Un día de proyección
La proyección del 24 de abril fue distinta a las demás. La sala de audición musical del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas era nuestro punto de encuentro habitual. En algunas ocasiones habitamos espacios abiertos de la Universidad EAFIT, pero para ver Los Simpson y Futurama, decidimos ocupar un espacio nunca antes intervenido: la sala de espera del departamento de Cartera en el primer piso del bloque 29, se convertiría en una sala de proyección de series. Mientras las taquillas bajaban sus puertas, nosotros montábamos la pantalla, el videbeam, el sonido y nos sentíamos expectantes ante la respuesta del público para esta ocasión y es que cada proyección es una historia única.
Los sofás verdes formaban una media luna, las luces y televisores que marcan los turnos, se apagaban. “Desde la primera proyección donde vimos Black Mirror estuve presente”, cuenta Miguel Ángel Restrepo, quien para este día de ver Los Simpson y Futurama, actuaría como moderador de la conversación de la que en las ediciones anteriores había participado como público. “Ese día estaba muy estresado porque tenía una exposición del curso de Relaciones Internacionales que duraba hasta las 6 de la tarde y el serieclub iniciaba a esa hora”, relata Miguel. “Además, el espacio de proyección para ese día había cambiado, había muchísima más gente… obviamente yo estaba más nervioso”, añade.
Todos estábamos nerviosos. Los asistentes habituales sumaban de 30 a 40 personas por proyección, pero que los transeúntes del campus vieran que en este espacio pasaba algo totalmente distinto, hizo que la media luna verde fuera insuficiente para acomodar a los curiosos fijos del serieclub y los espectadores espontáneos que querían saber cómo viendo un capítulo de cada una de estas series, íbamos a hablar de la vida y obra de Stephen Hawking. “Es muy grato compartir con desconocidos y en grupo la posibilidad de ver series que uno consume en la intimidad de su hogar, porque esa reunión de personas hace que las emociones, que trasmite todo producto audiovisual, se contagien”, explica Juan David Orozco, quien ha participado como experto en cine y asesor temático de Cuatro Ojos.
“Las sesiones del serieclub permiten una vivencia más allá del contenido mismo porque, ya sea por la temática científica asociada a la serie o a las bondades del lenguaje cinematográfico que tiene ese capítulo, el espectro de los elementos sobre los cuales se discute, se multiplican”, expresa el director de la Comisión Fílmica de Medellín. Y es que los asistentes se multiplicaban, las planillas de asistencia se agotaron al igual que los paqueticos de crispetas; más de 70 personas estaban allí disfrutando las ocurrencias de Homero y de Bender, a la espera de conversar con Juan David, con Miguel y con Jorge Zuluaga, el experto en astronomía invitado ese día: «La gente siente una “extraña” fascinación por lo “incomprensible y los trabajos de Hawking están entre los temas más difíciles de entender de la Física contemporánea.
Aun así, la gente se siente atraída hacia ellos», cuenta el doctor en Física. Tener en un mismo espacio a niños, jóvenes y adultos reunidos por un gusto en común, llenos de comentarios cinéfilos y científicos permitió que una sala de espera fuera un centro de co-creación de conocimiento y de sentimientos. “Hablar de ciencia con la disculpa de la ficción, mediante producciones elaboradas para el entretenimiento y el consumo, que en su construcción implicaron una metodología científica, hace que sea mucho más atractivo acercarse a una serie, teniendo expertos en distintas áreas que puedan encontrarles nuevas formas de verlas, a la que cada uno tiene en su dinámica”, comenta Juan.
Como en esta proyección, cada sesión de Cuatro ojos ha permitido conocer personas, conocer nuevas series, conocer mejor las que ya veíamos y a hablar de cosas que antes no sabíamos que eran ciencia, despertar la curiosidad y sentir que la diversión hace parte del conocimiento. “Para lograr que la ciencia alcance un público muy amplio no solo debemos hacer más asequible el lenguaje sino también flexibilizar los formatos. La gente no necesariamente asiste a conferencias; quieren cosas más frescas, formatos distintos”, señala Jorge.
Miguel, a pesar de haber estado nervioso por la cantidad de asistentes y porque iba a mediar una conversación con personas que admira mucho, disfrutó de la conversación de principio a fin: “siempre he visto Los Simpson y Futurama y había preparado el tema sobre Hawking, además, durante la proyección, Jorge se sentó al lado mío y pudimos conversar previamente, eso me ayudó a sentirme más tranquilo”, expresa el estudiante de Ciencias Políticas y asistente permanente del serieclub.
Luego de ver nueve series, de habitar espacios abiertos y cerrados dentro del campus de EAFIT, de conversar sobre historia, física, política, psicología, ingeniería, cine y sociología en compañía de expertos en cada tema. Luego de comer crispetas y de darle espacio a la curiosidad de quienes asistieron a cada sesión, Cuatro ojos Serieclub continúa juntando miradas.