Una provocadora síntesis de las relaciones entre la fenomenología –“el cuerpo”, de Merleau-Ponty– y la neurociencia –“el cerebro”, de Damasio–. Anuncia la conciencia como una singular estructura disipativa con el poder de transmutar la materia corpórea y la energía vital en información creativa, asimilada al concepto espíritu. Y el humanismo científico del que emerge: una prueba de nuestra evolución.
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