Jesús Alonso Botero GarcíaProfesor emérito y miembro del Semillero en Estudios en Coyuntura Económica. Especialista en Política Económica. | jabotero@eafit.edu.co
Los datos de crecimiento del PIB divulgados el pasado viernes, confirman tres cosas: el dinamismo sostenido de la demanda interna, que alcanza su nivel más alto de los últimos cinco años, y que sigue siendo la base de un crecimiento económico relativamente saludable, en medio de las incertidumbres internacionales (gráfico 1); el desbalance externo creciente, que contribuye negativamente en 1.5% al crecimiento a la economía, si se mira desde la óptica de las contribuciones al crecimiento (gráfico 2), lo que envía señales de alerta, por la vía del déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos; y el carácter relativamente balanceado del crecimiento, en la medida en que todas las ramas, con excepción de la construcción, muestran crecimientos positivos, e incluso la construcción, en el último trimestre, se acerca a terreno positivo.
Gráfico 1.

Fuente: DANE.
A la luz de estos hechos, la perspectiva de crecimiento anunciada el Ministerio de Hacienda en la primera semana de Febrero (crecimiento del 3.7% en 2020), luce razonable. Las prioridades, por su parte, son claras: mantener el aporte del consumo privado y de la inversión al crecimiento, canalizando, de una parte, las señales de descontento que se observan hacia formas positivas de participación ciudadana, y preservando, de otra, el ambiente empresarial positivo, que permite aprovechar los estímulos a la inversión; impulsar la construcción de vivienda, para activar el motor adicional de la construcción, en la dinámica del PIB; y abordar creativamente la gestión de las exportaciones, en un entorno internacional complejo, en el que probablemente se debilite la demanda y el precio de nuestro principal producto de exportación, el petróleo. En este sentido, es un momento particularmente complejo en los mercados internacionales, pero probablemente también un momento lleno de oportunidades, en el que el redireccionamiento de los flujos comerciales genera oportunidades nuevas de expansión de algunos productos, especialmente aquellos agrícolas y alimenticios.
Gráfico 2.

Fuente: DANE. Cálculos propios.
Gráfico 3.

Fuente: DANE. Cálculos propios.
El panorama es, pues, en principio, alentador: depender de fuentes internas de crecimiento, en un entorno mundial complejo como el que se observa, es sin duda, muy importante. Pero la agudización del déficit en la balanza comercial (que pasó de US$7.039,9 millones de dólares en 2018, a US$10.769,1 en 2019) pone de presente riesgos que deben atenderse. Es el momento, entonces, de misiones comerciales agresivas, que busquen penetrar nuevos mercados, y que apunten a revertir un deterioro que, si bien no carece de financiación, podría tornarse en un problema futuro.