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Cátedra Fulbright Líneas temáticas

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Líneas temáticas

​​Las ciudades latinoamericanas no son ajenas a la dinámica global que se caracteriza por un rápido crecimiento de la población urbana y un alto porcentaje de dicha población en situaciones de segregación e informalidad. No obstante, pese a los desafíos que les impone tal realidad, las ciudades emprenden grandes transformaciones del paisaje con equipamientos urbanos, infraestructura y procesos de renovación urbana, social, política, económica y cultural. Transformaciones que han sido posibles a partir de comprender que el futuro sostenible y equitativo de estos territorios está, precisamente, en la coordinación de acciones y políticas con una mirada integral por parte de diversos profesionales y actores; y entidades públicas y privadas, tanto locales, como nacionales e internacionales. 

Este es precisamente el reto para la academia, el de generar conocimiento a partir de procesos de investigación y la generación de herramientas pedagógicas innovadoras que preparen profesionales conscientes de las nuevas realidades, capaces de liderar procesos e intervenirlos de manera oportuna, consciente y creativa.

CHANGING CITIES. Renovación urbana y nuevos paisajes en ciudades.

Como ya hemos mencionado, el siglo XXI será eminentemente urbano. La mayor parte de las ciudades se enfrentan a dinámicas de crecimiento explosivo, descontrolado, con consecuencias tan imprevisibles como, en la mayoría de los casos, devastadoras para la fragilidad de sus entornos naturales. En este sentido, la informalidad es una condición urbana históricamente conocida. Sin embargo, los ritmos a los que la presión urbana somete muchos territorios presenta un panorama más incierto sobre las transformaciones de las dinámicas y paisajes urbanos. En este sentido, la clásica dicotomía urbano-rural deja de tener vigencia ampliando los matices en fórmulas híbridas, formas discontinuas y pautas basadas, en demasiados casos, en el desequilibrio y la segregación territorial. Son paisajes nuevos, vibrantes y sometidos a intereses no siempre compatibles que derivan en conflictos de variada intensidad y naturaleza. Es un panorama tan inquietante como esperanzador.    

Lejos de solucionar únicamente a partir de la planificación, la gestión aparece como un método cuya flexibilidad debe permitir adaptarse a las condiciones propias y a las variables específicas de aquellos contextos urbanos de mayor consolidación. La fórmula genérica es la renovación urbana, donde caben muchos instrumentos que útiles para construir ciudades más eficientes, optimizando aquel suelo ya ocupado por medio del aporte de mayor intensidad de usos y actividades diversas, compatibles y complementarias que frene o incluso revierta la tendencia a la expansión urbana. Es una alternativa que requiere aumentar la eficacia del transporte público colectivo potenciando los sistemas de  movilidad limpia apoyados sobre una red de espacios públicos de alta calidad que aporte valores medioambientales articulando el medio urbano con sus entornos naturales. 
En definitiva, la renovación urbana es una estrategia que persigue y promueve un modelo de ciudad claramente compacto, heterogéneo y equilibrado. En este sentido, uno de los principales retos para las ciudades será indagar fórmulas y mecanismos complementarios que dinamicen estos procesos de manera propia, sensible a su entorno natural y adaptada a sus particularidades culturales. 

CHANGING METROPOLITAN AREAS. Retos institucionales e inclusión

La capacidad de atracción de las urbes ha superado holgadamente las clásicas escalas municipalistas para dar un salto cuantitativo importante hacia escenarios metropolitanos. Evidentemente, las complejidades de dicha escala aumentan proporcionalmente a la cantidad de actores, discursos e intereses que congreguen. Sus proyectos deben ser afrontados desde ópticas supramunicipales y defendidos por entidades que superen la visión limitada de intereses particulares. Las grandes infraestructuras, por ejemplo, al igual que los espacios de especial interés en términos de competitividad económica y geoestraatégica o de reserva y protección por sus condiciones de fragilidad deben ser consideradas y proyectadas desde la óptica del equilibrio de un territorio poliédrico, heterogéneo y discontinuo en su definición conurbada. En este sentido, la gestión institucional debe desarrollar una serie de estrategias y herramientas de control que trabajen decididamente en aras de disminuir estos desequilibrios, reducir la inequidad y cerrar la brecha de la segregación espacial (socioeconómica y funcional), garantizando, a su vez, la mejora de la calidad del medioambiente metropolitano.

