EAFIT, la de la década de 1960, graduó a los primeros administradores de negocios del país
En la sede del Banco Central Hipotecario, ubicado en el centro de Medellín, se materializó el sueño de 18 empresarios, líderes de importantes organizaciones del país. Allí, el 17 de agosto de 1960 fue impartida por el docente norteamericano Bernard J. Hargadon Jr. la primera clase de la Escuela de Administración y Finanzas (EAF).
La intención, de la entonces naciente institución de educación superior, era apoyar el rápido crecimiento industrial que enfrentaba el país para la época y formar personas idóneas que lideraran el sector empresarial.
Así, con la firma de un acta el 4 de mayo de 1960, donde participaron los precursores de la iniciativa y empresas destacadas de la industria antioqueña, EAFIT se hizo tangible y dio el primer paso para ser reconocida por el Ministerio de Educación Nacional el 11 de junio del mismo año.
Sus primeros cursos se dictaron en una casa alquilada, ubicada entre las calles El Palo y La Playa, en el centro de la capital antioqueña. Allí, elegidos entre 200 aspirantes, 59 estudiantes provenientes de diferentes ciudades del país se acomodaron para iniciar el camino que años más tarde les otorgaría el título de administradores de negocios, los primeros graduados en Colombia. Pero la década de 1960 no solo dejó huella por hacer realidad el sueño de capacitar, en el ámbito nacional, líderes para el sector empresarial colombiano, sino que representó grandes logros para la Institución.
La creación del Instituto Tecnológico (IT), pensado en 1961, fue uno de los más representativos, gracias al aporte económico y en infraestructura de la Fundación Whirlpool y del programa Tools for Freedom.
Este hito no solo le agregó las letras I y T a la Universidad, que de ahí en adelante se denominaría EAFIT, sino que evidenció la necesidad de conseguir un espacio propio. Así, en el año 1962, en un lote ubicado en el sector de La Aguacatala, al sur de Medellín, se inició la construcción de lo que integraría a la Escuela con el Instituto Tecnológico.
El nuevo espacio contó con aportes extranjeros y de fondos especiales de la Corporación Educativa de la Industria, y para 1963 ya todo estaba listo para el traslado de los estudiantes a la nueva sede, la misma donde hoy, medio siglo después, se continúa consolidando la Universidad.
Pero los avances no solo fueron en infraestructura. Los logros académicos estuvieron marcados por la firma de un convenio con la universidad estadounidense Syracuse, que permitió impulsar el crecimiento eafitense.
Gracias a este convenio, un grupo de docentes de la prestigiosa institución norteamericana viajó por primera vez para asesorar a la Universidad en cuanto a sus planes de estudio, los programas ofrecidos por las diferentes áreas de estudios, entre otros aspectos. EAFIT comenzó entonces a fortalecer lazos y se aventuró a proyectarse tanto nacional como internacionalmente.