Omitir los comandos de cinta
Saltar al contenido principal
Inicio de sesión
Universidad EAFIT
Carrera 49 # 7 sur -50 Medellín Antioquia Colombia
Carrera 12 # 96-23, oficina 304 Bogotá Cundinamarca Colombia
(57)(4) 2619500 contacto@eafit.edu.co

Ediciones Skip Navigation LinksQue-transpire-la-ciencia Que transpire la ciencia

EAFITNexosEdicionesQue transpire la ciencia

Que transpire la ciencia

Silvia Natalia Rojas
snrojasc@eafit.edu.co

Hace un poco más de cuatroscientos años, la ciencia dejaba de sonar como un mito y las personas empezaban a comprender que estaban rodeadas de elementos y compuestos diferentes a los de la religión. Algunos intelectuales intrépidos no pudieron aguantar ignorar la investigación o el análisis de los fenómenos que la naturaleza convocaba fielmente frente a ellos, hasta el punto en que una manzana trazó la pauta para el desarrollo de un sinfín de teorías y doctrinas que al día de hoy acompañan las largas noches de estudiantes convencidos en aprenderlas.

Claro está que además de las grandes mentes de estás personas, gran parte de sus descubrimientos contaron con los materiales y lugares que poco a poco ellos adaptaron para realizar sus más precisos e imprecisos experimentos. El mismo Pasteur dijo: “sin laboratorios, los hombres de ciencia son como soldados sin armas”. Esta perspectiva la comparten desde los grandes inventores, hasta las mismas instituciones que los educan, pues las esferas laborales e intereses se han ido adecuando a las nuevas tendencias y prácticas que, por la inquietud del conocimiento, están en constante renovación. Los planes académicos y las proyecciones de los mismos estudiantes tratan de acoplarse a lo que tanto en Colombia como en el mundo está cambiando. 

Si algo resaltan los eafitenses de su universidad es que les brinda incluso más de las herramientas necesarias para desarrollar sus ideas y proyectos. Estas los impulsan a seguir trabajando por el bienestar de la sociedad en la que viven y se ven reflejadas tanto en la calidad académica de los docentes que los acompañan, como en los espacios donde estudian, ya que en los últimos diez años la infraestructura de la universidad ha crecido aproximadamente en 25.000 m2 construidos. Adicionalmente, se ha venido trabajando en una serie de planes maestros asociados a instalaciones técnicas que buscan atender no solo las nuevas edificaciones, sino las áreas abiertas. 

La nueva apuesta es una de las más ambiciosas que ha tenido la universidad en los últimos años. Se trata del nuevo edificio de Ciencias o bloque 20, que empezó su construcción en septiembre del 2018 y tiene previsto entrar en funcionamiento para el segundo semestre del 2020.

La receta para deleitar a la comunidad educativa consta de una mezcla de varios ingredientes. La base está preparada con 54 labortarios especializados en ciencias biológicas, ciencias de la tierra, ciencias matemáticas y ciencias físicas. A estos los acompañan 83 oficinas de profesores con una capa bien sólida de nueve salas de reuniones y cinco salas de descanso para los empleados. También hay tres aulas de aprendizaje activo con un acompañamiento de cuatro salas de profesores, proyectos y consultoría. Para rematar, el ingrediente estrella: un invernadero de bioprocesos. Estos ingredientes están dispuestos en una estructura de diez niveles con un área de 13.525 m2. 

Es un edificio con todos los requerimientos que necesitan los científicos para desarrollar sus investigaciones. El rector, Juan Luis Mejía, durante la presentación del informe de sostenibilidad afirmó: “Queremos que este sea el nuevo sello de la universidad”, destacando que su construcción simboliza “un hito o un mensaje que le estamos mandando a la sociedad, poniendo en práctica el postulado de que somos una universidad para la investigación, con investigación, consolidándonos como una institución que construye conocimientos”. 

El avance de su construcción avanza según lo esperado. La coordinadora de Infraestructura y Planta Física, Sabrina Molina, asegura: “Los avances hasta ahora están dentro de los márgenes manejables; hemos tenido algunas dificultades en el montaje de la estructura metálica que ya han sido resueltos y se está replanteando el cronograma para estas áreas complementarias”. No obstante, la fecha de entrega del proyecto aún no se ha modificado y el edificio entrará en funcionamiento para el segundo semestre de 2020, la idea es que este importante evento conicida con la celebración de los 60 años de la universidad. 

En este momento al interior del edificio se adelantan actividades de acabados como: pisos, instalación de puertas, mamposterías y redes técnicas. De igual manera, se avanza con el montaje de la estructura metálica en la que se dispondrán espacios de uso común como baños, salas de reuniones, entre otros.

Un elemento que se busca resaltar dentro de su construcción es la propuesta de sostenibilidad con el certificado LEED Gold, la cual garantiza el uso de energías alternativas que mejoran la eficiencia del consumo de aspectos como agua y luz. Esta certificación busca aumentar de manera sustancial la calidad ambiental de los nuevos edificios. Así mismo, espera convertirse en el primer edificio de la ciudad aislado sísmicamente, es decir, capaz de proteger a su estructura del efecto devastador o del impacto que genera un movivimiento sísmico.

La comunidad eafitense y sobre todo la Escuela de Ciencias, se encuentra emocionada por lo que este edificio representa y puede brindar en esa constante búsqueda de excelencia de la mano de la investigación, pues está pensado como el espacio para crear, aplicar y compartir conocimiento. Si bien las expectativas son muchas, lo sueños y logros que espera cumplir cada estudiante dentro de esas paredes es incontable. Buscan que sea un espacio donde el verdadero aprendizaje sea el principal objetivo por medio del acceso a herramientas que permitan entender y, sobre todo, construir mejor el mundo.

Más allá de los nuevos juguetes o ingredientes que va a tener el edificio, los mismos estudiantes resaltan que, si bien en principio será un lugar de encuentro para los que comparten ese tipo de interés, es también la oportunidad perfecta para potenciar y expandir toda la escuela dentro de la universidad. Este es un factor también contemplado en el diseño: que la ciencia salga del mismo edificio. La idea es alzar todo lo que se pueda en vidrio, desde su fachada externa hasta, los espaciós internos, para que se entienda que es un lugar de puertas abiertas y no solo de los científicos, es decir, que transpire a toda la comunidad.   
 
Samuel, estudiante de Biología, dice: “Me emociona mucho que en la terraza va a haber un invernadero en donde voy a poder hacer un montón de experimentos con plantas”. También admira el hecho de que tener un espacio especializado genera la posibilidad llamar a expertos en esas áreas académicas, “atraer a investigadores y profesores que quieran trabajar en Eafit porque ven que tiene, por así decirlo, suelo fértil para la investiagción y para el desarrollo de muchos proyectos”. Así cómo él, un estudiante de Ingeniería Matemática considera que lo más llamativo son las salas de cómputo porque puede conectarse con los últimos avances en investigación.

Si bien su inauguración está programada para este año, es un proyecto que evolucionará con el tiempo y con los avances que se desarrollen en esta voluble época. Igualmente, espera contribuir en la preparación de tanto científicos como seres humanos que al momento de graduarse, salen a edificar la ciudad y el mundo que les rodea.