Según Sinek (El juego infinito,2020), contar con un propósito imperecedero nos protege de la incertidumbre, no porque evite que ella toque a la puerta, sino porque estamos atentos y listos para recibirla. Tal vez no sabremos cómo actuar, pero sí qué es lo que debemos hacer. A ese juego infinito, como él lo llama, le atribuyo el hecho de que muchas instituciones de todo tipo, entre las que cuento a EAFIT, hayan actuado conjuntamente, incluso sin ponerse de acuerdo, para mantener y mejorar lo que somos como sociedad durante el año más raro y confuso para la humanidad en su conjunto.
Además de un propósito claro y una causa infinita, como la excelencia académica e investigativa, uno de los rasgos distintivos de EAFIT es el compromiso de quienes conformamos la comunidad universitaria. Todas las instancias y las personas nos propusimos mantener activa la vida universitaria tanto fuera como dentro del campus. Sigue sorprendiéndome el poco tiempo que nos tomó migrar de las clases presenciales a las distintas modalidades virtuales. Visto en perspectiva, los profesores y estudiantes actuamos como esas bellas bandadas de estorninos que se unen y crean figuras distintas sin ningún orden o patrón preestablecido para reaccionar a una perturbación de su entorno. Esto fue posible, además, gracias a la disposición de las distintas áreas de apoyo que adaptaron sus procesos y pusieron al servicio de las actividades académicas, investigativas y de proyección social los recursos necesarios para la continuidad de la vida académica.
El camino no fue fácil, fue fecundo. Aprendimos a responder ante la incertidumbre con prudencia y flexibilidad. Nos cuidamos a nosotros mismos y a los demás no solo manteniendo las medidas de confinamiento y distanciamiento físico, sino poniendo al servicio de la ciudad y del país nuestras capacidades investigativas y reflexivas. Activamos nuestra capacidad para imaginar y crear nuevas formas para potenciar el aprendizaje de nuestros estudiantes sumando a nuestra experiencia las bondades de la tecnología. Ensayamos nuevos métodos para seguir en la senda del aprendizaje colectivo y para aprovechar las oportunidades que el abandono físico del campus nos fue mostrando en el camino.
Ahora es tiempo para la gratitud. Los esfuerzos y sacrificios individuales y grupales nos muestran, de nuevo, que las redes de confianza y del cuidado son poderosas y fructíferas. Digamos con Oliverio Girondo: Gracias […] por el absurdo de hoy y de mañana, desazón, avidez, calma, alegría […].
No recuerdo cuando fue que escuché esta palabra por primera vez; sé que fue hace mucho tiempo, hace quizás un par de décadas o más; pero si me acuerdo de que cuando la oí por vez primera pregunté “qué es eso, qué es resiliencia?”. -- Es la capacidad de recuperarse, de recuperar la forma, de rebotar, como cuando un caucho se estira, que vuelve su forma original… -- Ahhh… Supongo que respondí sorprendido. Hoy sé que la palabra resiliencia en su etimología latina, proviene de “resilio” que quiere decir rebotar, o volver atrás.)
Soy definitivamente una persona diferente a quien era hace un año cuando me confiné en casa, cuando apenas empezaba la pandemia en Colombia. Todos pensamos que sería mucho más corto -los seres humanos tendemos a creer aquello que queremos creer-; sin embargo, los días se volvieron semanas y las semanas meses y los meses se volvieron moles monótonas de tiempo… Hoy con ojos nuevos miro al futuro. Me sorprendo profundamente de la manera en que la humanidad, mi comunidad, mi familia … de mi propia capacidad para reponerme y reinventar mi vida a partir de lo aprendido en estos meses de pandemia. Todos nos hemos reinventado, algunos más que otros; pero todos, absolutamente todos somos distintos. Ahora, 5 conceptos importantes que he aprendido sobre la resiliencia: 1. La resiliencia es un estado mental reactivo creado por la exposición al sufrimiento. 2. La resiliencia puede cultivarse, aprenderse, desarrollarse en nuestra vida personal y en nuestros grupos, llámense empresas, universidades, ciudades o países. 3. Los niveles de resiliencia no están relacionados con el género: hombres y mujeres de todo el mundo tienen casi exactamente los mismos niveles de resiliencia.
4. La edad tampoco parece ser un factor significativo en la capacidad de ser resiliente. 5. El optimismo (basado en evidencia, no irracional), juega un papel preponderante en la resiliencia. Viktor Frankl lo dijo hace ya casi un siglo: Nuestra respuesta al sufrimiento inevitable es una de las fuentes primarias en nuestras vidas de significado, propósito y autoeficacia. El sufrimiento y la dificultad nunca deben esconderse de nosotros. Al mostrarse honesta y claramente a nosotros mismos, revelaremos nuestra mayor fortaleza. La resiliencia, al igual que el coraje, es una virtud que también se afianza colectivamente. Para mi fue un gran privilegio trabajar hombro a hombro, como gerente de EPS SURA con miles de mujeres y hombres en SURA, en Comfama, en las distintas IPS y clínicas, que pusieron la vida de otros por delante de sus propias vidas para superar la pandemia. Hoy soy más resiliente por la inspiración que cada día encontraba en el sacrificio – sacro oficio – de miles de personas. Aprendí que el servicio y la gratitud nos hacen más resilientes a todos.