Cinco nuevos investigadores de EAFIT ponen su conocimiento a disposición de la Universidad de los niños. Desde la ingeniería, las ciencias naturales, la economía, y la arquitectura y el urbanismo, llegan María del Pilar Noriega, Diego Fernando Villanueva, María Paola Podestá, Ximena Covaleda y Alejandro Echeverri, como investigadores invitados a la segunda etapa de la Universidad de los niños.
En su compañía los niños y jóvenes crearán nuevos plásticos, manipularán plantas genéticamente y pensarán cómo usar la creatividad para generar empresas y transformar la ciudad.
La creatividad de María del Pilar al improvisar melodías, con los instrumentos musicales que interpreta, se debe, entre otras, al entorno en el que desarrolló su vida familiar y académica.
De aquellos años recuerda cómo las experiencias durante excursiones ecológicas familiares, y la curiosidad estimulada por los profesores del colegio despertaron en ella el entusiasmo por la investigación.
“Los niños tienen ese componente de curiosidad que es quizá lo más cercano a la investigación y la innovación; sus preguntas son un buen insumo para que luego con una adecuada formación busquen profesiones afines con la creatividad que poseen y la novedad que demandan.”
El taller ¿cómo hacer nuevos plásticos?, del que María del Pilar será investigadora anfitriona en la Expedición a las ingenierías, ofrecerá a los niños y jóvenes participantes la posibilidad de experimentar el uso de insumos plásticos para la creación de nuevos materiales.
“Los participantes van a familiarizarse con las propiedades de plásticos naturales y sintéticos para la creación de uno nuevo. De los participantes surgirán ideas novedosas, que nos aportarán. Los niños son valiosos por su ingenuidad e inquietud”.
Al día de hoy se contabilizan más de 180 millones de hectáreas en el mundo sembradas con plantas biotecnológicas o cultivos derivados de la biotecnología capaces, al igual que las papas, de resistir el ataque de plagas. De este logro es responsable, entre otros, Diego Fernando Villanueva.
“He participado por once años en esta investigación que hoy nos permite entregarle una semilla al productor para que la siembre sin necesidad de aplicar productos químicos para matar plagas; de alguna manera él economiza, protege su salud y no contamina el suelo”.
De su niñez recuerda la obsesión por la naturaleza: observaba inquieto el cambio de orientación de los girasoles según el momento del día; se preguntaba por qué las hormigas transportaban hojas de un lado a otro… La curiosidad era una constante.
“Los niños son curiosos y reclaman conocimiento; llevarlo hasta ellos con un lenguaje simple es posible sin perder el rigor científico como lo propone la Universidad de los niños. Si en mi niñez hubiese participado de un programa así, seguro sería una persona con habilidades diferentes.”
Plantas que se trabajan desde el laboratorio, antes de llegar a la tierra, para otorgarles propiedades especiales esperan a los participantes del taller: ¿Cómo cambiar genéticamente una planta?
“La idea es que ellos descubran que una planta es susceptible de modificación genética con el uso de bacterias, porque en el laboratorio existen técnicas para acelerar estos procesos; queremos que se acerquen a este espacio de trabajo, manipulen, modifiquen, transformen.”
Su investigación se enfoca en las empresas de base cultural y creativa, en las que las personas son el capital de trabajo y la creatividad es el insumo. En Colombia ya hay más de 120, pertenecientes a sectores de artes visuales y escénicas, diseño, patrimonio y editorial.
“Desde el punto de vista económico, la creatividad adquiere un valor cuando una idea, invención u obra de arte genera valor y riqueza, porque hay un público que los adquiere; son intangibles, recrean, expanden el espíritu, divierten, enseñan, producen una experiencia a través de ellas”.
Durante el taller ¿cómo puede la creatividad convertirse en una empresa?, las aptitudes y habilidades serán insumo suficiente para transformar el talento en un producto que atrape la atención de otros.
“Imagino un taller donde los niños y jóvenes tomen el lugar de quién hace o crea y luego va y ofrece su producto, para que los participantes descubran cómo una idea, un talento puede convertirse en una empresa creativa, a partir de las demandas del mercado”.
Un soñador de la arquitectura y el urbanismo aplicados en la transformación de espacios que mejoren condiciones de vida, espera construir con los niños y jóvenes del taller una visión de ciudad a partir de sus imaginario.
“Será muy bonito entablar diálogos con ellos a partir del mapa mental, de lo que imaginan, las rutinas, vivencias, universos y comprensión de formas y territorios que cada uno tenga de su ciudad, esto hará que abunden los lugares comunes a pesar de los distintos que somos.”
Su interés por estudiar las metrópolis se produjo en las clases de historia del arte que recibió en el colegio. Desde entonces reflexiona acerca de cómo la vivienda construye ciudad, y con su participación en el taller ¿cómo transformar mi ciudad?, espera que niños y jóvenes interpreten y cuenten el espacio que habitan.
“Esta es una apuesta muy interesante, porque a partir de preguntas hechas a los investigadores, o que inspiran sus proyectos, es posible crear el hábito y la conciencia de la investigación como camino hacia el aprendizaje.”
Expediciones al conocimiento llega renovada para que en 2013 niños y jóvenes, en compañía de investigadores de EAFIT, sean cómplices de la construcción de conocimiento científico que transforma y desencadena miradas renovadas hacia la transformación y desarrollo social del país.