La crisis ha golpeado con mayor virulencia a las mujeres y a los jóvenes, como lo ilustran los cuadros 3 y 4.
Fuente: DANE.
Cuadro 4
Fuente: DANE. Cálculos propios.
El empleo de mujeres jóvenes ha caído el 40.4% en el año transcurrido entre julio de 2019 y julio de 2020, y se han perdido 2.557 mil empleos femeninos. El empleo juvenil, por su parte, ha experimentado una caída del 29.6%.
Los más afectados son la población vulnerable: aquella que no cuenta con estudios superiores, cuyo empleo ha caído el 22.5%. Los empleos profesionales han sentido también la crisis, peor en menor proporción: 7.6% para universitarios y postgraduados.
Cuadro 5

Fuente: DANE.
La caída del empleo ha sido particularmente aguda en actividades como comercio, reparación de vehículos, actividades artísticas y de entretenimiento, y hoteles y restaurantes: entre las tres ramas que las agrupan, explican el 32.7% de esa caída, como lo ilustra el cuadro 6.
Cuadro 6
Fuente: DANE.
En cuanto al tamaño de la empresa, la mayor pérdida se ha dado en empresas de más de 10 trabajadores, en las que se ha perdido el 21.7% del empleo. Las empresas pequeñas han experimentado una caída menor, pero también importante, del 17.2%.
Cuadro 7
Fuente: DANE. Cálculos propios.
El análisis por posición ocupacional muestra que, en los dos últimos meses, se ha empezado a recuperar el empleo cuenta propia: en mayo de 2020, respecto a mayo de 2019, se habían perdido 1875 mil empleos. En julio, la reducción de modera, a 905. Pero no ocurre lo mismo con el empleo particular: se habían perdido 2.375 en mayo, y en julio, 2.362. Los trabajadores por cuenta propia han empezado a retornar al trabajo, pero las empresas no han empezado a contratar de nuevo, prolongando de esta manera la crisis.
Cuadro 8.
Lo que sí ha empezado a recuperarse es el tamaño de la jornada laboral: mientras en abril sólo el 30.3% de los ocupados tenían jornadas laborales de más de 40 horas, en Julio ese porcentaje es 44.8%. Está lejos aún de los niveles del año pasado (57.4% en julio de 2019), pero muestra sin duda una demanda de trabajo que empieza a recuperarse en el margen intensivo.
Cuadro 9
Fuente: DANE.
La serie desestacionalizada de ocupados, desocupados e inactivos resumen bien las tendencias señaladas: mientras la caída inicial llevó el empleo de 22.4 millones en febrero a 16.4 en abril (6 millones de puestos perdidos), entre mayo y junio se recuperaron 1.7 millones, pero el proceso parece haberse desacelerado en julio, que sólo mostró 0.2 millones de empleos recuperados.
Cuadro 10
Fuente: DANE.
En cuanto aspectos sociales, el módulo COVID de la encuesta del DANE, muestra algunos impactos importantes de la pandemia: 9 millones de personas han visto reducidos su actividad económica y sus ingresos; 7.5 millones han dejado de pagar facturas y deudas. Ello da una idea de la magnitud de los problemas humanos que se han generado en la pandemia, y del costo social que está imponiendo a la sociedad. A ello se suma que la informalidad ha vuelto a crecer, como lo ilustra el cuadro 12, mostrando la verdadera naturaleza de la informalidad: un recurso de última instancia para sobrevivir.
Cuadro 11
Fuente: DANE.
Cuadro 12.
Fuente: DANE.
El PAEF, diseñado por el Gobierno Nacional como un instrumento de subsidio a la nómina, ha beneficiado a más de 130 mil empresarios, entre personas naturales y jurídicas, entregando cerca de $2,5 billones en subsidios, garantizando ingresos para más de 3,2 millones de trabajadores y sus familias. Y aunque parece haberse quedado corto, a juzgar por las cifras presentadas, es un programa que va en la dirección correcta. Viene ahora la reactivación del bloque de servicios que todavía no está plenamente activo, y el diseño de políticas públicas estructurales, que redefinan el sistema tributario, para adecuarlo a la realidad que la pandemia ha puesto de presente. Pero sin duda, la destrucción de empleo tiene un componente permanente, asociado a cambios estructurales en los patrones de contratación y en el contenido de las actividades productivas: será necesario desencadenar transformaciones productivas profundas que generen nuevas oportunidades productivas, e impulsen el desarrollo del país.