patrones de consumo, por un lado, y los sistemas de producción y nuestra aproximación a los modelos económicos, por otro. En ese sentido Colombia tiene dos retos: la transformación y el compromiso de los actores económicos", dice la profesora del Departamento de Negocios Internacionales de EAFIT.
Para la analista, la gobernanza ambiental es un asunto en el que no solo es necesario cumplir los objetivos del gobierno, sino los objetivos de los sectores privados. Además, la participación activa de los gobiernos regionales y locales es importante para alcanzar las metas.
En esa dirección, Maria Alejandra Gonzalez-Perez, Ph. D. en Negocios Internacionales y Responsabilidad Social Empresarial, cree que para alcanzar las metas climáticas los gobiernos y la sociedad civil deben estar comprometidos con la transición energética, lo que implicaría un gran impacto social y económico. Sobre este asunto Colombia tiene grandes retos al ser uno de los países en los que el PIB depende de sectores altamente contaminantes como el petróleo, el gas o el carbón.
"Cumplir el compromiso de reducción de emisiones de 51 %, que no es poco, supone unos costos grandes para país en temas de transición energética. El papel de la ciudadanía es asegurarse de que los mandatarios tengan está priorización de los temas climáticos", indica la profesora de la Escuela de Administración de la Universidad.
En ese sentido, el economista Alejandro Torres García expresa que Colombia tiene que cambiar su matriz energética y que cada vez menos la economía dependa de los combustibles fósiles. "Gran parte de las exportaciones e ingresos que obtenemos de divisas dependen de la venta de petróleo y carbón. Disminuir nuestras emisiones y que el mundo también disminuya sus emisiones, implica una reducción de la demanda de este tipo de combustible, entonces nosotros somos los primeros interesados en comenzar a realizar una transición energética", indica el investigador del Departamento de Economía de EAFIT.
El papel de la ciudadanía
La manera como se moviliza la ciudadanía en torno a los objetivos climáticos, sumado a la responsabilidad de los gobiernos en generar políticas públicas que apunten a la reducción de gases efecto invernadero y a la empresa con sus contribuciones ambientales, son importantes para alcanzar las metas de sostenibilidad.
Algunas opciones en las que los ciudadanos pueden contribuir a estos desafíos globales que se analizan en COP26 son la adopción de un transporte público que utilice energías no fósiles, la gestión de los residuos orgánicos y otros que se generan en el día a día, así como la elección del tipo de consumo de productos, priorizando el local y responsable con el medio ambiente, lo que al final determina el tipo de ofertas se hacen en el mercado.
"También es el rol político de la ciudadanía. Cómo nos involucramos en la toma de decisiones. Es muy importante qué tipo de gobernantes elegimos y quiénes son las personas que llegan a tomar las decisiones por todos. Para Colombia es crucial el momento", señala Alejandro Álvarez Vanegas, magíster en Ciencias de Sostenibilidad y profesor de EAFIT EAFIT.
Los analistas destacan que, aunque Colombia solo representa el 0.6 % de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo, es uno de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático por su biodiversidad, siendo esto una amenaza para su desarrollo sostenible.
Para Maria Alejandra Gonzalez-Perez, dentro de los aspectos de sostenibilidad ambiental el cambio climático es un tema puntual que requiere de la toma de decisiones en el día a día de los ciudadanos, tales como las inversiones, las compras o la elección que hace de los gobernantes.
Hasta el momento en el programa Colombia Carbono Neutral, estrategia lanzada recientemente por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, hay más de 100 empresas que están implementando procesos y programas orientados a disminuir su impacto ambiental.
La Conferencia sobre Cambio Climático es la más importante reunión relacionada con este fenómeno. Se inició en 1992 cuando la Organización de Naciones Unidas (ONU) realizó en Río de Janeiro (Brasil) la Cumbre de la Tierra, en la que se adoptó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
En este tratado que entró en vigencia dos años después, los países participantes acordaron estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera para evitar la peligrosa interferencia de la actividad humana en el sistema climático.
A partir de ese año la ONU reúne anualmente a casi todos los países del mundo en esta cumbre para discutir ampliaciones del acuerdo climático y establecer límites jurídicamente vinculantes a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Algunos de estos compromisos han sido el Protocolo de Kioto, en 1997, que definió los límites de emisiones para las naciones desarrolladas que debían alcanzarse para 2012. Y el Acuerdo de París, en 2015, en el que todos los países acordaron intensificar los esfuerzos para intentar limitar el calentamiento global a 1.5 °C por encima de los niveles de la era preindustrial, e impulsar la financiación de la acción sobre el cambio climático.
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