Las primeras imágenes publicitarias de la Pomada Peña, Limonada Cristal, Vino Moscatel y hasta escenografías para obras de teatro y zarzuela son parte de la producción artística de Luis Eduardo Vieco Ortiz. Era la primera mitad del siglo XX y el artista antioqueño se convirtió en uno de los más innovadores publicistas de la época, encargado de piezas para Postobón, Colombiana de Tabaco, Coltejer y Fatelares.
Algunas de esas piezas gráficas, que registraron el florecimiento de la industria antioqueña, se exhiben en la exposición Horizonte Urbano Luis Eduardo Vieco, con la que EAFIT rinde homenaje, en su Centro de Artes, al pintor, grabador, publicista y músico antioqueño.
La exposición, que estará habilitada hasta el 9 de mayo, se inauguró el pasado 26 de marzo y ese día uno de los primeros en recorrerla fue Eduardo Lopera Vieco, nieto del artista. Su primera impresión con la curaduría fue de sorpresa porque pensaba que se iban a exponer más óleos, acuarelas, pero notó que se le dio mucha importancia a la obra gráfica, publicitaria. “Estoy muy contento con eso porque es una faceta de él poco conocida”, manifiesta.
Lo que sí se conoce de Luis Eduardo Vieco (1882–1955) es que integró una de las familias que más artistas le entregó a la región -entre sus hermanos figuran músicos como el compositor Carlos Vieco- y fue uno de los primeros alumnos de Francisco Antonio Cano.
En la obra de Luis Eduardo, precisamente, los investigadores reconocen continuación y respuesta a la propuesta simbólica y retórica del maestro Cano. Por eso, en la exposición, se pueden ver óleos que tienen como protagonistas a los edificios de una urbe emergente.
Se exhiben, por ejemplo, cuadros que registran las fachadas del Teatro Junín, la iglesia de La Candelaria y las primeras avenidas de Medellín. Y es que, según Sol Astrid Giraldo, especialista en historia del arte, si en Cano hay una promesa de conquista de una tierra, en Vieco esa conquista ya empieza a ser evidente porque en él lo importante ya no es el paisaje sino el hombre y las transformaciones que le hace.
“La herramienta pictórica con la que cuenta es un figurativismo académico, una alta valoración del cromatismo, de las proporciones, de las armonías de luces y sombras, pero con esta debe dar cuenta del tema inédito y móvil de la ciudad, lo urbano, la modernidad”, escribe Sol Astrid en el texto de presentación de Horizonte Urbano.
Vivir en esa ciudad emergente influyó para que Luis Eduardo Vieco se convirtiera en, como lo dice su nieto Eduardo, un artista muy polifacético. Por eso él invita a quienes tenían referencias de su abuelo solo como acuarelista a que visiten el Centro de Artes de la Universidad para que vean algunos de los montajes escenográficos que hizo para obras de teatro.
Para evidenciar la múltiple participación del artista en diferentes esferas, en una de las paredes del Centro se plasmó ampliada la acuarela que pintó en 1961 para la escenografía de la obra Princesa del Dólar.
En la muestra se puede pasear, también, por sus aportes en caricatura, la relación que tuvo con revistas como Cromos, su trabajo en las portadas de libros de Bernardo Uribe Muñoz, recetarios de cocina y hasta textos escolares.
Es que el viaje a Horizonte Urbano es la visita a la producción artística de Luis Eduardo Vieco que tiene como un don, además de su versatilidad, el ojo para retratar los primeros cambios físicos y sociales que empezaron a llevar a Medellín a ser una urbe.
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Juan Antonio Agudelo Vásquez
Coordinador de Extensión Cultural EAFIT
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