Hay que preservar y respetar el Acuerdo Final con las FARC en medio de un proceso de confianza que permita una implementación razonable, constructiva, flexible, que admita imperfecciones, mejoramientos imprevistos, incumplimientos puntuales y prudentes. Mi esperanza está en que el proceso político de los próximos años continúe ofreciendo el contexto institucional para que los colombianos nos hagamos cargo de la reconciliación.
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