Omitir los comandos de cinta
Saltar al contenido principal
Inicio de sesión
Universidad EAFIT
Carrera 49 # 7 sur -50 Medellín Antioquia Colombia
Carrera 12 # 96-23, oficina 304 Bogotá Cundinamarca Colombia
(57)(4) 2619500 contacto@eafit.edu.co

Una cuestión de escritura

Publicar es parte clave de la respuesta y un reto constante para los académicos. Kathryn Clifton, experta editorial, devela cómo llevar a buen término un artículo científico.

El Workshop de autor para investigadores tuvo el apoyo de la Dirección de Investigación, la Oficina de Relaciones Internacionales y la Biblioteca Luis Echavarría Villegas. Foto: Róbinson Henao.


Beatriz Elena García Nova
Colaboradora

Ser aceptados por revistas científicas reconocidas internacionalmente es un reto para investigadores que buscan tener impacto con sus publicaciones y una compleja labor en la que ha enfocado su atención Kathryn Clifton, quien pertenece a la American Association for the Advancement of Science. Una entrevista con ella es la oportunidad para hablar de creencias y dudas que inquietan a académicos de diversas áreas en relación con la publicación de artículos.

Es el 9 de marzo de 2017 y acababa de finalizar en la Universidad EAFIT el Workshop de autor para investigadores, un encuentro de toda la mañana con académicos de Medellín. Allí resaltó la importancia de difundir en el idioma inglés, expuso el proceso de presentación de artículos a revistas indexadas y las causas principales de rechazo (plagio, falta de originalidad y mala calidad de la escritura).

​​​

Cuando se hace un proyecto de investigación este debe completarse con la escritura de al menos un artículo: Kathryn Clifton.

​​​


Al comenzar la conversación, bajo los árboles de El Ágora en EAFIT, Kathryn declara que su propósito como investigadora es mejorar el mundo. “No puedo cambiar el mundo, pero sí tener un impacto”, enfatiza quien, además de experta en publicaciones científicas, es Ph.D. en Ecosystem Science and Management de la Universidad de Texas A&M.


El artículo académico

Sin titubear, esta estadounidense que habla español desde los 10 años da su propia definición de un artículo académico: “Para mí es lo que hace la diferencia entre la persona que hizo su trabajo y la que no lo hizo”.

De acuerdo con Kathryn, cuando se hace un proyecto de investigación este debe completarse con la escritura de, al menos, un artículo. Por eso, asegura, no basta con publicar el libro de la disertación doctoral; aunque a veces tome tiempo, en su caso años, el artículo tiene que escribirse.

Sin embargo, no se trata de publicar de cualquier manera ni en cualquier revista. Lo dice quien se dedica a lograr impacto académico mediante la escritura y edición de diversos textos, entre capítulos de libros, informes, artículos de conferencias, revistas y publicaciones científicas que tienen el reconocimiento internacional del Instituto para la Información Científica (ISI, por su sigla en inglés de Information Sciences Institute), así como publicaciones que no cuentan con el respaldo de este instituto.

En este sentido, resalta: “Son muy importantes las publicaciones, pero no todas, sino las que tienen ISI, es decir, un nivel internacional con un valor intelectual que el investigador lleva consigo donde sea que vaya”.

De esto está segura desde la pasantía que hizo, correspondiente a la posición posdoctoral que ocupó en un centro internacional de investigación de las Naciones Unidas llamado International Centre for Agricultural Research in the Dry Areas (Icarda).

Allí debía escribir un determinado número de publicaciones al año, pero no todos sus textos podían ser tenidos en cuenta. Por eso, señala, las publicaciones que tienen más valor internacional son las que le han ayudado más con su carrera.


Su historia

Además de escribir, gran parte de su trabajo como científica asociada en Icarda consistía en revisar muchos artículos. Por eso, cuenta, algunos de sus colegas del centro llegaban a pedirle ayuda con la revisión de sus propios textos.

Kathryn, quien siempre tiene una sonrisa dibujada en su rostro y proyecta una figura delicada, también es enfática en sus consideraciones. Así que les decía:
—La verdad no tengo tiempo.

A lo cuál le respondían:
—Eso solo te toma el tiempo de un cafecito, o máximo una hora.

Quería ayudarles, pero sabía que se trataba de una labor demandante y su responsabilidad número uno era hacer su investigación y cumplir con sus funciones.
Entonces le contó a su supervisor lo que pasaba y él no tuvo problema en ayudarla a lograr un cambio en la respuesta para sus compañeros:
—Me encantaría ayudarte, pero mi tiempo está pagado por estos proyectos. Sin embargo, tenemos disponibles esos servicios, así que habla con mi supervisor.

