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Opinión / 09/02/2022

La economía en un vistazo

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​​Foto de Pixabay en Pexels

El panorama internacional pone de presente la percepción generalizada del debilitamiento en la recuperación económica global que, por causas como la difusión del COVID-19, entre otras, no ha permitido compensar la caída del 2020, sobre todo en países emergentes. Colombia por su parte, continúa con una creciente incertidumbre electoral que se suma a las tensiones propias de una economía que crece bien, pero que presenta a la par, elevados niveles de déficit fiscal, y altos requerimientos de capital en su balanza de pagos.​

1.     La perspectiva internacional.

La divulgación, en el mes de enero, de las proyecciones económicas del Banco Mundial1 (BM) y del Fondo Monetario Internacional(FMI), pone de presente la percepción generalizada del debilitamiento de la recuperación económica global que, por cuenta de la difusión de la variante ómicron del COVID-19, de los desajustes en las cadenas logísticas, de la consolidación de las presiones inflacionarias en el mundo, de las tensiones políticas en torno a Ucrania, y del relativamente bajo desempeño de la economía China, se consolida entre los analistas económicos. Ambas entidades están recortando su pronóstico respecto al informe anterior, como lo ilustra la Tabla 1, y ambas advierten, además, que el sesgo dominante de la proyección será negativo, en un entorno económico y político que se antoja complejo e incierto, y que estará signado por el comienzo de una nueva fase restrictiva en la política económica mundial.

​El rebote de la economía global en 2021 fue vigoroso, tras la violenta caída del 2020, pero mientras algunas regiones superaron ya la caída inicial, otras (como Latinoamérica) no crecen suficientemente para compensar la caída, como lo ilustra la Tabla 2. El debilitamiento de las perspectivas en 2022 será por ello un problema de fondo para aquellos países emergentes que, necesitados de crecer más, tendrán que adaptarse a las nuevas condiciones económicas mundiales, en medio de los riesgos emergente que gravitarán sobre la actividad económica global, y que darán forma a la fase final de recuperación económica tras la crisis del COVID-19.

El panorama de riesgos sigue estando afectado por la pandemia. La variante Ómicron ha resultado ser mucho más contagiosa que variantes anteriores, como lo ilustra la figura 1, generando una inevitable carga sobre los sistemas de salud, y restricciones en los mercados laborales y en el comercio, aún a pesar de que la letalidad es menor, y de que se ha dado sin duda reacomodos profundos de los hábitos de vida de las personas.

El ritmo de vacunación que se observa en el mundo es, por su parte, desigual (ver figura 2) y ello eleva el riesgo de la aparición de nuevas variantes. Será sin duda necesario en esfuerzo global de aceleración de los procesos de vacunación para alcanzar un mayor grado de tranquilidad, pero, entretanto, el tema seguirá gravitando sobre el desempeño económico en 2022.​


Pero sin duda, el mayor riesgo para la economía mundial está asociado al proceso de endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos. Datos preliminares del Bureau of Economic Analysis (BEA) indican que la economía creció el 6,9 % en el cuarto trimestre de 2021, consolidando así un crecimiento anual del 5,7 %, frente a la caída experimentada en 2020, del 3,4 % 3. El desempleo llegó al 3,9 % en diciembre 4, aun a pesar de que solo se han recuperado 18,8 millones de empleos de los 22,4 perdidos en la crisis de la pandemia 5, en consonancia con la “gran resignación", el retiro masivo de personas del mercado laboral propiciado en alguna medida por las cuantiosas ayudas y transferencia desplegadas por el gobierno federal hasta septiembre de 2021. Pero al mismo tiempo, la inflación ha llegado al 7 %, disparando las alarmas acerca de su evolución futura.

 


Este nivel de inflación, aunque parcialmente asociado a factores transitorios como los desajustes entre oferta y demanda en la fase inicial de la recuperación, representa un riesgo importante para la formación de expectativas, máxime cuando el mercado laboral luce particularmente estrecho en cuanto a la oferta disponible. El pasado 26 de enero, el presidente de la Reserva Federal Jerome Powell afirmó ver, “bastante espacio para subir las tasas de interés sin amenazar el mercado laboral" 6. Pero el reto de implementar esos aumentos y reducir gradualmente la expansión cuantitativa para controlar la inflación, sin afectar de manera decisiva la generación de empleo y el crecimiento, será el más importante reto que enfrente la política económica en 2022, con amplias consecuencias sobre el funcionamiento de los mercados financieros mundiales y sobre la recomposición de los flujos de capital hacia economías emergentes. Tanto una aceleración inadecuada del proceso, como aplazamientos adicionales a los que ya se advierten en la implementación de medidas contra la inflación, tendrían consecuencias funestas, no solo sobre los Estados Unidos, sino también sobre la economía global, especialmente en la que los cuellos de botella en la oferta siguen generando presiones de costos en todos los mercados.

