Por: Jesús Botero García
Los resultados del PIB trimestral divulgados por el DANE el pasado 15 de mayo, en la medida en que combinan dos períodos de tiempo claramente diferenciados en cuanto a su dinámica, permiten avizorar el impacto total que experimentará el PIB anual con motivo del COVID-19. Las cifras del primer trimestre se resumen en los cuadros 1 y 2, en los que se destacan la violenta caída de la construcción, la contracción de la minería, de otras actividades de servicios y de la industria, y el exiguo crecimiento del comercio.
Cuadro 1
En lo que respecta a las fuentes de demanda, se destaca ante todo la caída de la Formación Bruta de Capital Fijo, y especialmente, dentro de ella, la caída de la inversión en vivienda y en maquinaria y equipo, y el impacto negativo que experimentaron las exportaciones, con una contracción del 6.1%.
Cuadro 2
Ahora bien: si se considera que los datos mencionados reflejan dos períodos de tiempo claramente diferenciados, el primero, correspondiente a 80 días de actividad económica normal, probablemente caracterizada por una dinámica como la observada en el segundo semestre del año anterior, y el segundo, para los 10 días adicionales del trimestre, profundamente marcado por el COVID-19 y las medidas de contención, puede intentar calcularse la magnitud de shock experimentado por la economía en ese segundo período. Con los resultados de ese ejercicio, y algunos supuestos básicos acerca de los efectos sectoriales de la reactivación productiva, es posible diseñar los escenarios básicos de evolución de la economía que se resumen en el cuadro 3.
Tendremos pues un año complejo, con un decrecimiento importante, y con un efecto considerable sobre el empleo, que puede aproximarse mediante una matriz de contabilidad social trimestral, que refleja la estructura de la economía colombiana por ramas y productos, y que permite calcular los encadenamientos productivos de la economía y los impactos en las demandas factoriales. Los resultados del ejercicio para el segundo trimestre de 2020 se resumen en el cuadro 4.
Cuadro 4
Se podrían perder cerca de 2 millones de empleos asalariados (1.031 mil calificados, y 955 mil no calificado) y podrían haber quedado cesantes cerca de 1.7 millones de trabajadores independientes. Por supuesto, no todos los empresarios han despedido (o despedirán) a sus trabajadores, y el subsidio al empleo contendrá en alguna medida este efecto. Así que una apreciación conservadora de impactos, que asuma un 50% de despidos en el sector formal, llevaría a que la tasa de desempleo podría estar en el orden del 21%.
Un panorama desolador, desde el punto de vista humano y social.