En este sentido, uno de los grandes retos que debe afrontar esta nueva escala metropolitana es, sin duda, el control físico, administrativo-institucional y social sobre la expansión continuada de los bordes. Para el caso concreto del Valle de Aburrá con una matriz biofísica tan particular, este reto se ve incrementado al situar el problema en entornos de alto riesgo como las laderas y quebradas. Ordenar los límites, armonizar la contención del crecimiento, mitigar el riesgo natural y antrópico de los asentamientos, reforzar y consolidar la estructura ecológica, mejorar las condiciones de vida de todos los asentamientos e integrar a todos sus habitantes en una plena vida urbana se posicionan como estrategias complementarias. La solución pasa, sin duda, por un enfoque integral y adaptado a las particularidades de cada subescenario. Como tantas otras ciudades en el mundo, el Valle de Aburrá ha comenzado a abordar esta problemática a partir de la concepción de un proyecto de Cinturón Verde Metropolitano, tan oportuno como complejo.

CHANGING TERRITORIES AND LANDSCAPE. Retos regionales y desarrollos locales.

Si bien es cierto que las dinámicas de crecimiento urbano son comunes en todo el mundo, cabe destacar que éstas recrudecen sus índices en el continente latinoamericano. Evidentemente, Colombia no es ninguna excepción. Más bien lo contrario. La violencia endémica y la desigualdad estructural se traducen en situaciones urbanas de gran inequidad. Los paisajes se transforman a gran velocidad y las ciudades se convierten, sin preverlo, en las protagonistas ineludibles de estas profundas transformaciones. Los centros tergiversan sus históricas relaciones de equilibrio expulsando usos, incorporando dinámicas y agentes no siempre compatibles y especulando sobre suelos y predios como bienes de primera necesidad. La presión económica y su derivada urbana empuja paulatinamente sus efectos a áreas de influencia cada vez mayores pero no necesariamente continuas. Es la cristalización de los procesos metropolitanos sobre un territorio desigual y segregado. La pobreza de aquellos a quienes se les niega reiteradamente las oportunidades urbanas y, en definitiva, el derecho al desarrollo se convierte en la cara más visible del problema de carácter social de origen físico. 

A su vez, muchas de estas regiones de desarrollo incontrolado y crecimiento informal se posicionan sobre los ámbitos de mayor fertilidad, riqueza en biodiversidad y de alta fragilidad medioambiental amenazando su inestimable valor en cuanto a recursos y oportunidades. Conscientes de ello y en aras de garantizar un modelo de desarrollo productivo que apueste por la sostenibilidad integral que promueva el desarrollo equilibrado y multiescalar. En otras palabras, para actuar desde lo micro cabe también pensar en macro.    

CONEXIONES Y PROCESOS.


La ciudad no la hace una sola mano, no es fruto de un proyecto unívoco. Es un ente vivo, cambiante, inestable y evolutivo. No tiene un discurso lineal, muchas veces ni si quiera coherente. Es la expresión de múltiples voluntades, una realidad poliédrica, de varias voces, múltiples tonos, sueños infinitos y esperanzas variadas. La ciudad se hace desde la diferencia convivida, desde el consenso del bien común por encima de los intereses privados. Es producto de los acuerdos pero también de los conflictos.

Precisamente por su condición moldeable, incluso caprichosa en algunos casos derivada del enfrentamiento de discursos convergentes, tangentes o contradictorios, la ciudad se convierte en un laboratorio compartido. Los actores son muchos y las lecturas, obligatoriamente, también. Por ello, en aras de garantizar la sostenibilidad de cualquier iniciativa, las instituciones encargadas de la toma de decisiones deben contar con la participación activa del conjunto de actores que conforman y complementan el escenario urbano, tomando especial atención a los grupos de mayor vulnerabilidad y riesgo de exclusión. Esto no es más que empezar a enriquecer el proceso clásico de toma de decisiones desde arriba (top-down) con iniciativas que nazcan y se empoderen desde las bases cívicas (bottom-up).

Paralelamente, si bien cada ciudad y territorio tienen sus particularidades identitarias y sus condiciones propias e irrepetibles, también es cierto que la experiencia que puedan adquirir en sus procesos de desarrollo permite adquirir una serie de lecciones aprendidas, tanto en la lectura de los éxitos como en el aprendizaje de los errores. El compartir esta serie de conocimientos urbanos en términos de método, condicionantes y resultados parece, pues, una necesidad ineludible. En este sentido, la construcción de una amplia red de conocimientos cruzados y experiencias compartidas se convierte en una acción clave a desarrollar en el seno de grupos de investigación y entidades académicas.
 

Última modificación: 02/09/2015 15:46