De los cerca de 3.000 kilómetros de zonas costeras que hay en Colombia se sabe poco. Al estar de pie en la playa, se podría pensar en cómo sube y baja el mar, pero también cómo la tierra varía su altura debido a diversos fenómenos. Estas fueron las preguntas que se hicieron los investigadores eafitenses Juan Felipe Paniagua Arroyave y José Fernando Duque Trujillo, de la Escuela de Ciencias Aplicadas e Ingeniería, quienes con el apoyo de Giorgio Spada, de la Universidad de Bolonia, y Daniele Melini, del Instituto de Geofísica y Vulcanología de Italia, simularon los cambios en el nivel relativo del mar en las costas del Caribe y el Pacífico colombiano en el periodo geológico conocido como Holoceno.
Retroceder en el tiempo para analizar esta información tiene un motivo especial, ya que en los últimos 11 mil años ha habido una estabilidad climática que permite ver la variabilidad en el cambio del nivel relativo del mar, lo que proporciona una perspectiva más amplia. “Encontramos que la tectónica, los movimientos de las placas en la tierra, nos está mostrando que en la zona del Caribe y en algunas partes del Pacífico tiene una influencia muy grande en ese cambio en el nivel del mar, por lo tanto, no es solamente el agua, sino también la tierra que sube o baja”, afirma el profesor José Fernando.
Entre los hallazgos se encontró que, al sur del Golfo de Morrosquillo, el nivel relativo del mar fue constante durante los últimos 11 mil años, mientras que al norte estuvo subiendo. Esto lleva a pensar que las desembocaduras y acantilados han estado en el mismo punto a lo largo de todo este tiempo, mientras que los cambios actuales en la cuenca son producto de la intervención humana con la deforestación y el aumento de la sedimentación.
Por otra parte, en el Pacífico, los resultados sugieren que el nivel relativo del mar durante el Holoceno estuvo por encima del nivel actual y ha estado bajando, con un factor importante relacionado con la glacio e hidroisostasia (carga y descarga de hielo y agua), entre otros fenómenos. Además, se detectaron zonas en las que el nivel del terreno está bajando, como en Cartagena, algo que no se tenía en cuenta en el panorama regional y que los investigadores explican como el contraste con las zonas en las que hay levantamiento costero.
Estos análisis son importantes, dice el profesor José Fernando, porque los escenarios que se pueden presentar son múltiples y complejos, desde el hundimiento de zonas cercanas al mar que son utilizadas para cultivos y zona hotelera, como también lo que podría pasar, hipotéticamente, en lugares como Bajo Cauca o Bajo Magdalena que, con un incremento de dos metros del nivel del mar, se cubriría una gran extensión de tierra.
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Para lograr los resultados presentados, se utilizó la supercomputadora Apolo de EAFIT, en la que se simuló la tierra como una cebolla que tiene en la parte de arriba una plastilina que se deforma, mientras que en el interior hay anillos líquidos, y a estos últimos se les brindó características de viscosidad.
“Se utilizó un modelo de código abierto, desarrollado por los profesores Giorgio Spada y Daniele Melini. En la supercomputadora de la Universidad, pusimos los escenarios de viscosidad del manto para analizar la respuesta de los derretimientos de la Antártica y Laurentide al cambio de los casquetes de hielo, la deformación de la corteza, los cambios en la rotación de la tierra, la atracción gravitacional al agua y la deformación por el peso del agua”, explica el profesor Juan Felipe Paniagua.
Estas simulaciones se compararon con datos publicados en la literatura científica sobre evidencias en los cambios del nivel relativo del mar de tipo geológico y estratigráfico, los cuales se recopilaron y organizaron en un marco común de tiempo. Nutrir esta información con metodologías estandarizadas para lograr resultados más confiables, menciona el investigador, posibilitaría tener un mapa que muestre los cambios y ayude a refinar los modelos para estas variaciones.
Por ahora, los investigadores seguirán buscando recursos y alianzas con otros colegas para identificar variaciones tridimensionales en la estructura terrestre y hacer simulaciones más cercanas a la realidad del territorio colombiano. La proyección es tener un catálogo de evidencias del nivel relativo del mar que permita hacer predicciones ante los escenarios de cambio climático, aumento del nivel del agua, cambios en el uso del suelo, entre otros, y tenerlos en cuenta para una planificación racional del territorio.
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Alejandro Gómez Valencia
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