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Tres migrantes venezolanos que crean sin fronteras

Jóvenes venezolanos en Medellín relatan sus experiencias de búsqueda, crecimiento y trasnformación lejos de su país natal.

​Bao Chaudary, Dixon Sandoval y Frederick González hacen parte de "Crear sin fronteras", un proyecto de la Universidad de los niños EAFIT, la Fundación Casa Tres Patios​, la Universidad de Edimburgo y el colectivo Mr. Klaje en el marco del Programa de Alianzas para la Reconciliación (PAR) de USAID y ACDI VOCA. ​

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“Sin nacionalidad, somos uno": Bao Chaudary


Bao Chaudary es una mujer alta, morena, de cabello largo y una fortaleza casi imbatible. Vivía en el Estado de Anzoátegui, al nororiente de Venezuela, hasta que decidió cruzar la frontera y, como dice ella, hacer el “viacrucis" hasta Colombia, porque sentía que en este país hermano, “las culturas son casi idénticas".

Al llegar a Cúcuta, en el año 2016, le impresionó que abundara la comida mientras en su país llegó a pasar hambre.

“Los tiempos de escasez fueron horribles, han pasado casi 20 años con un gobierno que les quita a los ciudadanos las ganas de soñar. Por eso uno busca otros horizontes", dice Bao.

Así tomó impulso para salir; y aunque estaba asustada y por su condición migratoria irregular no podía conseguir un empleo con todos los beneficios, encontró receptividad en los colombianos que le dieron trabajo. “Sentí un respiro porque había un abanico de oportunidades, sentí la posibilidad de desarrollarme en cualquier área que me ofrecieran".

Bao llegó primero a Bogotá, pero por el clima, decidió trasladarse a Medellín en donde comenzó su nueva vida. Con el permiso especial de permanencia (PEP) pudo empezar a trabajar en lo que estudió: licenciatura en turismo y regencia hotelera; sin embargo, por la pandemia de covid-19 perdió ese trabajo y tuvo que salir a la calle a vender tintos debajo de la Estación Prado del Metro.

Mientras realizaba estas labores, conoció la Mesa de Género de Villa Hermosa, comuna 8 de Medellín, y se involucró con la colectividad. Allí se enteró de “Crear sin fronteras", donde sintió que se le abrían las puertas: “El proyecto es tan bonito, hay una formación que nos enriquece, personas pendientes de que los demás aprendan", afirma Bao, quien asegura que conocer los procesos colectivos y aprender a asumir posturas de liderazgo, la ha transformado.

 

“Es muy importante eliminar prejuicios": Dixon Sandoval


Dixon Sandoval se crio en Venezuela, y aunque travieso, era un chico muy reservado y callado, que prefería ayudarle a su papá en su trabajo y aprender de él diversos oficios. Cuando tenía doce años, comenzó a notar que mucha gente se iba de su país: sus familiares y los pocos amigos que tenía se fueron marchando.

Sin embargo, él y su familia persistían en Venezuela. Su papá era comerciante en Maracaibo, y aunque en principio no les iba mal, con el tiempo y la crisis económica, el negocio ya no dio más. Debido a eso, su papá decidió cambiar de planes y viajar a Medellín, conseguir un empleo y desde allí mantener a su familia.

Un día la situación se hizo insostenible: “una vez duramos doce días sin electricidad, no podíamos más, así que yo salí literalmente huyendo", afirma Dixon quien logró obtener el título de bachiller en Venezuela, en un colegio privado en el cual alguna vez hubo hasta ocho grupos de un mismo grado, pero ahora solo quedaban doce personas en toda la clase.

“Nos vinimos por la trocha, tuvimos que pagar mucho dinero para pasar y vimos cosas terribles, pero cuando cruzamos la frontera estábamos felices; al llegar a Medellín me sorprendí porque nunca había estado en una ciudad tan bonita; mi ciudad lo fue, pero ahora está deteriorada", relata Dixon.

​Desde 2019, Dixon se ha dedicado a hacer algunos trabajos informales porque no ha tenido la forma de estudiar. No obstante, tuvo la posibilidad de participar en “Crear sin fronteras", lo cual ha sido muy valioso para él porque “la gente ha sido solidaria, se promueve la unión de las personas, el no tener prejuicios, y juntos vamos a desarrollar una idea productiva, algo muy necesario para los migrantes venezolanos". Además, Dixon destaca que el proyecto le ha dado la oportunidad relacionarse con otras personas que lo han impulsado a seguir sus sueños.

 

“Este proyecto es una semilla que va a dar muchos frutos": Frederick González


Frederick González salió a los 25 años del Estado de Miranda, al norte de Venezuela, convencido de que la situación en su país no mejoraría. Lleva dos años y cinco meses en Colombia, y aunque no ha sido fácil, la vida en su país tampoco lo era. Allí pudo estudiar hasta cuarto grado de primaria, pero como él mismo dice: “en la vida, nada es imposible". Gracias a su empeño ha aprendido y se ha desempeñado en áreas como la informática, el diseño o la edición de video.

“Si me lo propongo, hago las cosas; la idea es tener amor a lo uno quiera de la vida y esforzarte para hacerlo realidad", dice Frederick.

Para este joven no hay nada más importante que el estar agradecido, y la palabra “gracias" aparece cuando habla de “Crear sin front​​​​eras​", un proyecto que para él ha sido “una semilla que va a dar frutos, una bendición para sacarnos de tantas cosas por las que estamos pasando".

Por ahora, Frederick prefiere no regresar a Venezuela. A Colombia llegó caminando, después de pedirle una “arrimada" a los camiones de la carretera y dormir en las calles. “Yo me relaciono bien con el mundo, porque uno no sabe el día de mañana quién lo puede ayudar y, gracias a Dios me he encontrado con gente buena", afirma.

A Medellín llegó con los pies sancochados. Después de tanto caminar, venía con la idea de trabajar: desde entonces vende helados, bebidas, chuzos y empanadas. También ha sido modelo webcam y diseñador gráfico.

“Sé que, con el favor de Dios, al sacar el permiso especial de permanencia (PEP) llegarán muchas cosas buenas, porque en 'Crear sin fronteras' somos una familia donde he podido compartir, conocer gente que me puede ayudar a hacer realidad mis sueños, y yo he aportado lo que me ha enseñado la vida, mi única escuela", expresa.​​

Conoce más sobre Crear sin fronteras aquí​.