Los precios de commodities han empezado a ceder a nivel mundial, aunque todavía de manera incipiente: el índice del FMI, que terminó el año 2020 en un nivel de 124,54 (sobre base 2016), está en diciembre en 186,84, tras haber alcanzado un nivel de 192,38 en octubre, como lo ilustra la figura 3, que incluye también el índice de commodities no energéticos, con un incremento anual del 14,6 % en 2021.

Estos problemas se explican, fundamentalmente, por las disrupciones profundas que se han presentado en las cadenas de valor mundiales, en parte por el desacople de China y Estados Unidos, pero también, por los desajustes evidentes entre la demanda y la oferta con motivo de las dificultades experimentadas por la segunda para adaptarse a las amplias variaciones experimentadas por la primera, exacerbadas además por las restricciones productivas que experimentó China por cortes en su abastecimiento energético, y que la llevaron a crecimientos del PIB inferiores al 5 % en los dos últimos trimestres de 2021 . A ello se suman, además, los problemas de las cadenas logísticas, que no han terminado por reacomodarse, con los consiguientes sobrecostos en los fletes y retrasos en los abastecimientos 9.

 

Sin duda, estas tensiones irán cediendo a lo largo de 2022, para llegar a un ajuste razonable en 2023, pero su reversión no será probablemente tan rápida, como para ajustar por sí sola las presiones inflacionarias.

Las tensiones políticas en torno a Ucrania contribuirán por su parte a elevar la incertidumbre, al tiempo que contribuyen también a generar presiones en los mercados energéticos.

El panorama es pues uno de recuperación, pero con un alto grado de incertidumbre y riesgos elevados de que se afecte fundamentalmente su dinámica, por la necesidad de intervenir en el mercado monetario.

1.     La economía colombiana.

En Colombia, la creciente incertidumbre electoral se suma a las tensiones propias de una economía que crece bien, pero que presenta simultáneamente elevados niveles de déficit fiscal, y altos requerimientos de capital en su Balanza de Pagos.

La economía sigue presentando un buen crecimiento: tras mostrar una tasa de variación acumulada del PIB del 10,3 % en los tres primeros trimestres de 2021, el índice de seguimiento a la economía mostró crecimientos del 9,3 % y del 9,6 % en octubre y noviembre, lo que indica que seguramente el crecimiento anual que se anunciará próximamente estará en torno al 10 %.

Pero la economía luce vulnerable, de frente a las condiciones que puedan darse en los mercados financieros internacionales con motivo del cambio de perspectiva de la política monetaria en Estados Unidos. Como lo ilustra la figura 4, el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos se elevó al 6,4 % en el tercer trimestre del 2021, lo que genera un requerimiento importante de flujos de capital, en unos mercados financieros que se reacomodan. Y aunque finalmente se logró tramitar una reforma fiscal (la ley 2155 de Inversión Social), es claro que faltan ajustes ulteriores a las finanzas públicas, dado los niveles de endeudamiento observados10 que deberán ser emprendidas por el próximo gobierno en un entorno complejo, en el que será necesario introducir simultáneamente reformas profundas a los sistemas de aseguramiento social, y propiciar la tan requerida transformación productiva, para repotenciar el crecimiento.

Figura 4.


Fuente: Cálculos propios a partir de datos del Banco de la República y el DANE

Entre tanto, hay señales de alarma, que conviene no perder de vista: el spread de la deuda colombiana, medido por el EMBIG, se ha elevado más que el de los países referentes, como lo ilustra la figura 5: entre septiembre y diciembre se elevó 65 puntos básicos, superando ya el de Brasil, que había estado generalmente por encima del de Colombia.​​

Figura 5.


Fuente: Banco Central del Perú.

