Esta obra desarrolla la hipótesis central de que los graduados constituyen, por su propia naturaleza, un pilar fundamental para la evaluación de la pertinencia y calidad de un programa. Por un parte, proveen información sobre sus trayectorias laboral, académica y social (evaluación viva); por la otra, son personas deliberantes, capaces de emitir juicios sobre el programa cursado y la institución que la ofreció (evaluadores).
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