Psicoanalistas de diversas partes del mundo, de varias lenguas y perspectivas culturales, se encuentran cada dos años para preguntarse sobre su quehacer. Son miembros de la Escuela de Psicoanálisis de los Foros del Campo Lacaniano y su misión es, a grandes rasgos, velar por la vigencia del discurso analítico, asegurar el estudio del psicoanálisis y orientar su práctica.
Así, en su quinto encuentro internacional, que se desarrolló en EAFIT los días 14, 15 y 16 de julio, este grupo de profesionales quiso recoger inquietudes sobre su pertinencia actual y traerlas al Auditorio Fundadores para su discusión conjunta. Durante los tres días de encuentro, la escuela tratará de poner en consideración de todos sus miembros el tema del analista como hablante, la ruptura actual de los lazos sociales y los deseos y pedidos del psicoanálisis en la actualidad.
Gabriel Lombardi, analista miembro de la Escuela de Psicoanálisis de los Foros del Campo Lacaniano y secretario del Colegio Internacional de la Garantía, explica los propósitos de este encuentro, en el que también se celebra la IX Cita internacional de los Foros.
¿Cuál fue el objetivo de este encuentro?
"Se trata de un encuentro ligado a una escuela que trata, no solamente de difundir el psicoanálisis, sino de que lo que hacemos sea realmente algo interesante, serio, adaptado al momento actual de la civilización, a la juventud, a los cuestionamientos del presente, a las problemáticas actuales. Así, nos centramos en ver en qué estamos respecto a los pedidos que llegan de la sociedad de ser escuchada, de ser atendida sin medicación y sin electroshock. Los psicoanalistas pensamos que los seres humanos somos seres hablantes, y para tratarlos de la mejor manera posible, organizamos estos eventos de discusión, de control, revisión y cuestionamiento de lo que hacemos".
¿Podría usted explicarle a este medio cómo han trabajado el tema del pase?
"En este encuentro hemos trabajado sobre los dispositivos que existen en el psicoanálisis, particularmente, sobre un dispositivo de control de cómo los analistas llegan a ser analistas, ya que esto no solo ocurre cuando se reciben un título universitario. Convertirse en analista también requiere de la propia formación, del propio análisis. Este dispositivo se llama el pase, y se trata de una instancia inventada por Lacan que estudia cómo alguien llega a ser analista a partir de su propia experiencia de análisis; cómo un analista, a diferencia de otros tipos de terapeutas, debe hacerse el tratamiento antes de llegar a intervenir a otra persona. Esto significa acceder a algo muy importante: la dignidad del ser humano como ser hablante".
En el evento, ustedes también están trabajando sobre los deseos y pedidos del psicoanálisis en la actualidad. ¿Cómo se desarrolla este tema?
"Precisamente este es nuestro segundo tema: qué pasa con el deseo y los pedidos del psicoanálisis en el mundo, cómo es que esto se mantiene, crece, se diferencia de un área cultural a otra, de un país a otro, de una ciudad a otra. Nuestro objetivo es conocer la incidencia que puede tener nuestra escuela en estas demandas de la sociedad de hoy".
Y por último se trabajará en la ruptura de los lazos sociales tradicionales...
"Sí. Este es nuestro tercer y último tema. Trata de los enlaces y descenlaces, de los lazos sociales y de la ruptura de estos lazos sociales. Cuando hablamos de ruptura pensamos, por ejemplo, en alguien que pasa al acto criminal, que desencadena una psicosis, o que se le rompe algún lazo en la vida, lo que hace que ya no sea como antes. Hoy en día este es un tema muy importante, muy presente, porque hay mucha presión de parte de la civilización globalizada para que la gente esté más conectada con su celular y con los dispositivos virtuales, que con los lazos sociales tradicionales, en donde la gente, antes, encontraba su sabiduría, sus aprendizajes, sus raíces. Esta situación, así como puede tener sus ventajas, también conlleva angustias para el ser humano".
Lo anterior, la ruptura de los lazos sociales tradicionales, es uno de los retos actuales del psicoanálisis, ¿podría usted hablarle a este medio de otros de estos retos?
"El psicoanlásis tiene muchos frentes en este momento que tienen que ver con los síntomas y las dificultades. La gente ya no es como antes, hoy en día hay un empuje al consumo, a los consumos normales y también a los consumos patológicos, muchas veces mezclados: por ejemplo, hay consumos que llevan a la obesidad, a no poder parar, a la adicción a los psicofármacos, al alcohol, a distintos tipos de drogas que hacen que muchas veces quien está metido en eso no pueda llegar, siquiera, a formular un pedido de ayuda. Se trata de personas encerradas en una adicción, que no pueden llegar a formular ese pedido de ayuda que podría hacer que un analista o algún otro pueda darles una mano. Es un efecto de burbuja, de aislamiento, un poco incentivado por la civilización actual. Ese es otro de los grandes desafíos del psicoanálisis".