La Inflación, por su parte, se ha acelerado considerablemente, cerrando el año en 5,62 %, y ocasionando una vigorosa reacción de Banco Central, que elevó en 100 puntos básicos su tasa de intervención, para llevarla al 4 %, aproximándola al nivel del 4,25 % que tuvo antes de la crisis, entre abril del 2018 y marzo del 2020, en un período en el que la inflación estuvo en promedio en 3,4 %.

Las presiones inflacionarias se explican en parte por presiones de costos externos y por la devaluación observada en 2021, que ascendió al 14,4 %, pero también por los desajustes de oferta y demanda que se presentan con motivo de la dinámica observada en el PIB, y se exacerbarán seguramente por el incremento del salario mínimo del 10,07 % acordado para 2022. El aumento de la tasa de intervención cumple tres funciones, en esas condiciones: enviar mensajes claros acerca del compromiso de la autoridad monetaria con la meta de inflación establecida del 3 % anual, con el propósito de disuadir a los agentes de implementar políticas agresivas de aumento de precios en prevención de escenarios pesimistas de inflación futura; moderar en alguna medida la demanda, aliviando las presiones que se estén generando por la reactivación; y evitar de manera preventiva la pérdida de posición competitiva en los mercados financieros, ante el aumento de tasas de interés en Estados Unidos, con el propósito de evitar presiones adicionales sobre la tasa de cambio.

Por supuesto, tal medida no estará exenta de críticas, especialmente porque el empleo, aunque presenta una mejora importante en los últimos meses, sigue rezagado, en el sentido de que aún no se recupera completamente respecto al nivel previo a la pandemia. Pero dado que la tasa de interés real sigue siendo negativa, y que el aumento de la tasa puede moderar presiones sobre la tasa de cambio, el dinamismo económico observado parece mostrar espacio para este tipo de políticas, sin que el sacrificio que significa en términos de dinamismo exceda en costos los beneficios que resultan de una inflación bajo control.

Sin duda, 2022 representa enormes retos para el manejo económico del país, pero también, significa grandes oportunidades: sólo en momentos de disrupción global de las cadenas logísticas, es posible reposicionar a un país en el mercado global. Las enormes riquezas naturales de que disponemos, deberían ser, por lo demás, una carta ganadora, en un mundo agobiado por preocupaciones ambientales. Ojalá tengamos la sabiduría y la cordura suficiente para navegar con éxito esas complejas aguas.​


Referencias

IMF (2022). World Economic Outlook update. Rising Caseloads, a Disrupted Recovery, and Higher Inflation. 1-15.

  https://www.imf.org/en/Publications/WEO/Issues/2022/01/25/world-economic-outlook-update-january-2022#Data%20Tools


World Bank Group (2022). A World Bank Group Flagship Report. Global Economic Prospects. January 2022. 1-181. https://openknowledge.worldbank.org/bitstream/handle/10986/36519/9781464817601.pdf


World Bank (2022). Global Economic Prospect.

International Monetary Fund (2022). World Economic Outlook Update.​

https://www.bea.gov/news/2022/gross-domestic-product-fourth-quarter-and-year-2021-advance-estimate.

https://data.bls.gov/timeseries/LNS14000000

Cálculos propios a partir de la información del Bureau of Labor Statistics (BLS): https://data.bls.gov/timeseries/LNS14000000

https://www.ft.com/content/0f195295-7ff2-4d0c-b5ce-43aa5a4b1223.​

El denomina “tapering", que tanto inquieta a los mercados.

El crecimiento fue de 4,9 % y de 4 % en los trimestres 3 y 4 de 2021. Dado que el repunte del COVID en el primer trimestre fue elevado (18,3 %), esos problemas no se reflejan plenamente aun en al crecimiento anual, que cerró en 8,1 %, de acuerdo la información preliminar del National Bureau of Economic Statistics.

Los índices de costos de flete marítimo, como el índice Drewry, muestran todavía incrementos anuales del 79 %, aunque muestran también pequeñas reducciones en lo que va corriendo de este año. https://www.drewry.co.uk/supply-chain-advisors/supply-chain-expertise/world-container-index-assessed-by-drewry.

10 A septiembre de 2021, la deuda neta del sector público no financiera ascendía al 65,2 % del PIB, 13 puntos del PIB por encima del saldo un año atrás.






Última modificación: 01/11/2022 18:43

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