Ampliar la mirada comercial a otros países de Asia como Vietnam, Malasia, Indonesia y Singapur es necesario para fortalecer la economía mundial. El mensaje lo entregó Danny Quah, economista de la Universidad Nacional de Singapur, en la plenaria
Nueva trayectoria de crecimiento de Asia: navegación y panorama internacional.
Durante su presentación, que se realizó en la segunda jornada del vigésimo Congreso de la International Economic Association (IEA), se refirió a la fractura del panorama económico internacional por la crisis que existe entre Estados Unidos y China, y explicó cómo los países pueden navegar en este entorno fraccionado.
Destacó que el orden mundial y el panorama político y económico internacional deben considerarse como una variable endógena. Esto quiere decir que el protagonismo de la economía global no es un fenómeno externo, sino inherente a la política económica. “Como economistas, no podemos tomar el orden mundial como un factor independiente y esperar luego para entender las mejores maneras de navegar los conflictos. Para ello, se debe entender el crecimiento y la convergencia económica desde una nueva perspectiva”, resaltó el profesor.
En este sentido, expuso, es importante abandonar la mirada fragmentaria que tenemos del entorno económico: que por un lado contemplemos a China, por el otro a Estados Unidos, y en otros a la Unión Europea o a los países en vía de desarrollo. Se requiere, insisitió, entender el entorno económico “como un todo”.
Hasta el año 2000, la relación entre el Producto Interno Bruto (PIB) combinado de las economías emergentes y el PIB combinado de los siete países más ricos estuvo estable con una proporción de 35% aproximadamente. En otras palabras, el PIB de 200 naciones emergentes era equivalente al 35% del PIB de las siete naciones más ricas.
Sin embargo, desde el año 2000, esta proporción comenzó a cambiar, llegando a valores casi iguales, lo que demuestra el crecimiento que han tenido las economías emergentes en los últimos años. “Las cosas han cambiado, con economías emergentes fuertes, con China como protagonista del crecimiento económico global, que, sumado a India, concentran el 50 % de la población global”.
El centro de gravedad económico del mundo es otro. En el siglo XX estuvo en el centro del Océano Atlántico, influenciado principalmente por Estados Unidos y Europa. No obstante, con el paso de los años, el centro de gravedad se ha ido moviendo lentamente hacia Asia por el crecimiento económico de China y otras naciones en la región. “Para 2015, el centro de gravedad económico ya no estaba en el Atlántico, estaba situado entre Europa y Asia”, dijo.
Danny Quah apuntó, además, que aunque los estados pequeños no tienen gran capacidad productiva, el comercio internacional ha sido clave para que estos países estén convergiendo y se vuelvan más ricos. No obstante, el cambio en la situación geopolítica ha llevado a cambios significativos y retos en lo que respecta a la política exterior. Actualmente, indica, hay una transición de poder entre naciones rivales, lo cual lleva a un dilema de seguridad que afecta a países cercanos. Por eso, se necesitan condiciones para fortalecer el nuevo orden económico mundial, en el que el proteccionismo no puede ser la salida.
De otro lado, y en sintonía con lo mencionado, la profesora Wendy Carlin, de la Universidad de Londres, coincidió en que, en la situación actual, los países en desarrollo son protagonistas del orden económico y comercial, lo que va en contravía de aquellas teorías tradicionales que dicen que las economías fuertes son las que deciden las reglas en el ámbito internacional.