No obstante, las medidas son todavía incipientes, y el índice de rigurosidad de los gobiernos, calculado con la metodología propuesta por la Universidad de Oxford, sigue siendo elevado, como lo muestra la gráfica 32 .
Estamos pues terminando la primera fase de la lucha contra la pandemia, aquella en la que, de manera improvisada, los gobiernos de todo el mundo tuvieron que hacer frente al contagio, mediante medidas restrictivas generalizadas, con considerables costos en términos de la actividad productiva y alta incidencia sobre los grupos menos favorecidos de la sociedad.
En la siguiente fase se trata de mantener el control sobre el contagio, pero al tiempo, liberar las fuerzas económicas, para mitigar los costos del confinamiento, en términos de desempleo, quiebras empresariales y bienestar futuro, y aliviar de esta forma las presiones que han vivido, de manera desproporcionada, los grupos más vulnerables de la sociedad. Se trata ahora, como lo señala The Economist, de “identificar grupos en riesgo; idear y promulgar políticas para ellos; explicarlas para que las personas vulnerables cambien su comportamiento sin convertirse en chivos expiatorios; proporcionar infraestructura vital; y estar listo para adaptarse a medida que se tenga nueva información”3 .
Ahora bien: las consecuencias de la primera fase han sido gigantescas, en términos de crecimiento, de desempleo y de bienestar. El cuadro 1 resume las cifras fundamentales de crecimiento y de desempleo que hasta ahora se han divulgado, aunque claramente los mayores impactos se producirán durante el segundo trimestre del año.
Cuadro 1
Pero sin duda, vendrán cifras peores en el segundo trimestre, hasta que las medidas de reapertura funcionen y empiecen a producir resultados, a partir seguramente del tercer trimestre del año.
El caso colombiano
Las políticas públicas desplegadas en Colombia (y que se resumen en el cuadro 2) han avanzado en la dirección correcta: proveyendo liquidez al sistema y mitigando los problemas más acuciantes de personas y empresas afectadas por la pandemia o por las medidas de distanciamiento adoptadas.
Cuadro 2
Sin embargo, la economía se ha resentido de manera importante en esta primera fase de la pandemia: nuestro modelo Nowcast indica una caída del PIB del orden del 11.5% en el segundo trimestre, pero incluso la revisión rutinaria de pronósticos del grupo avizora una caída aún mayor, como la que se muestra en el cuadro 3.
Cuadro 3
Fuente: cálculos propios.
En cuanto al empleo, se podrían haber perdido en abril cerca de 2 millones de empleos asalariados (1.031 mil calificados, y 955 mil no calificado) y podrían haber quedado cesantes cerca de 1.7 millones de trabajadores independientes (ver cuadro 4). Por supuesto, no todos los empresarios han despedido (o despedirán) a sus trabajadores, así que una apreciación conservadora de impactos, que asuma un 50% de despidos en el sector formal, llevaría a que la tasa de desempleo podría estar en el orden del 21%, si es que la Población Económicamente Activa, que se había reducido sustancialmente en marzo, se recupera a niveles cercanos a los observados en abril del año anterior.
Así, la fase de reactivación es necesaria, y debe ir de la mano de protocolos estrictos, de un incremento sustancial de pruebas, y de un monitoreo permanente de la evolución del contagio. Será decisiva, sin duda, la conducta de los ciudadanos, las medidas que tomen para evitar el contagio, y el grado de cuidado con que se adapten a las nuevas situaciones. Los dos próximos meses nos mostrarán cuán preparados estamos para la nueva etapa de lucha contra el contagio.
Cuadro 4
Fuente: Proyecciones propias, a partir de datos de GEIH.
¿Qué viene después?
Si la reactivación avanza sin rebrotes importantes de la enfermedad, la economía debería empezar a recuperarse en los dos últimos trimestres del año, al menos desde la métrica de cambios del PIB respecto al trimestre inmediatamente anterior. Pero crecimientos reales sólo podrán esperarse para el año entrante, en la tercera fase de lucha contra la pandemia. El cuadro 5 resumen las tres fases, sus objetivos e instrumentos.
Por lo demás, la pandemia cambiará profundamente el mundo en que vivimos. Por lo menos tres cosas fundamentales que van a cambiar en el futuro inmediato:
- La crisis del COVID será el catalizador de la gran transformación digital que se venía preparando.
- Ello abrirá las puertas al mundo de la disrupción, a la transformación profunda de la innovación y el conocimiento.
Y tres ejes temáticos adquirirán un papel protagónico:
- La distribución del ingreso y la equidad.
- La colosal ruptura de las cadenas productivas existentes generará grandes oportunidades de transformación productiva.
- Y la discusión acerca del capitalismo y la democracia.
Pero hay también un gran mensaje: lo que vivimos es, sin duda, la más grandiosa oportunidad de reinvención que han vivido el mundo en las últimas décadas. Habrá que asegurarse entonces de estar del lado de los que inventan el nuevo futuro.
Cuadro 5
Fuente: elaboración propia a partir de Benassy-Quere and Weder di Mauro (2020): Europe in the Time of Covid-19.