Suena el cuerpo con los golpes del amante
Gimen en silencio entre manos temblorosas
Sudan a borbotones mares
Llueve adentro y afuera también
Es el cuerpo entre vestigios de lo que se desea
El rostro abierto, buscando, siendo
Cierra los ojos, amor, que te recorro
Sigue aquí, que aquí me quedo
Quédate aquí, momento fuerte
En tu cama, en tus ruidos, en tus amores dichos con el cuerpo.
Pero
Caducamos, como todo, como todos
Se mueren las gentes y nos matamos
Cortan el árbol, sangran las selvas
Tras el amor alguno queda incompleto
Y el amante, como suele suceder,
se pierde en otros nuevos poemas.