Estarán navegando sobre la lucha milenaria que libran el Atrato y el mar Caribe en el Golfo de Urabá. ¿Cuál es viaje que hace una gota de agua en medio de ese encuentro titánico? Esa es la respuesta que quieren empezar a responder 24 expedicionarios anclados al mar con el corazón y por la ciencia.
Ataviados con equipos de medición de corrientes y con la humildad de quienes son cercanos al océano, navegarán durante 40 horas continuas bajo el liderazgo del profesor eafitense Juan Felipe Paniagua Arroyave. Llegarán con la certeza de la lucha del delta del Atrato por salir al Caribe ante la resistencia del mar, pero con la pregunta sobre el papel que cumple la marea ante esas fuerzas.
¿Cómo se mueven las aguas del río y del mar en el Golfo?, ¿cuál queda en la superficie y cuál en el fondo? y ¿cómo salen al océano? son interrogantes que asumen investigadores de EAFIT, U. de A., Universidad Nacional, Universidad de Florida (Estados Unidos) y Universidad de Ultrecht (Países Bajos) con la asesoría de la US Naval Academy, el apoyo de la Gobernación de Antioquia y como parte de una de las líneas de investigación que apoya el grupo G8 Universidades.
Esta comunión de intenciones y conocimiento tiene más relevancia este 8 de junio, cuando se conmemora el Día Mundial de los Océanos, y tras el acto protocolario de la primera piedra del Puerto Antioquia, instalada el pasado 23 de abril. La obra, tal como dijo Daniel Palacios, ministro del Interior y gobernador ad hoc de Antioquia para los puertos de Urabá, estaría terminada en el año 2025 e implicaría infraestructura para la industria hotelera, restaurantes y aduanas, entre otras.
Qué pasa si hay un derrame de hidrocarburos y cómo se moverían los desechos que se generan con una mayor ocupación son algunas preguntas que Juan Felipe, ingeniero civil y magíster en Ciencias de la Tierra de EAFIT, cree que es necesario responder para favorecer el desarrollo de la región. En esa tarea se apoya en los conocimientos sobre el mar, sus corrientes, las olas y sus efectos, los bancos de arena y las mareas que ha adquirido en gran parte gracias al doctorado en geomorfología y procesos costeros que hizo en la Universidad de Florida.
Conexión con los sistemas
La intención de la expedición está acorde con los propósitos de EAFIT de conectarse con las organizaciones y los sistemas públicos. Tal como dice Anderson Amaya Saldarriaga, otro de los expedicionarios, entender cómo se mueve el agua al interior este ambiente estuarino, teniendo en cuenta variables como el viento, el gradiente de presión y salinidad, la geología y la morfología del Golfo tiene que ver con asuntos científicos, económicos y sociales relevantes para Antioquia y Colombia.
Anderson, ingeniero civil y compañero del profesor Juan Felipe Paniagua en el Grupo de Investigación en Hidrología de los Andes del Norte de EAFIT, justifica esta y otras misiones científicas al Golfo porque desde lo económico, por ejemplo, seguramente con los puertos planeados las ciudades de la región crecerán mucho en las próximas décadas.
“Colombia tiene pocas ciudades importantes en la costa, y esto debe cambiar para que la economía siga creciendo”, dice Anderson, quien además resalta que en la región de Urabá el fenómeno del retroceso costero es fuerte en muchos municipios. “Entender qué está pasando es el primer paso para que los organismos del Estado tomen las mejores decisiones”, complementa.
Justamente uno de los referentes de cómo la ciencia puede conectarse con los sistemas públicos lo encuentra Juan Felipe Paniagua en Basic-Cartagena, un proyecto de investigación aplicada sobre las interacciones entre cuencas, mar y comunidades en la zona costera de Cartagena. La iniciativa, que cuenta con financiación internacional y la participación de varias universidades, entre estas EAFIT, ha entregado resultados desde que comenzó en el año 2014.
Entre los aportes de Basic están una herramienta tecnológica que recibieron poblaciones cartageneras para pronosticar la contaminación de las aguas, así como la creación de un sistema de alertas tempranas que utiliza datos obtenidos de la observación del océano para mitigar accidentes ambientales como los derrames de hidrocarburos y predecir posibles factores contaminantes en la Bahía.
Eso es justamente lo que Juan Fernando Paniagua sueña que ocurra con las misiones del Golfo, lograr que ese conocimiento se traduzca en soluciones para la comunidad. Eso es lo que él le prometió al mar en una de esas primeras salidas de campo, cuando ante la humildad que sintió ante la inmensidad del mar le prometió estudiarlo, conocerlo y comprenderlo para ayudar al desarrollo de las comunidades.
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Alejandro Gómez Valencia
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