De esta manera, los investigadores empezaron a invertir para obtener apoyo editorial. Por su parte, Kathryn logró la experiencia que aprovecha en la actualidad para compartir en América Latina, principalmente en México, las mejores prácticas de escritura y publicaciones académicas.

​​​

“En ocasiones el problema que muestra el autor no es hacer buena investigación, sino comunicar”:

Kathryn Clifton.

​​​


De hecho, en Medellín participó como conferencista de la firma norteamericana Enago, la cual se dedica a la edición de artículos en inglés para revistas indexadas y, además, ofrece asesoría para que una publicación logre tener impacto. 


Con esta empresa ella ha corroborado que pocos académicos pueden sobresalir y llegar al punto de no necesitar revisión de sus textos: “Incluso yo que hablo español desde niña necesito revisiones. Entonces, si la mayoría de gente es como yo, es un servicio que no va a desaparecer”.

Errores al escribir

Al preguntarle si hay errores en los que coincidan los latinoamericanos al escribir en inglés, Kathryn explica que sí, pero que no son errores únicos de quienes hablan español.

Creencias académicas

Quién mejor que alguien con experiencia en publicaciones
científicas para resolver las inquietudes. Estas son las consideraciones
de Kathryn Clifton:

¿De un mismo trabajo de investigación, cuántos artículos deberían lograrse?
Muchas personas dicen que tres y siempre he escuchado que así tiene que ser: tres capítulos, tres publicaciones. Sin embargo, aunque no es que no se pueda publicar tres, cantidad no siempre significa calidad. Es preferible, en vez de tres publicaciones de calidad no tan buena, hacerlo en una publicación muy fuerte, de alto nivel y que reúna todo
porque se podría llegar a una mayor audiencia.

¿Se evalúa de manera diferente un artículo escrito por una persona a uno escrito por varias?
No, es lo mismo. Aunque hay percepciones. Por ejemplo, a un investigador que tenía muchísimas publicaciones no le creían porque nadie hace su trabajo solo. Se percibía que no le daba crédito a los demás.

De otro lado, se piensa que si uno tiene 10 autores está intentando aumentar sus enlaces de manera falsa. Es difícil que tantas personas ayuden al mismo estudio, pero puede pasar, puedes demostrar que una prueba fue hecha en 10 lugares diferentes.

¿Las autocitaciones afectan de alguna manera una publicación?
Creo que no están definidas como un problema, pero a mí no me gustan. Para mí una autocitación es válida cuando se cita algo que solo uno ha hecho y eso influencia la pregunta actual. Cuando hay 10 personas que han dicho lo mismo y un autor solo se cita a sí mismo, eso no se ve bien. Se debe citar a los otros, particularmente a quien lo influencia.


Una equivocación frecuente es usar párrafos con muchas oraciones. Y hay mundos académicos en los que funcionan, pero internacionalmente no ayudan: “Si debes leerlo dos veces es señal de que no estás siendo concreto. Da al lector una pausa y haces la transición, en vez de decir una oración muy larga”, recomienda.


Otras dificultades son, por ejemplo, párrafos que no tienen fin, que no haya concordancia gramatical de género al traducir palabras al inglés y el olvido del artículo the. Pero, insiste, es un asunto de las lenguas romances (del francés, del italiano) no solo les pasa a los hispanohablantes.

“En ocasiones el problema que muestra el autor no es hacer buena investigación, sino comunicar”, señala la entrevistada, para quien estos errores tienen arreglo, ya que si al revisar un artículo ve que está mal “empaquetado”, esto no le preocupa tanto porque sabe que hay servicios, entrenamiento o formas de organizarlo y resaltarlo. Si, en cambio, es un texto perfectamente escrito, pero con datos que no apoyan lo dicho, esos datos no se pueden cambiar sin un nuevo análisis, y eso tarda más.

Por otra parte, destaca la importancia de que no haya una sola valoración sobre el escrito, ya que esto puede limitar. Por eso, concluye, el rechazo de una revista no puede tomarse como una opinión definitiva, pues muchas veces sin siquiera leer la carta de rechazo los autores se rinden. Es decir, como no es la única apreciación, no necesariamente se debe rehacer una investigación por eso, podría ser solo cuestión de mejorar la escritura en inglés.

019_1.jpg

Investigadora

Kathryn M. Clifton

PhD en Ecosystem Science and Management de la Universidad de Texas A&M, experta editorial e integrante activa de la American Association for the Advancement of Science. Algunos reconocimientos que ha obtenido son: Spring Field Research Award (2010), Texas Aggie Graduate Grant for Research (2009), NSF G-K12 Fellowship (August 2007-2008) and Best Public Speaker Award, USF Speech Class (2002).